Ella es pobre, él es rico; ella quiere amor, él está mal porque vive, parapléjico, en una silla de ruedas. De todos modos, como corresponde al romance, habrán de enamorarse. Sí, tiene todos y cada uno de los lugares comunes de un film romántico realizado a reglamento, pero también tiene a dos actores que parecen darse cuenta de lo que están haciendo -Emilia Clarke y Sam Claflin- y se toman el asunto en serio. Y cuando lo hacen, emocionan.