Al mismo actor le llama la atención. Oscar Martínez un gran intérprete para el drama y es también un comediante sin igual y aunque en nuestro país solo lo llamen para un género, en España lo llaman para explotar esa particular disposición para lo cómico. En esta realización de Santi Amoedo, con guión del director y Rafael Cobos, el humor es negrísimo, sorpresivo y entretenido. Con momentos conmovedores y mucha gracia irónica. A un arquitecto, profesor de la universidad se le muere su esposa y aunque su hija (Malena Solda) le insista, el decide no cumplir con la promesa de llevar las cenizas de su señora al lugar donde nació y donde todos los años veraneaba para visitar a su hermana. Pero la profanación de la tumba es tomada como un “aviso del más allá”, incinera los restos y parte con las cenizas a España. Y al llegar descubrirá que no conocía a la mujer con la que vivió una vida. Todo está hecho a la medida del lucimiento de Oscar Martínez que se luce en el absurdo, que tiene un timming perfecto para el género que hará que el espectador vea todo el film con una sonrisa. Secunda a Martínez, Malena Solda, Carlos Areces, Cris Nollet, José Luis Adserias. Una inteligente reflexión sobre la necesidad de adaptación de un hombre grande que descubre unas verdades que hacen tambalear su vida, sus convicciones y su conservadurismo. Y de la mano de un brillante actor pasar por un entretenimiento bien hecho, bien filmado y que tiene momentos de legítima emoción, delirios y ridículo con una cierta redención posible.