Craig Gillespie es un realizador americano que ha servido a grandes estudios para narrar historias convencionales, anodinas, plagadas de valores y del american way of life. Por suerte en esta oportunidad patea el tablero tomando uno de los casos mediáticos más explotados, buscando una voz propia en su progresión.
Margot Robbie (también productora) se desnuda en cuerpo y alma para construir a la patinadora del título quien a pesar de los esfuerzos descomunales que realizó para ser la número uno del mundo, debió luchar contra sus propios fantasmas vinculares para salir adelante. Disruptiva, ingeniosa, ácida, políticamente incorrecta, una pequeña gran película que se apoya en las grandes actuaciones de Robbie y los secundarios Allison Janney y Sebastian Stan para reforzar su propuesta.