El mundo ama un escándalo de alto calibre, historias truculentas que son la comidilla de tabloides ansiosos por explorar cada recoveco de una controversia o tragedia. En 1994, la ruda patinadora Tonya Harding se convirtió en el eje mediático por excelencia al verse involucrada en una de las historias deportivas más recordadas por el público en general. El tríptico de director Craig Gillespie, escritor Steve Rogers y actriz Margot Robbie se unieron para contar la tragicómica historia de Harding, en una biografía diferente a todas las correcciones históricas con las que siempre cuenta el subgénero, y así crear una bella anarquía fílmica.