El cine de terror no parece estar encontrando buenas ideas últimamente, y fluctúa en general entre la remake/refrito y la copia de argumentos ya existentes, todo condimentado (en los mejores casos) con muchos sobresaltos. Yo vi al diablo de Kevin Greutert no es la excepción a esta regla.
Eveleigh y su marido se mudan a una zona de viñedos para comenzar a armar su familia a la espera de un futuro bebe. Misteriosamente, Eveleigh comienza a ver visiones, o lo que parecen serlo, que según una vecina, están relacionadas con hechos violentos acontecidos anteriormente en la casa. Así, amenazada su residencia y su familia, Eveleigh comienza a enfrentar a la presencia que la atormenta.
Ese es básicamente el argumento de esta película que no aporta nada nuevo al cine de terror y que en ningún momento llega a generar el clima suficiente como para que los sobresaltos lleguen siquiera a mellar al espectador.
Actuaciones muy flojas acompañan una estética que no se termina nunca de definir, por momentos parece Poltergeist, por momentos apunta al naturalismo de Te Sigue, pero en ningún momento logra meter al espectador en la remanida y reciclada trama.
Un producto menor que llega a las salas y que solo interesara a los fanáticos acérrimos del género, que muestra en este tipo de productos, que la ausencia de ideas es su principal enemigo.