Vuelo bajo
Aparte del humor irónico y maleable, si algo distingue a los films de animación de Disney, Fox y Dreamworks es su voluntad para evadir lugares comunes y perfilarse como favoritos para público de cualquier edad. Nada de eso ocurre con esta producción sudafricana, que es obvia hasta para elegir (y diseñar) el escenario: las cataratas Victoria, en la frontera de Zambia y Zimbabue. La película sigue al halcón Kai, su padre Tendai y otras aves que se reúnen en un baobab, árbol característico de la zona. Huyendo de un par de buitres, Kai vuela junto a una imaginaria especie de elite avícola, los huracanes, y así llega a Zambezia, suerte de edén africano. Kai se enamora de Zoe y pasará por distintas pruebas hasta ser aceptado en la elite de Zambezia (el rito se consuma con un anillo en las garras), mientras, al otro lado de la frontera, Tendai cae presa de los buitres y el peligroso reptil Budzo que, disconforme con su estatus de outsider, planea una invasión sobre la idílica Zambezia. Pese al cuidado para reproducir las diferentes especies de la zona y pese a algunos diálogos ingeniosos, la película es por demás llana, tanto en el guión como en la caracterización de los personajes (por no hablar de esos gestos y detalles a los que el cine de animación nos tiene acostumbrados). Apenas un aperitivo hasta la próxima Madagascar.