La noche del 30 de diciembre de 2004 fue tan trágica como interminable. Las primeras informaciones en la televisión hablaban de heridos y fallecidos a causa de un incendio en un “boliche bailable” de Once. Pronto se dijo que era República Cromañón el nuevo local de Omar Chabán. Las cifras subían de manera continua. Mis ojos fijos en la pantalla observaban los cuerpos que se ubicaban en filas, mientras ambulancias, bomberos, quienes se acercaban a ayudar o habían logrado salir, corrían por las calles esquivando mochilas y zapatillas sin dueños.