El apocalípsis será zombie o no será
Es curioso el marco de contemporaneidad en el cual llega a materializarse una secuela como Zombieland: Tiro de Gracia, que llega exactamente 10 años después de Zombieland. El éxito de la original y su status -para algunos- de culto ayudó a cimentar una nueva era de historias sobre muertos vivientes tanto en la pantalla grande como en la chica y en otros medios periféricos al entretenimiento como los cómics, los videojuegos e incluso ese nichos curiosos y de corta vida como fueron las novelas de ficción histórica. Decimos que el marco actual es curioso porque cuando los no-muertos parecen haber perdido la batalla de la popularidad a manos de los superhéroes, llega una nueva historia de este cuarteto accidental que busca la mejor forma de pasar el tiempo en un planeta devenido páramo post-apocalíptico.
Sin dudas el mayor atractivo es la vuelta del elenco original compuesto por Woody Harrrelson, Emma Stone, Jessie Eisenberg y Abigail Breslin; quienes curiosamente fueron nominados a premios de la Academia por diversos trabajos (Stone la única ganadora) tras su primer experiencia juntos. Una cuestión que de primera impresión parecía dificultar aún más un potencial reencuentro, pues el stardom de cada uno se confirmó o aumentó desde aquel entonces.
La historia es retomada algunos años después de donde nos dejó la primera parte con Tallahassee, Columbus, Whichita y Little Rock aún juntos y buscando el mejor rumbo después de que el apocalípsis zombie diezmó por completo nuestro planeta. Una marca característica de la lógica interna del universo Zombieland es que, sin importar la cantidad de años que llevan juntos, siempre algún integrante del grupo siente la necesidad de abandonar la seguridad de esa unión, y de tal forma resulta que los engranajes de la trama se ponen en movimiento. Esta vuelta la que siente la necesidad de abandonar el nido es la joven Little Rock (Breslin), quien vuelve a la ruta con el deseo de insertarse en una suerte de comunidad hippie aislada, supuestamente a salvo de la amenaza zombie. Es así como el resto del grupo emprende viaje para buscarla, topándose con tantas complicaciones como situaciones cómicas cabían en el guión.
Según el cristal con el que se la mire, Zombieland: Tiro de Gracia es una película construida de forma inteligente. Porque si bien es evidente la intención de copiar la exitosa estructura previa, sabe agregar pequeñas modificaciones que le dan la frescura necesaria como para entretener de manera lo suficientemente digna durante poco más de noventa minutos. Algo similar sucede con la construcción de personajes: además de aquellos que ya conocemos, se agregan nuevos cuya función primordial no es romper ningún paradigma ni transformar la estructura de base; simplemente están ahí para evitar la monotonía, refrescar el aire y convertirse en escapes cómicos ante un espíritu “repetitivo” que por momentos parece sobrevolarlo todo.
No es difícil decodificar ciertos guiños al estado actual de la política y de la sociedad norteamericana en la era Trump: por momentos parece transmitir la idea de que la violencia y aquellos que la ejercen son a veces un mal necesario, cuyo objetivo es proteger al supuestamente débil o inocente. No conforme con eso, el film arranca con una secuencia que nos muestra a los cuatro protagonistas viviendo en una devastadísima Casa Blanca, consecuencia de años de abandono post-apocalíptico. El humor y el sarcasmo son las herramientas a través de las cuales se manifiesta esta ideología, si bien no termina de quedar muy claro de qué lado del chiste están parados los autores, o si la ambigüedad es a propósito.
La autoconsciencia y el sentido del humor con los que este segundo capítulo se ríe de sí mismo y de los lugares comunes que ayudó a cimentar en el cine zombie de la década es sumamente destacable: desde el safe haven donde supuestamente todos estarían a salvo hasta las referencias al shopping de El amanecer de los muertos (entre muchos otros guiños a George A. Romero). El chiste interno como forma de retroalimentación también es otra de las herramientas de las que se vale para agregar un poco de brillo extra a cada escena.
Zombieland: Tiro de Gracia es una película que conoce muy bien a su audiencia y sabe con que bueyes está arando. A pesar de que por momentos se le notan algunos hilos, cumple la función de expandir su universo y compensar la falta de originalidad gracias al carisma de un elenco principal que sigue funcionando de forma eficiente como conjunto.