Siete Perros sigue la historia de Ernesto (Luis Machín) quien, alejado geográficamente de su hija, vive en un departamento de la ciudad de Córdoba con sus siete compañeros. Su vida está marcada trascendentalmente por estos (las salidas, el veterinario y la comida) hasta que sus vecinos convocan a una mediación para que tenga que dar a sus perros en adopción. Gracias a la solidaridad de otros vecinos, y su conexión con ellos, encontrará una empatía a la que no está acostumbrado.
Ernesto (Machín) es un personaje viudo, solitario y testarudo pero que se demuestra dispuesto a ayudar a otros cuando sea necesario. Frío por fuera pero muy sensible por dentro, dedicando su vida a sus fieles compañeros.
Cuando los vecinos deciden intimarlo para que tenga que deshacerse de ellos, Ernesto empieza a considerar sus opciones: mudarse es imposible económicamente y mandarlos a un refugio le partiría el corazón por la distancia. Por distintas situaciones que suceden en el edificio, en las que Ernesto ofrece su empatía y ayuda, estos vecinos le devuelven el favor adoptando a cada uno de los perros para que los tenga cerca y lo puedan seguir viendo.
Siete Perros es, por empezar, muy bella. Tiene una trama muy sensible sin ser subrayada ni solemne. Luis Machín sabe interpretar los matices de una persona que se siente alejada de su entorno pero encuentra su refugio en cuidar de otros. No solo demuestra que es uno de los mejores actores de nuestro país, además su performance hace que esta historia sea destrozante pero reconfortante a la vez. Cabe destacar que este largometraje de Rodrigo Guerrero ganó el premio del público en el Festival del Cine de las Alturas. Una gran opción para ir al cine.