El arte de lo irrisorio
Cada año se estrena una gran cantidad de películas de terror, pocas son realmente buenas y la variedad de oferta ya empieza a cansar a los espectadores, incluidos a los fanáticos del género. Yo vi al diablo no es la excepción.
Eveligh (Isla Fischer) sufrió un grave accidente de tránsito, su recuperación fue larga pero ahora se encuentra bien y está embarazada. Es por esto que junto con su marido David (Anson Mount) se mudan a un viñedo situado en un pequeño pueblo. Una vez ahí Eveleigh comienza a escuchar extraños ruidos y a tener visiones de una aterradora figura encapuchada. Nadie más lo ve ni lo oye, ni siquiera su marido, que cada vez está más preocupado por ella por lo que lleva a frecuentes visitas al Dr. Mathinson (Jim Parsons) y un grupo de gimnasia prenatal donde conocerá a Sadie (Gillan Jacobs), quien se convertirá en la amiga que intentará mantenerla con los pies sobre la tierra. Desesperada por demostrar su cordura, investigará el misterioso pasado de la viña, cosa que puede traer grandes riesgos en su embarazo.
Con un argumento repetido por demás, no se las ingenia para diferenciarse en algo que la saque de ese molde y hace lo mismo de siempre, sobresaltos que buscan asustar, la música que sugiere que algo se aproxima y una forzada vuelta de tuerca que de tanto usar el recurso ya casi se espera eso que en los últimos minutos va a sacudir todo.
La elección de los actores es algo rara ya que Isla Fischer, Jim Parsons, Eva Longoria y Gillian Jacobs suelen hacer producciones dentro del género de la comedia. No son malas interpretaciones pero se nota que “hacen lo que pueden” siendo lo más correctos que pueden. De hecho los personajes de Parsons y Longoria son bastante flojos desde el guion mismo, cosa que tampoco ayuda a que brillen esos escasos minutos en pantalla.
Kevin Greutert, director de varias películas del género como El juego del miedo VI (SAW VI, 2009) y El juego del miedo 3D: El capítulo final (SAW 3D, 2010) es el encargado de ponerse detrás de cámara y como bien lo demuestra en la saga de El juego del miedo es bueno retratando las atrocidades en pantalla pero no creando climas y sugiriendo. Escrita por Lucas Sussman y L.D Goffigan, parece que lo hicieron a las apuradas cuando se dieron cuenta que había que ponerle un final a la historia.
Yo vi al diablo (pésima traducción de Visions, tal es su nombre original), es un proyecto sin corazón que no decide el rumbo a tomar, por un lado parece ser una de fantasmas, después pasa a ser terror psicológico, para terminar en algo que intentó ser un thriller.