Para poder seguir cazando, la poli necesita que haya depredadores
Es más que una inspirada comedia con animalitos, acción, humor y suspenso. También es un film que entre esos enredos lanza algunos dardos sobre algo tan actual como la seguridad y el comportamiento de quienes deben cuidarnos. Es la historia de una coneja policía que es destinada a una gran ciudad donde los distintos animales (todos mamíferos) asumen los roles de las personas. Y allí va. Al comienzo la ningunean alevosamente y la ponen a cobrar multas de tránsito. Al final, capturará los bandidos y hasta revelará la trama corrupta de los que manejan la policía. La conejita acompañada por un zorro –también mal visto- se encargará de poner de relieve los prejuicios (y maldades) de un institución que, según Disney, necesita tener siempre predadores en el horizonte para justificar su rol de cazadores implacables. Es una idea para conversar, bien sostenida, que esta puesta como al pasar, pero que le da contenido a una película que además del mensaje feminista (la salvadora y la malvada lo son) proclama la convivencia entre los distintos y dice que los animales no nacen peligrosos, que es el sistema el que los transforma. Un film logrado, chispeante, inteligente y lleno de simpatía.