Barbie no tiene la culpa
La protagonista de esta ópera prima de la directora Natural Arpajou se llama Armonía, nombre elegido por Pablo (Esteban Lamothe) y Julia (Andrea Carballo), con quienes vive en condiciones poco aconsejables para un niño en etapa de crecimiento, dado que los adultos que conforman su entorno intentan no contaminarse con ninguna regla social y se aíslan en La Patagonia para evadir responsabilidades y dejar librado a la naturaleza y a lo que la naturaleza provea en la aventura del día a día para no perder su falsa libertad. No comen nada que provenga de lo animal y quitan la posibilidad a la niña de cabellera zanahoria -como aquella heroína de la película animada Valiente- ir a una escuela porque pretenden que no viva servil al sistema opresor y tampoco que caiga en las redes del consumismo, el miedo y el control social.
Sin embargo, Pablo y Julia, a quienes Armonía llama por su nombre y no precisamente Mamá o Papá, atraviesan un sinfín de contradicciones, la transmiten sin filtro y comparten todos sus problemas con la niña en un trato casi adulto, muchas veces arriesgado para su escaso nivel de entendimiento.
Sin tomar partido, sin juzgar personajes pero con la intención de respetar el punto de vista de Armonía, la realizadora desarrolla meticulosamente una historia de infancia perturbada, de acuerdo a sus propias palabras reinventa su propia historia y reflexiona entre un ambiente tóxico aunque a la vez rico en detalles, que conforman la crianza de una niña. La falta de experiencia en la paternidad y maternidad también ocupan un espacio en la trama, así como los contrapuntos cuando Armonía no encaja en ningún lugar que no sea ese refugio idílico en La Patagonia.
Es meritorio que en Yo, niña se respete en todo momento el drama disfuncional por encima del descubrimiento de un universo cerrado pero que funciona para el pequeño grupo que lo habita, y en ese sentido el aporte del elenco es sustancial, pues tanto Esteban Lamothe como Andrea Carballo son creíbles y convincentes en sus ideas, y la sorprendente Huenu Paz Paredes entrega con cuerpo y alma un extenso tapiz de emociones y micro gestualidades asombrosas.
Yo, niña es una película sobre la niñez, sobre los adultos niños y sobre los niños que necesitan a veces que no se los trate más como adultos.