LA NIÑEZ COMO FUENTE DE DUDAS Y COMPLEJIDAD
Después de haber hecho varios cortometrajes sólidos y premiados, Natural Arpajou realiza su primer largometraje. En Yo niña presenta la vida de una niña en una familia que intenta mantenerse por fuera del sistema capitalista. La película es contada de forma atractiva, por la fotografía y por los diálogos que plantea, pero por sobre todo por una visión global que no impone un punto de vista moral.
El film puede dividirse en tres partes bien marcadas. Durante la primera parece idílica la forma en la que viven, principalmente por la belleza del lugar en el que están. Pero a medida que van sucediendo eventualidades se complejiza su visión. Ante ciertas situaciones que dificultan forzosamente su estadía ahí, la familia debe mudarse. El paso por la ciudad, la parte del medio del film, genera un corte en ellos. Aún sin abandonar sus convicciones empiezan a visualizar algunas limitaciones de la forma en la que vivían. La tercera parte del film es la vuelta de la familia al lugar. Estas divisiones no sólo le dan fluidez al film sino que también le permiten repensar diferentes discursos y formas de vivir.
El film genera diferentes climas en los que podemos acceder a una visión más compleja sobre la vida de estas personas. No hay un criterio de verdad que se superponga sobre otros. Se habla del capitalismo, es cierto, y de la dificultad de vivir por fuera de este sistema. Pero la manera en la que se cuenta no sólo es respetuosa sino que permite pensar la problemática desde varios aspectos. La niña es el eje de la complejidad del film. Por un lado, es quien detona varios conflictos por su sinceridad y sus travesuras. Pero, por el otro, siempre pesa sobre el pensamiento de su madre y su padre el hecho de criarla “mal” o de forma perjudicial.
La fotografía es un elemento muy importante para el film. Presenta a Armonía en su esplendor. Es mediante la imagen que accedemos a la magia de los lugares. Se nos habla y transmite un poco cuál es el sentimiento que provoca el desapego de lo material y la conexión con la naturaleza. Por medio de la fotografía los diálogos se completan, mostrando todo lo que no se puede poner en palabras.
La niña, de modo tan desenvuelto y llamativa por su personalidad le permite a la película no caer en el dramatismo. Desde el juego, el baile y su habla, ella brilla por la naturalidad de su actuación. Andrea Carballo (Julia, la madre) también entrega una actualización muy buena, en la que encara a un personaje que explora varios cambios de ánimo. Ella, junto a su esposo (Esteban Lamothe), tienen diálogos de pocas palabras pero contundentes en forma y en las pausas.
Como un último aspecto se puede resaltar la aparición de la artista conocida como Bimbo en el papel de la hermana de Julia. Aquí hay un guiño para los entendidos porque ella hace un papel antagónico a su ideología por fuera de la ficción, aunque en Yo niña lo que se impone es la mirada sobre la infancia como una instancia plagada de dilemas.