Convincente Funes recrea a la Merello
Lograda versión libre de los comienzos de este símbolo de Buenos Aires, y su mundo de bataclanas, fiolos y bohemios.
Revalida Teresa Costantini su talento como directora y productora. Empeñada motu proprio en una "versión libre" de los comienzos de Tita Merello, ha sabido recrear un mundo de bataclanas, fiolos y bohemios, y ha hecho lucir prácticamente a todos los artistas y técnicos.
Mercedes Funes hace el trabajo de su vida. En ella, las expresiones, la pasión y el timbre de voz de la Merello joven son más que convincentes, y se afirman con un repertorio bien elegido de temas canyengues: "Mi papito" (hábilmente colocado y dispuesto para la polémica), "Qué vachaché", "Yo soy así p'al amor" (no confundir), "Pipistrela", "La muchachada del centro" y el dúo "Ahora te llaman Lulú". La respaldan Mario Pasik (Simón Iriondo, síntesis de los señores que la ayudaron a salir del barro), Damian Di Santo (Sandrini), Esther Goris contenida (la madre), Lucas Rosasco (Discepolín), Javier Pedersoli (Canaro), Magali Sánchez Alleno (la del repertorio francés) y otros, aunque no todos salgan parecidos a sus personajes. Algunos, además, debieron ser doblados, porque daban la expresión pero no la voz. Al respecto, y sin desmerecer el trabajo de Ludovico Di Santo, es una pena que Hugo del Carril hijo no participase del elenco.
Hugo Colace (fotografía), Walter Cornas y Juan Cavia (arte), Carlos Abbate (sonido), Julio Suárez (vestuario), Laura Bua (edición), Osvaldo Montes (música) y demás cabezas de departamentos, no sólo merecen ser destacados, sino también tomados como ejemplo por esta obra que algunos desdeñarán por su estilo "clásico", o porque solo conocen a la Tita Merello vieja. Ellos se lo pierden. Única observación, habría sido bueno un coguionista para pulir el último tercio, hecho a la manera de las viejas películas de tango.