Amar en los tiempos de hoy
El gran Greg Berlanti es un experto en mixturar universos y resignificarlos en nuevos espacios. Con sus series ha logrado mixturar a los íconos de la cultura pop del pasado en las nuevas producciones a su cargo como lo hizo con Mark Hamill en The Flash, con Helen Slater en Supergirl o con Brandon Routh en Legends of Tomorrow. Berlanti conoce el mercado de los consumos culturales populares y no teme jugar con los mismos para lograr el efecto deseado. En este caso para su segunda película ha formado un dream team con jóvenes estrellas del universo de las series como lo son Katherine Langford y Miles Heizer de Por trece razones, Keynan Lonsdale de The Flash y el muy efectivo Nick Robinson en la piel de nuestro atribulado Simón.
Basada en el best seller del mismo nombre de Becky Albertalli y adaptada por la dupla autoral de Isaac Aptaker y Elizabeth Berger (responsables de una de las mejores series del 2017 This Is US) Berlanti nos trae un coming of age perfectamente adaptado a los tiempos que corren. Los adolescentes ya no son llevados por sus padres al colegio, sino que manejan sus propios autos y previo paso por la cafetería de obligada visita se sumergen en el universo escolar tan amado y odiado a la vez.
Simón es un joven que posee un grupo de amigos incondicionales y una familia bastante tradicional y comprensiva. Sin embargo, su vida no es totalmente plena dado que no es del todo honesto con su circuito más cercano con algo que lo condiciona en su vida social: es gay y aún no ha salido del closet. A pesar de lo ridículo y anacrónico de hoy día tener que pronunciarse sobre su sexualidad (más aún en una etapa tan llena de exploración como de pocas certezas sobre las elecciones sexuales). Simón siente que no es sincero con respecto a su actual elección sexual y eso lo atormenta a la vez que lo condiciona por no poder vivir acorde a sus gustos y preferencias, hasta que comienza a intercambiarse mails con un joven anónimo de su colegio que atraviesa su misma necesidad de revelarse y rebelarse frente al mundo.
Con este puntapié inicial la historia recorre todos los elementos que constituyen el género del coming of age con la maestría de los que conocen y disfrutan del mismo. La amiga inefable, el rector molesto, los padres invasivos que intentan estar “en onda”, la historia de amor prohibido, la dictadura de la hormona urgente. Todo está presente en esta película que cumple con la cuenta pendiente de presentar al público masivo una historia de amor gay adolescente y de descubrimiento personal. El film ha logrado un muy cálido recibimiento dentro de la comunidad LGBTQ e incluso de algunos directores como Xavier Dolan quien ha dicho sobre la misma “…Vi tantas películas LGBTQ cuando era más joven, buscando desesperadamente respuestas… La mayoría de ellas fueron brillantes y estimulantes para el joven artista que quería ser, pero dejaron al joven que era pocas esperanzas. Suicidios, corazones destrozados, intimidación, ataques homosexuales… Love, Simon, en toda su seriedad, en toda su normalidad, muestra la lucha por salir del clóset, pero con una conclusión inspiradora para los adolescentes que verán Love, Simon, porque no se sienten ‘normales’. Quizás esto les enseñe que, incluso si su vida no es tan privilegiada como la de Simon, pueden hacer algo al respecto”.
Y este no debe ser un dato menor dado que si bien es cierto que es necesario denunciar a través del arte todas las formas de abuso o de discriminación que padece la comunidad LGBTQ, también lo es que ella también necesita verse reflejada en historias de amor como las que supo darnos John Hughes en la década de los ochenta. Es por ello que Yo soy Simón es un perfecto coming of age con un protagonista gay que logra generar una empatía automática y enseñarnos que todos somos capaces de vivir una historia de amor que soñamos.