El año pasado se publicó el libro «Yo, Adolescente» de Nicolás «Zabo» Zamorano, el cual relata la vida nocturna y cultural de la Ciudad de Buenos Aires luego de la tragedia de Cromañón en 2005, donde los jóvenes dejaron de poder asistir a boliches o recitales de sus bandas favoritas. En ese contexto, y luego del suicidio de uno de sus mejores amigos, Zabo, un adolescente de 16 años, empieza a registrar todo lo que ocurre a su alrededor en un blog.
Lucas Santa Ana se interesó por esta intensa historia que habla sobre lo que transitan los adolescentes para llevarla a la pantalla grande, aunque por el momento podremos verla en Cine.Ar debido a la pandemia. Una trama necesaria para ser contada, porque si bien muchas veces se habla sobre las vivencias de los jóvenes, no todas lo hacen con tanta honestidad, profundidad y sensibilidad como lo hace «Yo, Adolescente». Se nota que la historia está contada por alguien que sufrió en carne propia momentos dramáticos y que el contexto lo llevó a vivir de una manera particular el amor, las primeras experiencias sexuales, las fiestas, el alcohol y las drogas, pero también cuestiones más ocultas, que muchas veces no se suelen compartir con los demás, como el sentimiento de soledad o la depresión.
La película va transitando distintos tonos de una manera amena; tan cambiante como los propios sentimientos adolescentes. Por momentos es más divertida y alegre, plasmando las fiestas clandestinas o los diferentes romances que va teniendo el protagonista; mientras que también se permite ser más seria, dramática y profunda, tocando temas que seguramente muchos se verán identificados, tanto porque los están viviendo ahora como si lo hicieron cuando eran más chicos. Muchas veces en esa etapa nos sentimos incomprendidos y es positivo ver cómo historias así pueden ayudar a otros a entender qué está pasando y cómo poder hablar con los adultos al respecto.
El elenco es un acierto, con Renato Quattordio a la cabeza, quien se pone en la piel de Zabo, este joven que aparenta estar bien, pero que por dentro transita todas las emociones juntas y no termina de comprender lo que le sucede. Se lo siente cómodo en su rol y transmite mucha credibilidad y naturalidad. Está muy bien acompañado por un elenco principalmente juvenil, que representan a distintos grupos de amigos, quienes también tienen sus propias vivencias.
Su estructura no es del todo lineal, a veces va y viene en el tiempo, y eso puede resultar un poco confuso para el espectador hasta que se acomoda, pero ayuda la narración en off a manos del protagonista para ubicarnos rápidamente en la historia.
Gracias a la banda sonora, la ambientación y la utilización de ciertos objetos, como la computadora o los primeros celulares, la película te transporta automáticamente a los 2000. Al igual que en el libro, la música cumple un rol fundamental dentro de la historia, marcando estados de ánimo, personalidades y un contexto complejo por el que pasaban las bandas y los jóvenes en ese entonces en nuestro país. Una forma más de canalizar las distintas emociones del protagonista.
En síntesis, «Yo, Adolescente» es una buena propuesta nacional, no solo para este grupo etario que se puede sentir identificado con lo que transita el protagonista, sino también para que los adultos puedan adentrarse en ese complejo mundo juvenil. Una historia intensa, tratada con profundidad y sensibilidad, que además está acompañada de un buen elenco y música que nos va a transportar hacia otra época.