Lejos del drama de Venecia y ya seteados en Victoria, una ciudad ficticia construida por Frank (Chris Pine), ‘Don’t Worry Darling’ sigue a Alice (Florence Pugh) en su día a día como ama de casa mientras su esposo Jack (Harry Styles) sale a trabajar en el ‘Proyecto Victoria’. Sin embargo, en esta película nada es lo que parece. Pronto, ciertas anomalías se presentarán haciendo que nuestra protagonista dude, no solo del ‘Proyecto Victoria’ sino también de toda su realidad. Luego de su debut como directora con la aclamada ‘Booksmart’ (2019), Olivia Wilde apuesta a un thriller psicológico y demuestra su versatilidad para contar historias. Vale la pena comenzar esta reseña reconociendo las injusticias que sufrió esta película y sus protagonistas. Desde las críticas ventajeras luego de su premiere en Venecia y todo lo que hubo alrededor de la alfombra roja, hasta las burlas hacia Harry Styles por un breve clip de uno de sus puntos más fuertes sacado de contexto. Al contrario de las primeras críticas que recibió el largometraje más hablado del año (por las razones incorrectas), ‘Don’t Worry Darling’ es una película con un montón de puntos fuertes. Se destacan su vestuario y maquillaje alucinantes, escenarios perfectos y actuaciones hipnóticas. Desde la performance soñada de Florence Pugh que hace que no puedas quitarle los ojos de encima hasta un Harry Styles que se sostiene con dignidad al lado de semejante protagonista. Un Chris Pine acertadísimo para el papel antagónico y la recurrente Olivia Wilde que suma frescura y dinamismo a la historia. El vestuario, maquillaje y escenarios meticulosamente curados traducen esa búsqueda de perfección por parte de los responsables del ‘Proyecto Victoria’, fieles creyentes de que pueden cambiar el mundo. Así mismo, decisiones de cámara como travelling circulares por fuera de los personajes cuando están reunidos, no solo subyace que hay una realidad arcana que los rodea sino que, además, revela la mirada autoral de Olivia Wilde. Con inspiraciones claras en la historia de ‘The Truman Show’ (1998) y el clima de ‘Black Mirror’ (2011-), ‘Don’t Worry Darling’ se sabe sólida casi hasta el final. Las intenciones son buenas: contar un thriller psicológico y feminista sin caer en el subrayado de otras como ‘Promising Young Woman’ (2020). Y, si bien lo logra, el giro del final no está a la altura del resto de la película y deja sensación de poco. Sin embargo, como ya aprendimos con ‘Game Of Thrones’ (2011-2019), un final que no satisface no convierte a todo lo demás en un producto desechable.
Siete Perros sigue la historia de Ernesto (Luis Machín) quien, alejado geográficamente de su hija, vive en un departamento de la ciudad de Córdoba con sus siete compañeros. Su vida está marcada trascendentalmente por estos (las salidas, el veterinario y la comida) hasta que sus vecinos convocan a una mediación para que tenga que dar a sus perros en adopción. Gracias a la solidaridad de otros vecinos, y su conexión con ellos, encontrará una empatía a la que no está acostumbrado. Ernesto (Machín) es un personaje viudo, solitario y testarudo pero que se demuestra dispuesto a ayudar a otros cuando sea necesario. Frío por fuera pero muy sensible por dentro, dedicando su vida a sus fieles compañeros. Cuando los vecinos deciden intimarlo para que tenga que deshacerse de ellos, Ernesto empieza a considerar sus opciones: mudarse es imposible económicamente y mandarlos a un refugio le partiría el corazón por la distancia. Por distintas situaciones que suceden en el edificio, en las que Ernesto ofrece su empatía y ayuda, estos vecinos le devuelven el favor adoptando a cada uno de los perros para que los tenga cerca y lo puedan seguir viendo. Siete Perros es, por empezar, muy bella. Tiene una trama muy sensible sin ser subrayada ni solemne. Luis Machín sabe interpretar los matices de una persona que se siente alejada de su entorno pero encuentra su refugio en cuidar de otros. No solo demuestra que es uno de los mejores actores de nuestro país, además su performance hace que esta historia sea destrozante pero reconfortante a la vez. Cabe destacar que este largometraje de Rodrigo Guerrero ganó el premio del público en el Festival del Cine de las Alturas. Una gran opción para ir al cine.
No podemos evitar ser reticentes cuando anuncian un nuevo estreno dentro del mundo de la franquicia más querida de Pixar: ‘Toy Story’. Nos pasó en 2019 con ‘Toy Story 4’ y nos volverá a pasar este jueves 16 de Junio con el estreno de ‘Lightyear’, la película que cuenta la historia de Buzz Lightyear, nuestro agente espacial más querido. La película comienza con una frase muy concreta; “En 1995 Andy recibió una figura de acción de Buzz Lightyear, personaje de su película favorita. Esta es esa película”. Con Chris Evans como la voz de Buzz, aportándole frescura al personaje, conocemos la película que tanto amaba Andy en este spin-off /precuela de ‘Toy Story’. En este 26° largometraje de Pixar seguimos la historia de Buzz, un agente espacial que se encuentra explorando el planeta T’Kani Prime con su compañera y comandante espacial, Alisha. Al querer regresar, luego de algunos obstáculos en este inhabitable planeta, la nave espacial se rompe y quedan varados. Mientras el resto de sus compañeros rehacen sus vidas en este nuevo mundo, la vida y el tiempo pasa para ellos, mientras que Buzz se enfoca, únicamente, en arreglar el problema. Esto le toma unos cuantos viajes al espacio y le cuesta unos pocos años ya que el tiempo no pasa igual en el espacio. Esta es la primera película de Pixar que llega a las pantallas grandes desde el inicio de la pandemia. La animación y composición digital tan destacables, y a la altura de ‘Toy Story 4’, son el medio para desarrollar esta historia que parece empezar con una fuerza y épica notable pero que se desinfla a medida que avanza, hasta dar la sensación de que lo único que la lleva adelante es la carga nostálgica del personaje. Tiene una fórmula ya conocida y efectiva: personaje principal carismático con el que empatizamos y mascota u personaje no-humano que aporta humor y ternura. A pesar de esto, es clara la escasez de solidez de los personajes secundarios. Aunque no la hace menos disfrutable, ‘Lightyear’ desarrolla un guión que no llega a cumplir las expectativas de sensibilidad y encanto para los más fanáticos de ‘Toy Story’, cosa que no será un gran problema para los más chicos y podrán disfrutar de esta eficaz fórmula sin demasiadas pretensiones.
Siân Heder, la cineasta estadounidense que debutó con Tallulah (2016), es la encargada de dirigir ‘CODA: Señales del Corazón’, una remake del largometraje francés “La Famille Bélier” (2014) que arrasó en la taquilla de su país. Esta nueva versión fue estrenada mundialmente en el Festival de Cine de Sundance de 2021 y demostró ser una de las mejores de la competencia, llevándose a casa 4 premios de la Competencia Dramática de Estados Unidos, incluyendo el Gran Premio del Jurado, el Premio del Público y los reconocimientos Mejor Dirección y Mejor Elenco. La película sigue la historia de Ruby (Emilia Jones), una adolescente de 17 años y la única integrante con la capacidad de oir dentro de una familia de sordos, es decir, una “Child Of Deaf Adults” (CODA). Mientras ayuda en el negocio pesquero de su familia, acompañamos a la protagonista en el camino del auto-descubrimiento. Los Rossi viven en Gloucester, una pequeña ciudad costera de Massachusetts. Su padre y su hermano se encargan de las redes de pesca, mientras que Ruby es la designada para la comunicación con el resto ya que pareciera que nadie en la ciudad entiende lenguaje de señas. En medio de una crisis económica y laboral de los pesqueros de la zona, Ruby comienza a manifestar una pasión por el canto y es impulsada por su profesor de coro del colegio a audicionar para una universidad de música. La adolescente se ve forzada a dividir su tiempo entre su familia y forjar su propia identidad. En este largo recorrido la vemos ser víctima de bullying, enamorarse por primera vez y animarse a explorar nuevas experiencias como cantar en un escenario. Lo cierto es que esta era de incontables remakes y refrites de historias y personajes, que pareciera interminable, nos vuelve medio escépticos pero CODA nos da un poco de esperanza. La película tiene una fórmula que no es nueva: una adolescente fragmentada entre su deseo más profundo y el mandato familiar. Esto lo venimos viendo repetido hasta el hartazgo en la historia del cine contemporáneo, por ejemplo en las más famosas películas de Disney. Entonces, ¿qué vuelve a CODA tan especial? Un gran elenco y una demanda social a la que se hace alusión numerosas veces: las demás personas de la ciudad no tienen intención en romper su comodidad en pos de la inclusión y el reparto lo demandará en una actuación muy emotiva y respetuosa. Una coming-of-age con un trasfondo social de gran peso, que no le teme a lo cursi: es consciente de su característica y la lleva con mucho orgullo porque tiene mejores intenciones y grandes objetivos.