Identidad y búsqueda sexual
Dentro del género coming of age, Yo soy Simón (Love, Simon, 2018), de Greg Berlanti, transita su narración entre lugares comunes con la convicción de establecerse como una película generacional de referencia sobre la identidad y búsqueda sexual para los millenials y subsiguientes.
La adaptación cinematográfica del best seller de Becky Albertalli se centra en Simón (Nick Robinson), un joven diez en todo lo que se propone, buen amigo, mejor hijo, fiel hermano, excelente alumno, pero que tras todas esas cualidades y características se esconde un secreto que lo angustia y lo lleva siempre a replantearse su existencia: revelar o no su orientación sexual.
El dinámico relato buscará, entre la posibilidad de contar y el conocimiento del espectador sobre su identidad, la tensión necesaria para avanzar con el conflicto y generar el cliffhanger necesario para mantener el interés hasta el último momento de la propuesta. La duración, excesiva, juega en contra a la transmisión sólida y potente del mensaje: la posibilidad de aceptación propia y luego de los demás, de la intimidad y la sexualidad.
Greg Berlanti plasma en una primera parte de Yo soy Simón las características del protagonista, su entorno familiar y el estrecho vínculo con sus amigos, como una manera de ir sembrando los cimientos sobre los cuales la pena de Simón por no revelar aún su verdadera orientación sexual configuren el principal obstáculo para el joven. En el segundo segmento, el guion profundizará, con el contexto ya planteado, cómo un posteo en un blog escolar dispara un intercambio de mails. Todo se complicará cuando alguien encuentre, por casualidad, el ida y vuelta de mails, y decida chantajear a Simón para conseguir su propio beneficio.
Con un elenco de actores provenientes, en su mayoría, de series y películas pensadas para público adolescente, el principal logro de Yo soy Simón es el de trabajar con la identidad sexual en el marco de un gran estudio como Fox. Los logrados trabajos de intérpretes secundarios (Tony Hale, Natasha Rothwell), y el humor que sobrevuela la historia de búsqueda de Simón, son los puntos más interesantes de un film que refuerza su origen buceando en clásicos de los años ochenta de John Hughes algunas referencias, y las traslada a la actualidad, con una banda sonora efectiva y un mensaje sanador acerca de las personas y sus decisiones pero que se queda a medio camino con su puesta casi televisiva y débiles actuaciones protagónicas.