El debate que siempre espera Sin caer en convencionalismos ni miradas rígidas, la documentalista argentina pone su experiencia al servicio de un film que retrata varias miradas diferentes sobre el aborto y que intenta terminar con lugares comunes y prejuicios sobre un tema urgente. El comienzo define claramente una toma de posición: “Soy una mujer que decidió decidir sobre su propio cuerpo, soy cineasta, soy la directora de este documental y yo aborté”. Las palabras corresponden a Carolina Reynoso, graduada en la escuela de cine Cievyc y comunicadora social que se propuso realizar el film Yo aborto. Tú abortas. Todxs callamos, en el que siete mujeres (incluyendo a la propia realizadora) cuentan a cámara sus experiencias de haber tenido que realizar un aborto clandestino. Claramente a favor del derecho de las mujeres a decidir la interrupción voluntaria de su embarazo, el documental de Reynoso plantea la necesidad de abrir el debate a nivel público, y parece ser que en la construcción de este largometraje la cineasta encontró una manera de militar por una causa que considera justa. Por eso pone el cuerpo. En la estructura de siete casos testimonian mujeres de distintos niveles socioculturales y con vidas muy diferentes: una ex diputada, una fotógrafa boliviana residente en Buenos Aires, una murguera y ama de casa, una referente de la comunidad originaria mapuche y una madre y una hija, ambas psicólogas de generaciones distintas y pensamientos similares. Uno de los logros de Reynoso es la intimidad que construye, otorgando la confianza necesaria para que sus protagonistas cuenten momentos decisivos en sus vidas. Esa intimidad que adquieren los encuentros se logra plenamente porque cada entrevista está lejos de ser un interrogatorio cerrado y distante, y más bien Reynoso establece un diálogo de igual a igual con cada una de ellas (incluyendo a veces parte de sus propias experiencias), decisión que les permite exponer frente a cámara vivencias muy personales. El film se propone derribar ciertos mitos en cuanto a la práctica del aborto. Para lograrlo, antes de cada testimonio, en un pizarrón imaginario una tiza escribe el mito que se derribará con cada relato. Algunos de éstos son: “Las mujeres que abortan son irresponsables y egoístas”; “Penalizar el aborto sirve para eliminar su práctica”; “La educación sexual incrementa los embarazos no deseados y los abortos”; “Todas las mujeres que abortan son solteras”. Cada experiencia individual derriba estos mitos que, en realidad, más que mitos son prejuicios que no hacen otra cosa que cargar de culpa a las mujeres que deciden interrumpir voluntariamente su embarazo y estigmatizarlas ante una sociedad que muchas veces mira para otro lado a la hora de discutir el tema de la despenalización y legalización del aborto. Si cada experiencia personal ahonda en una determinada problemática, el documental luego se abre a lo colectivo, al otorgarles la palabra a referentes de organizaciones que buscan generar contención y ayuda concreta a partir de la información. Algunos de esos ejemplos son la agrupación La Capitana que realiza consejerías de aborto popular en zonas socialmente vulnerables (uno de los tópicos del documental es la dificultad de las mujeres pobres que no están en igualdad de condiciones a la hora de acceder a la educación y la información). Otro ejemplo de organización es Varones Antipatriarcales, cuyos integrantes se proponen derribar el mito de que “el aborto es cuestión de mujeres”. Los miembros de esta asociación, que funciona en La Plata, hacen hincapié en que en cada aborto hay un hombre involucrado. También hablan referentes de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito que surgió en 2005, cuyo lema es: “Educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar, aborto legal para no morir”. Actualmente tiene representantes en diecisiete provincias. El documental de Reynoso va de lo particular a lo general, como queriendo demostrar que hay condiciones sociales y políticas que pueden favorecer un contexto mejor que el actual, donde la mujer pueda decidir libremente y con acceso a la información. Es un ejercicio más periodístico que cinematográfico, pero este señalamiento no va en desmedro del trabajo de Reynoso que ofrece un amplio abanico temático para entender una problemática sumamente importante, no resuelta y que involucra nada menos que a unas 500 mil mujeres cada año en la Argentina.
Derribando mitos La legalización del aborto, cada vez más instalado en la agenda nacional aunque sin un tratamiento legislativo, es abordado por Carolina Reynoso a partir de la deconstrucción de una serie de mitos populares que no hacen más que estigmatizar el tema sin fundamentación alguna. En Yo aborto. Tu abortas. Tod@s callamos (2013) la realizadora trabaja la problemática a partir de los testimonios de siete mujeres de diferentes edades, clases sociales, culturas, estado civil y hasta procedencia, que se han practicado un aborto en algún momento de su vida por motivos diferentes. Cada uno de esos testimonios servirá para dividir el documental en episodios sobre cada uno de los mitos que lo rodean, pero que en este caso quedará en claro que son totalmente infundados y que tienen más que ver con una estigmatización sobre el tema transmitida por mandatos sociales y familiares que por otra razón. En Argentina se practican 500.000 abortos anuales en condiciones de ilegalidad provocando la muerte a más de 100 mujeres. Uno de los tópicos del film es marcar la diferencia que se produce entre aquellas mujeres que tienen un poder adquisitivo mejor por sobre aquellas que se encuentran en una situación más vulnerable, y que en muchos casos termina siendo realizado por ellas mismas. De este manera se rompe con el mito de que el aborto solo se práctica en las clases sociales más bajas, de la misma manera que lo hará entre solteras y casadas, jóvenes y mayores, profesionales y no. Reynoso contrapone testimonios sobre la experiencia de estas mujeres. y la suya propia, para así terminar con el tabú y cambiar la mentalidad. Tomando una clara postura pero evitando juzgar, Yo aborto. Tu abortas. Tod@s callamos aboga por la libre elección de la maternidad y de abortar, sin importar los motivos que llevan a una decisión que desde la legalidad evitaría la muerte de cientos de mujeres y un negocio millonario para unos pocos. Una película para profundizar un debate que ya debe ser parte de la agenda política nacional.
Terminé de ver el documental y me quedé un largo rato en silencio. Quién no tiene una amiga, familiar, conocida (cercana o lejana), que haya abortado? Muchas veces (o la mayor parte de ellas), no tomamos conciencia de todo lo que implica el acto de interrumpir un embarazo no deseado porque sencillamente, no es nuestro cuerpo. Y todo aquello que no es vivído desde lo físico, a veces no logra el impacto necesario para conmovernos. "Yo aborto, tu abortas, todxs abortamos", viene a ponerle cuerpo a ese vacío. Llega como una propuesta de testimonio, sí, pero en pos de un debate fuerte (el que nuestros legisladores se deben y hay que volver a proponer una y otra vez), en el lugar donde las leyes se juegan y cambian las reglas de juego: la sanción de una norma legal que proteja a quienes quieren decidir sobre su embarazo para que no tengan que acceder en forma clandestina a su interrupción. Y yo entiendo el debate religioso / ético y sus consecuencias. Pero estoy convencido que hay que dar discusión. Hay que informarse, preguntar a los protagonistas que atraviesan esa situación, conocer a fondo la problemática y luego, tomar parte. Porque nunca sabremos cuánto este hecho afectará nuestra vida, o la vida de alguien cercano a nosotros. Carolina Reynoso se hace cargo de que tengamos un material valioso para discutirlo. Ella, junto a otras mujeres ( hay siete en total que vivieron situaciones de aborto) eligen traer la palabra y compartir sus historias de vida, en dicha coyuntura. Como las afectó y modificó sus vidas. Sus palabras suenan fuerte, por lo que traen pero también por la valentía y claridad con que se asumen las concepciones que sustentaron los actos. Esta concepción arcaica que se tiene de la Intervención Voluntaria del Embarazo (IVE) debe caer. Porque el silencio no conduce a nada y si no ponemos voces y reconocemos los emergentes, la realidad seguirá oculta. Y gente seguirá muriendo. El documental presenta testimonios de Ketty, Gladys, Cecilia, Ruth, Relmu (quizás el elemento distintivo del film, con la mirada hacia la descendiente mapuche que se anima a hablar del tema), Verónica y la misma directora, quien también participa para marcar el camino y sentar posición no sólo detrás de las cámaras, sino delante de ella. Mientras escuchaba a las mujeres en el film, también pensaba en los hombres (más allá de que ellos tienen algo que decir y en la película están presentes, los "Varones Antipatriarcales") y su necesidad de vivir una sexualidad libre, apoyando la decisión individual sobre lo que sucede en el cuerpo y creo que "Yo aborto..." se permite también poner su mirada ahí y tener varias concepciones (esto de la distinta condición socioeconómica de las entrevistas es un gran acierto) que comparten eje pero tienen sus matices, todos atendibles y ciertamente potentes. El manejo de la información, la ruptura de mandatos, la dificultad para explicarles a los seres queridos lo sucedido, los riesgos de la práctica en sí, las creencias culturales que afectan a quienes se ven en esta situación... Reynoso registra con simpleza y profundidad. Deja hablar, acompaña, transmite. Guía. Y todos los tópicos van apareciendo y tienen su lugar en este documental. "Yo aborto. Tu abortas. Todxs callamos" es un cinta que conmueve. Y que debe movilizar. Da fundamentos para el debate. Y más allá de lo que creas, o la posición que sustentes, lo cierto es que nuestra sociedad se necesita un discusión seria, amplia y responsable sobre el tema. En ese sentido, este trabajo suma. Y es imposible no acompañar su lucha.
Siete mujeres de distinta edad, condición socioeconómica, estado civil y residencia recuerdan en este documental algunos de los momentos más dramáticos de sus existencias. Todas ellas abortaron en diferentes instantes de sus vidas, entre ellas la directora del film, quien revela que, más allá de que algunas de las protagonistas lo hicieran en condiciones que están muy lejos de lo deseable, todas pudieron "defender lo que es nuestro derecho, decidir sobre nuestros cuerpos y nuestras vidas". Frente a una cámara casi inmóvil, esas mujeres relatan la miríada de circunstancias que las llevaron a tomar la decisión; cada uno de los testimonios busca desmitificar creencias sobre el aborto y humanizar las realidades que viven miles de mujeres que tomaron esa difícil decisión. Asomarse a este documental aparentemente sencillo en su estructura es fijar la mirada en una problemática que Reynoso escudriña en los rostros de sus protagonistas que, sin prejuicios, relatan sus experiencias teñidas de inseguridades, de amores contrariados o de dolores silenciosos. Bien vale, pues, asomarse a este largometraje que trata con angustia y con valentía, así como con datos estadísticos (como que en nuestro país, la primera causa de muerte de las mujeres embarazadas es las complicaciones en el aborto) la necesidad de conocer de cerca esta problemática.