Los actores son todos geniales y tienen el coraje de tomarse esta tontería explícita y bien hecha con la seriedad de los grandes comediantes.
Hace diez años, Zombieland fue un pequeño éxito y un gran film de culto. Era una comedia sobre el paso de la adolescencia a la adultez en medio de un apocalipsis zombie, que creaba cuatro personajes hermosos. Los cuatro vuelven y esta secuela se hace cargo de que pasó una década.
También se hace cargo de que en esa década existe una película llamada “Zombieland” que se volvió de culto. Así que opta por algo divertido e inteligente: continuar con la broma, dejar que esos personajes vuelvan a acompañarnos, desnudar sus conflictos y llevarnos a un muestrario de muertos vivos que es metáfora de este mundo inmerso en la “idiocracia” que nos toca ver en todas partes.
Los actores son todos geniales y tienen el coraje de tomarse esta tontería explícita y bien hecha con la seriedad de los grandes comediantes, y se nota que quieren mucho este mundo loco, surreal y cómico. Gran combinación de amabilidad y cabezas reventadas.