Familia Ensamblada
Contra toda expectativa, el disfuncional grupo se mantuvo unido durante años y se volvieron expertos en sobrevivir al apocalipsis zombie, el cual lejos de mejorar se convirtió en el nuevo estándar establecido del mundo.
Luego de una rápida presentación poniendo al día del progreso en ese tiempo intermedio, más una escena de créditos a pura violencia y Metallica, Columbus (Jesse Eisenberg), Tallahassee (Woody Harrelson), Wichita (Emma Stone) y Little Rock (Abigail Breslin) parecen haber encontrado al fin un refugio donde pueden disfrutar de una vida relativamente cómoda y segura.
Una tranquilidad que les permite también revivir sus conflictos internos, empujando a las dos hermanas a volver a ansiar la libertad de vagar sin el lastre de sus acompañantes. Especialmente, la ya casi adulta Little Rock, empieza a sufrir las consecuencias de haber pasado toda la adolescencia sin conocer gente de su edad: necesita rebelarse contra esta familia que puede llegar a resultar agobiante.
Más por esa necesidad que por conocer a su primer amor adolescente (un hippie pacifista que increíblemente logró sobrevivir todo este tiempo), es que la joven escapa buscando su propio destino, para desesperación del resto del grupo. Salen en su búsqueda preocupados por una nueva cepa de zombies evolucionados que ha comenzado a aparecer en la región.
Como buena secuela, Zombieland: Tiro de Gracia no necesita presentar a sus personajes ni su mundo pero a la vez tiene el complejo desafío de ampliarlo, de levantar la apuesta sin perder el espíritu que le valió el éxito la primera vez.
No le hace un favor el hecho de que pasaran tantos años entre ambas películas y -aunque dentro de la historia esa brecha está reducida- algunos de los conflictos no funcionan tan fluidamente como deberían entre personajes que llevan tantos años conviviendo.
Narrativamente le falta un poco de esa cohesión que siempre le suma a una comedia para que no se sienta una simple sucesión de chistes, y algunas de las ideas que establece como puntos importantes quedan en el aire o se resuelven de manera anti-climática. Igualmente logra establecer algunos gags que se van construyendo progresivamente antes de llegar a un remate más importante: logra sacar risas hasta en sus momentos más flojos, que en general coinciden con los personajes nuevos que no terminan de encontrar orgánicamente su lugar.
Sí, lo de cruzarse con dobles en un apocalipsis zombie ya lo hizo antes y con más sutileza Edgar Wright, pero contrariamente a lo que parece indicar el trailer no es algo central en la película; el foco nunca deja de estar sobre los protagonistas originales.
Salvando ese punto, que después de todo no es lo que cualquiera va a esperar con más ansiedad en una comedia con zombies, cumple con éxito la parte de tomar todo lo bueno que ya le ganó una base de fans, potenciándolo en una nueva propuesta que está claramente apuntada a ese público: si bien no es fundamental haber visto Zombieland para entender la trama, tenerla fresca en la memoria ayuda a disfrutar más de muchos chistes y referencias que hace esta secuela, como las Muertes de la Semana o el legendario incidente con Bill Murray que aún tortura a Columbus.
Incluso con algunas subtramas no tan bien explotadas o que abusan de estereotipos para funcionar, Zombieland: Tiro de Graciasostiene un ritmo ágil que alterna continuamente el humor visual con el verbal, y hasta con la ocasional ruptura de cuarta pared para que no pasen más de un par de minutos sin un gag efectivo, ya sea una muerte violenta y ridícula o un intercambio ácido entre los protagonistas.