Amiguitas
El filme observa como las niñas ven desde su óptica a los mayores en tensión. Hay emociones que son y no precisan de explicaciones.
Hay un tiempo en la vida en que uno descubre que hay una relación que empezamos a forjar y será muy importante. Esa relación es la amistad. En nuestra infancia aprendemos que hay personas que no son familia pero por las que haríamos cualquier cosa, y ellos por nosotros. Yuki y Nina están transitando ese momento. Viven en Francia, tienen 9 años y lo hacen todo juntas. Pero los incomprensibles mayores intervendrán y habrá que inventar una forma de vencer los obstáculos.
Los padres de Nina están separados, los de Yuki comienzan a separarse pero cargan con otro problema. La mamá es japonesa y el papá, francés. Y ambos resuelven que madre e hija regresen a vivir a Japón. Las niñas no saben de amores que se terminan, de familias disueltas, de diferencias culturales. Primero cuestionan el accionar de los adultos, luego intentan con cartas de amor y fórmulas encantatorias, mas la separación de las amigas se intuye inevitable y entonces asoma la huida y el bosque surge como portal mágico y puente fantástico a la vida que se desea.
El filme cuenta con sutileza y delicadamente este sucederse. Observa a las niñas y sus miradas, ve desde su óptica a los mayores siempre en tensión y sin saber cómo resolver la ruptura de la mejor manera posible. Desarrolla un guión armado de cotidianeidades que van componiendo, a través de esos retazos, el rompecabezas final, no sin antes sumergirnos en un mundo de fantasía -lugar al que el cine suele recurrir, y mitificó, como el método infantil para “solucionar” los problemas-, que sumado a lo oriental ofrece otra mirada, una ambigua, que deja flotando nuevas posibilidades, la incertidumbre y el sueño.
Nobuhiro Suwa e Hippolyte Girardot dirigen a dos manos y cruzando dos mundos una sencilla y emotiva historia que presenta personajes creíbles y queribles pero quizá abusa un poco de esos “trucos” a los que son tan afectas las películas festivaleras. De a ratos se asoma un cálculo inocultable que no afecta profundamente el resultado final pero no permite que uno aprecie la cinta sino a través de un ejercicio puramente racional. Digo, hay emociones que son y no precisan de explicaciones mi necesitan tantos entendimientos.