Con la música a otra parte
Carlos Saura es uno de los directores más prestigiosos de la historia del cine español. Aunque en el cariño cinéfilo no conserva el respeto que, por ejemplo, tienen Luis Buñuel, José Luis García Berlanga o Victor Erice, sus películas conservan un nombre que aun es evocado. Luego de películas como Cría cuervos, Mamá cumple cien años y De prisa, de prisa, se acercó con mucho éxito al música (la música fue clave en varios de sus films) en los ochenta con Carmen y El amor brujo. Eran películas de ficción, no documentales, pero el registro bordeaba por momentos el documental. En algún momento de su carrera Carlos Saura ya no quiso ponerle trama a sus films musicales y pasó a realizar una seguidilla de números musicales en un espacio reducido, como si fueran producciones para televisión. Con este nuevo estilo, si acaso se le puede llamar así, Saura encontró una veta que sigue explotando hasta la actualidad. Pasó por varios géneros, incluyendo el flamenco y los fados. En 1998 hizo una película infame llamada Tango que era una combinación de pereza, falta de ideas y abyección que parecían cerrar cualquier esperanza de que volviera a filmar algo así en Argentina. Pero no todos pensaron lo mismo y por portación de nombre y por ser sobre tango, terminó con una absurda nominación al Oscar a mejor película extranjera. La puerta para que Saura volviera a saquear fondos para otra película había quedado abierta. Y así es como llegamos a Zonda documental sobre folclore argentino. O más bien, documental con números de folclore. Si para conseguir fondos Saura la presentó como ficción, allá él, pero no deja de ser un documental. No uno bueno, por cierto.
Todo en Zonda es superficial, carente de vida. Como un programa de televisión con poco presupuesto (no me animo a averiguar cuánto será el costo real de la película), con un rodaje íntegramente realizado en un galpón, con todos refritos de sus otros films musicales. ¿Qué aprendemos o que entendemos del folclore a partir de este film? Nada, absolutamente nada. La selección de números y músicos será mucho más arbitraria para quien conozco de folclore, pero aun para los que no saben nada, mucho de lo que se ve suena forzado y de dudoso rigor. Algunos números musicales son malos, otros dan pena, y finalmente algunos producen una profunda vergüenza ajena. ¿En que estaban pensando los que apoyaron este film? ¿Quién puede creer que algo así se estrene? Sin duda un misterio digno de investigación. Es posible que Saura intente incursionar una vez más en Argentina para hacer otra película o tal vez lo intente en España. En ambos casos, será una mala noticia. Docenas de cineastas en ambos países podrían sin mucho esfuerzo entregar algo más digno y cinematográfico que esto.