Sin llegar al nivel de la excelente comedia original, esta “Zombieland: Tiro de gracia” es rápida, divertida y truculenta. La historia encuentra a los mismos personajes del film anterior buscando un lugar donde puedan sentirse seguros, y lo encuentran en Washington DC, en la Casa Blanca. La vida de los protagonistas podría seguir ahí muy tranquilamente, ya que no hay manera que entren los zombies, pero la inquietud femenina complica las cosas, y de golpe la adolescente del grupo se ve perdida en algún punto de los EE.UU. junto a un hippie pacifista –algo complicado en medio de un Apocalipsis zombie-, camino a Memphis para visitar Graceland, el santuario de Elvis.
En el camino, Harrelson y Eisenberg se encuentran con un nuevo tipo de zombie más resistente al disparo en la cabeza, y también en un museo de Elvis conocen a Rosario Dawson, una gran adición al equipo original. Hay muy buenos gags y un elaborado trabajo visual, pero lo que le falta al director Ruben Fleischer es darle una verdadera trama a los distintos episodios, que culminan en una comuna hippie; de allí que la película se puede describir como una serie de anécdotas unidas por los mismos personajes.