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Secretos de la vida en un acuario Parece ser que el personaje animal de esta pelÃcula llamado Winter, tuvo en la anterior de esta "serie" un accidente y perdió la cola. Decimos "parece ser" porque no vimos aquel filme. El delfÃn nariz de botella, vive en el acuario de Clearwater Marine, en la costa de Florida. La historia real, base de un libro, lo presenta nuevamente con su protector Sawyer, un casi adolescente. Winter está pasando un mal momento luego de la muerte de la delfÃn Panamá, que lo acompañaba en el acuario y ofició de madre. Sawyer se ve involucrado en responsabilidades dobles. Por un lado tiene la alternativa de quedarse para acompañar el problema de la depresión de su protegido delfin y por otra, irse en un crucero de investigación para aceptar una beca de biologÃa marina que le proponen. El asunto se complica porque se quiere poner en práctica, desde el Estado, una reglamentación que protege a los delfines y les impide estar solos en acuarios. O sea que el pobre Walter esta amenazado de extradición si no consigue un compañero de acuario. Por supuesto que la fantasia hollywoodiana le da la solución esperada en la persona de Hope (esperanza), otro delfÃn en problemas, que es recogido en el acuario. NIÑOS VOLUNTARIOS La pelÃcula, más allá de las convenciones es atractiva para toda la familia, con soñadas locaciones del acuario, las tareas de niños voluntarios del programa de cuidado de animales, la presencia de animales como tortugas, los ya mencionados delfines y, un atrevido pelicano, asà como las tareas de cuidado a especies en peligro y devolución al mar de las rescatadas. "Winter, el delfin 2" se completa con consideraciones sobre la discapacidad, asociando el percance del delfÃn y su necesidad de utilizar una prótesis (la que le creó el conocido Morgan Freeman en su papel de médico) con la situación de muchos niños con problemas similares. A propósito de este asunto, aparece en algunas escenas como visitante del acuario, la muy joven Bethany Hamilton, campeona de surf que perdiera un brazo por la acción de un tiburón y continuara desarrollando su deporte con éxito. Formalmente correcta, los jóvenes Nathan Gamble y Cozi Zuehlsdorff, se ganan la simpatÃa de los espectadores.
Los peligros de la imaginación A Luis Vega (Pablo Echarri), escritor, se le terminó la inspiración y es su editor el que le da una mano con algún consejo para que supere el problema de "la página en blanco". La sugerencia pasa por algún hecho con el que se involucre emotivamente y lo lleve a escribir, superando el problema. El reciente crimen de un dentista, el conocimiento de su esposa para indagar caracterÃsticas del hecho que decide volcar al papel como ficción, comienzan a inquietarlo. El desarrollo de la investigación, los encuentros con Laura Grotzki (Leticia Brédice), la esposa del dentista, manipulan su existencia y lo convierten en un hombre dispuesto a sospechar de la vida privada de su atractiva esposa. Vega inicia un viaje sin retorno hacia un mundo inquietante. FICCION Y REALIDAD Sandra Gugliotta, la directora de "Un dÃa de suerte" incursiona dentro del mundo del cine de género y lo hace con solidez en el comienzo y en la primera parte del filme, pero cuando la ficción y la realidad se van confundiendo y se duda entre lo que ocurre y lo que el protagonista piensa que ocurre, aparece una mano no tan firme y cierta oscilación en ese nuevo entramado. Los diálogos se hacen un tanto reiterativos, la vuelta de tuerca esperada no se produce y la historia parece estancarse y dudar. La aparición de un nuevo personaje, el fiscal, que podrÃa ser otro hilo conductor interesante de la trama, no alcanza a definir situaciones y el filme se precipita hacia un final convencional. Son correctas las actuaciones de los principales protagonistas, pero hay ciertos elementos que se sugieren en la personalidad de Luis y no cuajan y un mundo sugerido, el de las "citas a ciegas" que abren un subterráneo e inexplorado mundo que la directora elige no abordar, pero que podrÃa haberse convertido en una interesante veta policial. Sandra Gugliotta sabe contar cinematográficamente, aunque el final de "Arrebato" no está a la altura de la primera parte de su estructura narrativa.
La historia que se reitera Secuela de la que se convirtiera en un suceso internacional, Sin City 2 Una Mujer para matar o morir está basada en la segunda historia de las novelas graficas de Sin City del historietista Frank Miller, ese de la mÃtica usina Marvel, creador de Ronin, Born Again, 300. Aquel que se muera por el comic, la violencia, el sexo, la novela negra, tendrá que adaptarse a algún nuevo personaje, gozar con la impactante música y olvidar que todo lo que nunca vio estaba en la primera. Ahora sólo le resta disfrutar con algo bastante parecido, pero no tan original. Y hay que recordar que el adicto no busca exquisiteces y se entrega de cabeza a sus preferencias por más repetidas que sean. Los progresos formales son evidentes, los de contenido se reiteran, pero conservan el encanto de historias de "viajeros del espacio" (Mickey Rourke), jugadores (J. Gordon Levitt), chicas lÃnea infarto con la desnudista Jessica Alba o de impacto (Eva Green). Siguiendo la lÃnea corrupta de la primera de la serie, incorporando la dosis de venganza y fango adecuada, salpicada con humor negro, el director Robert RodrÃguez continua siendo el ideal para plasmar este brutal exponente del policial negro en lÃnea hiperrealista con senador maldito y todo. Hay buenos actores con excelentes roles, chicas "de caño" siempre dispuestas al desnudo de peso y el recuerdo karmático de una Sin City original que no puede ser olvidada. SÃ. Ni Miller en el dibujo, ni RodrÃguez en la dirección pierden la mano. Y los admiradores de siempre apoyan el esfuerzo reiterativo o no, aunque se extrañe la adrenalina en la primera de la serie.
Con el inolvidable Seymour Hoffman Günther Bachmann (Philip Seymour Hoffman) no está en su mejor momento. Su oficio de espÃa declina, al menos en su caso, envejecido, sobreviviente de tanto caos y con ese jadeo que no se puede sacar, mientras intenta superar fracasos. Ahora parece estar nuevamente en carrera, su nuevo objetivo es un chico checheno, musulmán, de nacionalidad rusa que llega a Hamburgo misteriosamente y que le encomiendan vigilar. Su olfato de sabueso le dice que ése puede ser la punta de un iceberg siniestro que mueve los hilos de muchas vidas. Mientras por un lado Bachmann parece obedecer a las autoridades superiores, por otro rumbea hacia una abogada humanitaria que defiende al chico. Hay un poderoso banquero detrás, que lava dinero y vidas y ahora aparece como nexo necesario con el checheno. Bachmann se lanza como un perro de presa detrás de la vÃctima y no puede dejar de oÃr eso que le dijeron sus superiores: "Se usa un pez para buscar a una barracuda y una barracuda para pescar un tiburón". UN GUION IMPECABLE Basado en un clásico de John Le Carré, con un guión de primera, "El hombre más buscado" encuentra al director ideal en este holandés con pinta de dogo llamado Corbijn, también un fotógrafo notable. Con una narración apretada, a veces densa, que nunca pierde la unidad y la tensión, Corbijn construye una historia de espionaje al viejo estilo, comandada por el increÃble Seymour Hoffman (fallecido el pasado 2 de febrero de este año) que parece morir en cada estertor de aire perdido en corridas hacia enemigos potenciales. "El hombre más buscado" es un thriller que remite a tiempos pasados, aunque ocurre luego del 11-S, destila el encanto de los clásicos invencibles con pasiones por conocer y es un lujo de interpretaciones empezando por Seymour Hoffman y continuando por Daniel Brühl, el talentoso Grigoriy Dobrygin y la excelente Rachel Adams. A lo mencionado se suma una impecable fotografÃa.