Hace diez años Fleischer dirigió, en una gran comedia, a Jesse Eisenberg (en pleno ascenso), Emma Stone (mucho antes de La La Land), Woody Harrelson y Abigail Breslin.
Tierra de zombies (Zombieland) funcionó en ese subgénero de la comedia que introduce a los zombies, como también lo hicieron películas como Muertos de risa (Shaun of the Dead).
En los últimos años se está dando un fenómeno en el cine mainstrean: que el público, las productoras, los estudios, “alguien” pide que aquello que tuvo éxito vuelva, ya sea como secuela o precuela u homenaje o algo. Pasa en las series de televisión también, como pudimos ver hace poco con el estreno de la fallida El camino, «recuperando» un personaje de Breaking Bad.
La premisa de “si algo funcionó, volverlo a hacer con los mismos interpretes debería funcionar” es falaz. Zombieland: tiro de gracia es otro ejemplo de eso.
De los hechos vividos en la primera película, esta secuela retoma la historia habiendo pasado algún tiempo (nunca se especifica cuánto, pero a la actriz Abigail Breslin es a quien más se le nota el paso de los diez años reales).
En Zombieland: tiro de gracia el mayor logro, si se quiere llamar así, es el hecho de haber logrado juntar a los cuatro actores originales. Si bien a Harrelson y a Eisenberg se los ve muy cómodos en su regreso a Tallahassee y Columbus, respectivamente; Stone como Wichita y Breslin como Little Rock parecieran no estar disfrutando la vuelta.
Vale la pena aclarar que quien escribe disfrutó mucho y encuentra muchos aciertos en la primera película y que, como suele suceder con muchas secuelas, esta no la creí necesaria.
Tierra de zombies funcionaba como la historia de ese grupo que se encuentra de casualidad en un mundo distópico con un objetivo en particular.
En Zombieland: tiro de gracia se ve lo forzado, funcionan algunos chistes y lo técnico es mucho mejor, lo cual en 2019 no es un logro si no requisito mínimo.
En esta historia Little Rock se va porque necesita “encontrar su camino” y el resto del grupo deberá ir a salvarla.
Zombieland: tiro de gracia no era necesaria, como tantas cosas que no lo son pero las pedimos o nos las ofrecen igual. No aburre, pero no aporta, no resta pero no suma en nada. Quizás lo mejor se ve en los créditos y eso ya dice mucho de ella como película.