No voy a engañar a nadie: Yo vi al diablo (pésimo título que le pusieron a Visions, cuya traducción sería “Visiones”) es una más de las tantas películas de terror que llegan todos los meses a la cartelera y que no se destaca por nada salvo por un par de nombres en su afiche. Pero esto no significa que gran parte del público no vaya a disfrutarla.
Como ya he escrito en reiteradas oportunidades, a los argentinos nos encanta el terror, es un género ideal para ver en citas y con amigos. Por lo que hay una necesitad constante que la cartelera de este género se renueve y por lo tanto hay un nicho muy fiel.
Ese nicho (que no es experto pero que consume mucho terror) disfrutará bastante esta propuesta al igual que el espectador ocasional que ha visto muy poco.
Todos los condimentos están ahí: los sobresaltos, la intriga y las conjeturas que nos podemos hacer y que luego nos sorprenden con giros en el guión hacia el final (lo más destacable de la película).
El elenco es muy cuestionable, Isla Fisher no lleva bien el protagónico y se la nota fuera de código en varias escenas. Lo mismo sucede con Jim Parsons.
Y el rol -en realidad pseudo cameo- de Eva Longoria es inexplicable.
El director Kevin Greutert viene del palo del terror: se hizo cargo de dos de las entregas de El juego del miedo y Jessabelle (2014) y aquí lo vuelve a intentar. Si bien es el mejor de sus laburos, no logra salir de la repetición e innovar.
En definitiva Yo vi al diablo es una película de terror más, una del montón, pero que los que consumen mucho el generó la disfrutarán.