Una hermosa comedia al ritmo de Los Beatles
La nueva película de Danny Boyle imagina un mundo sin John, Paul, George y Ringo en una fábula que apunta directo al corazón
Jack (Himesh Patel) es un músico que sobrevive tocando en pubs y festivales en una pequeña localidad costera de Inglaterra, mientras sueña con hacerse un nombre en la industria de la música. Tras un misterioso apagón planetario, y después de salvarse de morir arrollado por un colectivo, el joven se despierta en una línea de tiempo alternativa donde nunca existieron The Beatles. Un mundo en el que puede presumir de ser el compositor de las canciones más fabulosas.
Richard Curtis, un talentoso guionista de clásicos modernos como Cuatro bodas y un funeral y Notting Hill, es el responsable de esta comedia romántica con elementos fantásticos que atrapa al espectador desde el primer fotograma y lo mantiene con una sonrisa dibujada en el rostro durante todo el metraje. Y es que a la loca idea de un mundo que no ha conocido a los cuatro fantásticos de Liverpool y la astucia de un músico que es el único que los recuerda, le suma una historia de sueños cumplidos, amores imposibles y destinos cambiados.
Y si el guion es efectivo y cautivante, la dirección de Danny Boyle es soberbia (este cineasta no hace nada mal). Desde una puesta que recorre el camino del impostor, azorado al ver lo que las canciones generan en su público, pasando por su relación con una voraz discográfica y desembocando en el famoso precio de la fama que debe pagar, y que implica abandonar relaciones, hogar y hasta raíces.
Además el realizador de Trainspotting hace gala de toda su habilidad para encuadrar paisajes y planos increíbles, cálidos y coloridos, en un montaje que combina vértigo y serenidad. Un film con muchos puntos altos tanto en los rubros técnicos como argumentales e interpretativos.
Himesh Patel a la cabeza del elenco, se luce por la naturalidad y carisma con que se mueve en escena y también por su manera personal de entonar cada clásico de The Beatles. Lily James, con sus enormes y cautivantes ojos, cargados de sentimiento y una sonrisa embriagadora enamora en cada plano que le toca jugar. Por allí también encontramos a Ed Sheeran auto parodiándose -sin sonrojarse- en una participación simpática, y todo un elenco de secundarios notables, cada uno con su momento de lucimiento personal.
Todos las canciones que unen esta comedia musical están colocadas para que la historia avance, nunca suenan forzadas ni alargan la trama, al contarlo el ritmo es tan llevadero que las casi dos horas de duración pasan volando.
Yesterday homenajea y celebra las figuras de Los Beatles de manera más original y fresca que la recurrente biografía fílmica. Es además una hermosa metáfora del poder sanador de la música, y una clara declaración de amor a la banda de rock más importante de todos los tiempos.