Un mundo no tan ideal
En el arranque de Zootopia (2016) una joven Judy (una coneja) representa en un acto escolar la evolución animal y la polarización de los instintos asesinos y depredadores entre estos, algo que ha permitido la convivencia en armonía, civilizada y sin incidentes. En ese mismo acto Judy, y no a manera de juego, afirmó que en un futuro ella quisiera ser agente de policía, para de alguna manera, demostrar que en la vida a fuerza de empeño y tezón nada está determinado. Pero luego Judy termina siendo atacada en un pequeño lobo, que le asegura que nunca podrá ser lo que realmente desea, y la película da un salto hacia el presente, en el que la pequeña coneja, ahora convertida en una joven esbelta y segura de sí misma, se transforma en la primera policía de su especie.
Desde ese momento, y cuando la narración ubique las escenas en la ciudad del nombre del film, la película dirigida por Byron Howard, Rich Moore, con asistencia de Jared Bush, comienza un registro de género símil buddy movie, en la que Judy se ensambla con un timador de nombre Nick para investigar qué es lo que hay detrás de los extraños sucesos de transformación y desaparición de ciertos depredadores ante la imposibilidad de predecir su origen. Una serie de personajes secundarios, como Garraza, el recepcionista amable y gentil de la estación policial (fanático de una estrella pop llamada Gazelle), o el impasible e intransigente Jefe Bogo, el alcalde Leodore y su asistente Bellwether, sumarán al relato la dosis de “realidad” para avanzar en la historia.
La animación tradicional y los coloridos escenarios en los que se desarrolla, posibilitan que la película genere más atención en el qué que en el cómo de la misma, logrando una profundidad narrativa poco común para un film animado de Disney. En el avanzar de procedimiento policial, la tensión y los conflictos van a ir apareciendo a medida que los descubrimientos por parte de la dupla protagónica aparezcan, y también la crítica hacia la vida en convivencia en las grandes urbes.
Hay cierta mirada irónica a los mismos estudios que la producen, dato no menor que se desprende de afirmaciones del estilo “la vida no es un musical”, o cuando la contraposición de expectativas frente a la realidad de los actantes choca con la realidad de Zootopía, una metrópolis que sólo en la convivencia de animales que relegaron su instinto se plantea como la verdadera utopía, porque luego la ciudad es tan real con su burocracia, timos, estafas, bajezas y demás, que termina desnudando para los más pequeños una realidad tan vigente como dolorosa.
Ahí, cuando la crítica a la sociedad que termina destruyendo sueños y anhelos personales, se potencia, es en donde Zootopia se afirma como producto que nada tiene que ver con los almibarados relatos infantiles. Busca un espectador más comprometido y maduro, siendo el ideal niños entrando en su segunda infancia que pueden discernir entre la crítica a la vida en sociedad, y la identificación con Judy, en su búsqueda de verdad para cumplir sus sueños.