Es un poco complicado comenzar a hablar (o en este caso escribir) sobre Yo soy Simón sin antes hacer una pequeña salvedad/aclaración.
En estructura, desarrollo y puesta es una película coming of age común y corriente, y ya hemos visto muchas veces algo así. Pero no podemos ignorar el hecho que trate sobre un personaje gay, justamente porque la historia gira alrededor de ello.
Así que nos encontramos ante una historia original pese a no serlo. ¿Se entiende?
Tomaré como ejemplo a la reciente nominada al Oscar Llámame por tu nombre. Que también es una coming of age, y también gira alrededor de una historia de amor entre personas del mismo sexo.
La diferencia radica que en aquella película no había un alegato per se, sino que este ocurría como consecuencia. Primaba la relación entre los protagonistas, su deseo, la sexualidad y la complicación de su vínculo en un pueblo italiano en la década del ’80.
En Yo soy Simón, hay una declaración de intereses desde el vamos porque la película imita en todo a una cinta de John Hughes pero reemplazando la famosa fórmula “boy meets girl” (chico conoce a chica) por “boy meets boy” (chico conoce a chico).
Y está perfecto que así sea. Es necesario y lo celebro. Necesitamos más de estas historias como espectadores.
Ahora bien, también sucede que nos encontramos ante una magnífica coming of age. Tiene todos y cada uno de sus elementos bien explotados, y todos los clichés bien aprovechados.
Gran elección de casting la de Nick Robinson, a quien ya vimos laburar en roles similares pero “más clásicos” en The kings of summer (2013) y Everything, everything (2017), y de talla más comercial en Jurassic World (2015).
Lleva muy bien toda la película. Le creés. Su papel en apariencia es fácil, pero requiere de buena pasta actoral para sobrellevarlo de esa manera.
Lo mismo sucede con su familia: Jennifer Garner ya se ha convertido en una “buena madre cinematográfica”, rol que le sienta cómodo y que aquí explota bien.
Pero el que sorprende es Josh Duhamel, a quien estamos acostumbrados a verlo en otro tipo de roles. Aquí es el protagonista de la escena que más te moviliza.
En cuento a los amigos de Simón, casi todos están bien, pero se quedan atrás por momentos. No por los actores sino por el rol que se les dio. Incluso a Katherine Langford, muy popular por ser la protagonista del hit de Netflix 13 reason why.
En cambio, Keiynan Lonsdale (de la serie The Flash y la saga Divergente) directamente es malo actuando. No le creo nada nunca y aquí no es la excepción.
El director es Greg Berlanti, amo y señor de las series en Warner, responsable del llamado “Arrowverse”, y quien le ha dedicado gran parte de su carrera a explorar los sentimientos de los adolescentes.
Hacía varios años que no dirigía una película, la última que había hecho fue Bajo el mismo techo (2010). Buen film que balanceaba la tragedia y la comedia.
Ahora no repite fórmula pero se centra en los sentimientos como base de su relato con una narrativa muy simple.
Su trabajo es correcto, pero no deja de ser un telefilm.
Yo soy Simón es una muy buena película. Te divierte, te emociona y te hace reflexionar.
Soy amante y experto sobre este género y me hubiese encantado tener más exponentes así, sobre diversidad, pero de corte comercial, en los ‘80s y ‘90s.
Pero bueno, mejor tarde que nunca.
Traten de no perderse esta película.