La Vie en Rose
Teresa Costantini (Felicitas) realiza con Yo soy así, Tita de Buenos Aires (2017) una biopic de la legendaria actriz y cantante argentina Tita Merello quién falleciera a los 98 años de edad. Con un estilo de narración clásica, la película elige centrarse en los momentos dramáticos de la vida de esta mujer en paralelo con el ascenso al estrellato en el mundo del espectáculo.
La historia no comienza por el inicio pero si desde abajo. La placa “Bajo Buenos Aires” es el primer espacio donde vemos a una joven Laura Ana Merello, antes de llamarse Tita (personificada por Mercedes Funes), bailar entre prostitutas en un antro de Buenos Aires. Ahí conoce a Simón Yriondo (Mario Pasik), un adinerado hombre que la apadrina y permite su ascenso en el mundo del espectáculo. Con este personaje la película inicia la cuenta de los amores de Tita hasta llegar a la conflictiva y recordada relación con Luis Sandrini (Damián de Santo), eje central de la trama.
Yo soy así, Tita de Buenos Aires es una biopic convencional que no escatima en golpes bajos al marcar su ascenso y caída del estrellato. La cuidada reconstrucción de época más que ser realista, está idealizada, y la aparición de personajes de la primera mitad del siglo XX en la Argentina tampoco busca un parecido físico. Desfilan así Carlos Gardel, Juan Domingo Perón, Eva Duarte, y Hugo Del Carril, entre otros. Ninguna de estas elecciones son negativas en sí mismas, ya que la película cuenta el cuento que quiere contar: Una historia sencilla y previsible, guiada por todo aquello que se sabe sobre la vida y obra de Tita Merello.
Si en cambio son cuestionables las elecciones que toma la película. La imagen que deja de la diva es la de una mujer vulnerable, frágil ante las rupturas amorosas y condenada a sufrir las desgracias que le tocó vivir. Una especie de mártir símil a la Edith Piaf de La Vie en Rose (2007). Noción extraña para una mujer que murió a los 98 años.
También resulta paradójico que para contar la vida de la Merello se haya hecho una película, en la cual su carrera cinematográfica queda relegada a un plano menor, con apenas unos títulos escritos a su alrededor mientras canta un tango (los tangos son lo mejor del film). Dicho esto, se rescata la escena en la que sufre junto a Hugo del Carril la falta de trabajo por parte de la industria que ayudó a cimentar, por su simpatía con el peronismo. En épocas como la nuestra, en que se habla de grieta como novedad, no viene mal el reflejo histórico.
De todas las aristas de la vasta vida y obra de Merello, Yo soy así, Tita de Buenos Aires prefiere centrarse en los vaivenes amorosos, con una marcada intención de explotar el melodrama pasional, y dejando para otras versiones la exploración de otras facetas –tal vez más interesantes- de la artista. Desde ese lugar funciona al fin propuesto, a pesar de los recursos trillados que utiliza.