La visión de un gamer. Como muchos sabrán, Steven Spielberg fue uno de los pioneros en materia de videojuegos en el nacimiento de las consolas allá por los fines de los noventas; la imaginación del director lo llevó a darle fondos y poner en movimiento dos grandes sagas virtuales: “Medal of honor” (1999) y “Halo” (2001). Su amor por el medio está ilustrado en su última obra basada en el libro de Ernest Cline “Ready Player One”; la cual se lleva a cabo en un futuro distópico donde la humanidad evita las rutinas y crueldades de la vida cotidiana entrando en “Oasis”, un sistema de realidad virtual que involucra todos los videojuegos en una sola consola. Se trata de una narrativa común en cualquier libro para jóvenes adultos, nuestro protagonista, Wade (Tye Sheridan), es un diamante en bruto que desea ser más en la vida y se encuentra en plena caza de tres llaves que el desarrollador dejó dentro del juego y de las cuales convertirán al poseedor en dueño del Oasis. De la misma manera que se encuentra al héroe se encuentra al villano, en este caso el CEO de una compañía que desea el poder que le traería el sistema, y así poblarlo con microtransacciones que harían que Electronic Arts se sonroje. Si bien la relación entre el séptimo arte y los videojuegos ha tenido roces dolorosos para los fanáticos de ambos medios, el contexto de la película representa esencialmente la relación del jugador con el entorno que lo rodea, el ofuscamiento ante la pérdida y la adicción a la victoria. Los cameos no son raros ya que los avatares dentro de Oasis pueden modificarse, quienes sean fanáticos podrán reconocer a varios de sus héroes favoritos, así también como pequeñas referencias a los clásicos arcades de los ochenta. Si bien carece de originalidad en cuanto al trayecto del personaje principal y las lecciones morales que este adquiere al final, la creatividad se encuentra en la ambientación, la construcción y dualidad de los mundos que lo rodean. La vida en un mundo post-Oasis apenas vale la pena para cualquiera de sus habitantes, es una realidad donde alguien es nadie, y la única realidad es la futilidad, dentro de lo virtual, un mendigo puede ser rey, un cobarde, héroe, y el esfuerzo siempre lleva a la ganancia. Existe dentro del film un comentario claro hacia nuestra nueva cultura centrada alrededor de lo electrónico, el mismo discurso no golpea de manera condescendiente sino que romantiza las historias que son creadas dentro de un juego pero no evita aclarar que la realidad es lo único que es real. Todo lo previamente dicho si es combinado con las grandes actuaciones y la imaginación y entusiasmo de todos los involucrados la convierte en una de las mejores y más recomendadas películas que he visto este año.
Wakandan panther doesn’t know the whey En el momento en que esta pieza está siendo redactada, la nueva entrega de los estudios Marvel tiene cien por ciento en Rotten Tommatoes dando a entender que es una de las mejores obras de superhéroes de la historia. Lo que hay que tener en cuenta cuando sale una película como “Black Panther” es que a los críticos no les gusta que se insinúe que se posee odio por la gente de color, por eso los films de culpa blanca llegan a la categoría de mejor película en los Oscars. La historia principal se pone en contexto mediante una animación computarizada que debió haber costado mucho tiempo, trabajo y dinero, pero los productores decidieron que odiaban al animador así que destruyeron toda la secuencia agregando narración innecesaria; la misma cuenta que hace milenios un meteorito hecho de vibranium, el metal más duro de la tierra, cayó en el medio de la sabana africana, las cinco tribus que habitaban el lugar lo utilizaron para avanzar su tecnología, creando el país de Wakanda y decidieron mantener todo en secreto por un gran número de razones. Luego de ese cuento pasamos a la coronación del nuevo rey la cuál es demasiado larga y no ofrece ningún tipo de conocimiento acerca de las motivaciones de los personajes con excepción de una corta pelea en la cual “T`Challa”, el heredero al trono, perdona la vida de un insubordinado. Lo admirable de esta obra es su escenografía, se puede notar que detrás de la geografía y arquitectura del país ficticio de Wakanda hubo reflexiones minuciosas, cada rincón estuvo pensado cuidadosamente mostrando una civilización avanzada con influencias africanas incluyendo la sala del trono, la cual contiene un suelo de tierra roja con asientos esculpidos de la misma como los que se encuentran en las civilizaciones primitivas del continente. La musicalización tiene el mismo nivel de detallismo, consiste de tambores tribales y posee elementos de coro y orquesta de vientos, definitivamente redime algunos de los fallos narrativos que contienen las escenas. Los problemas narrativos que han de encontrarse son precisamente los incentivos inexistentes de los personajes, uno de los súbditos más leales de T´Challa, interpretado por Daniel Kaluya, no tiene razón ni lógica, en el minuto en que Michael B. Jordan aparece decide unírsele sin excusa, sin consideración por su país y ejecuta sus planes al pie de la letra poniendo en peligro a sus amigos y hasta a su esposa, un completo desperdicio de talento. Mientras tanto la hermana de nuestro héroe (Letitia Wright) es una interpretación la cual provoca vergüenza ajena, los escritores tratando de hacer que las audiencias jóvenes se sientan identificadas crearon uno de los peores personajes de Marvel, lo único que faltaba era que la llenen de fidget spinners mientras se saca selfies. La excepción a esta regla es el héroe de la historia que se encuentra dividido acerca de cuál es el camino correcto luego de aprender un secreto de su padre que lo hace reconsiderar los objetivos de su tierra natal, ese es el único esfuerzo que el guion contiene. Para finalizar es necesaria una reflexión sobre las críticas positivas, la publicidad que rodea a esta película y la opinión de quien redacta esta pieza. El puntaje dado no es sincero con todos los aspectos, sino que es forzado por la política correcta que traen estos tiempos, tratándolo con lógica, si se debe admirar a un artista puramente por sus dotes físicos no se lo está respetando, sino cosificando, es un acto de favoritismo que es utilizado por los progresistas blancos para denotar fútilmente la igualdad entre ellos y los afroamericanos; esto es particularmente deshonesto debido a que están utilizando las apariencias de tan brillantes actores para satisfacer sus propias necesidades y por definición se trata de un acto de segregación.
“The Last Jedi” se centra alrededor de una rebelión a la retirada, luego de la destrucción de la república en la entrega anterior los rebeldes no tienen apoyo, superados en número y recursos deberán usar toda su inteligencia para poder encender la llama que destruirá a la primera orden. Mientras tanto nos encontramos con un Luke roto en voluntad y con la idea clara que el linaje de los Jedi debe llegar a su fin, Rey, intentará convencerlo de lo contrario en secuencias que no solo le muestran el pasado turbulento de su nuevo maestro, sino que también darán luz a las motivaciones del antagonista principal. Lo primero que hay que remarcar es lo inesperado de su trama, Rian Johnson (Looper) sale del molde y nos trae una historia en la cual el universo es más complicado de lo que ha sido en otras entregas, La línea entre el bien y el mal comienza a verse borrosa y nuestros personajes favoritos corren un gran peligro, se deberá decidir el futuro de los jedi y la verdadera naturaleza de la fuerza. El diálogo aunque lleno de grandes momentos en su mayoría, consta con el ocasional humor que caracteriza a Disney y a veces distrae de las partes más serias, el potencial de esta entrega la trae cerca de los grandes clásicos de esta franquicia sin embargo el espectador no estaría equivocado si sintiera que es el estudio quien le está atando los pies en la tierra. La cinematografía y la banda sonora complementan estos diálogos y están en constante cambio para para establecer la atmósfera de las escenas, la acción, la tensión, la risa y el desarrollo de los personajes se verán enriquecidos por estos tres importantes factores. Siendo completa y totalmente recomendada, si fuera obligado a buscar imperfecciones en esta película es el número de tramas que posee y la forma en la que están divididas a través de la cronología, esto podría al menos por unos segundos arruinar el clima para algunos espectadores. Los últimos jedi es realmente una secuela como ninguna otra, agrega profundidad y carácter a todos los personajes y responde todas las preguntas que nos habíamos cuestionado anteriormente, nos enseña cual es la diferencia entre un villano y una heroína así también como el poder de nuestras elecciones.
Una relación disfuncional. La película del célebre director de “León, el profesional” (1994) y “El quinto elemento” (1997), fue publicitada como una aventura interplanetaria basada en un cómic de los años de Flash Gordon, desde los avances se prometía un viaje interestelar por varios planetas con ambientes hermosos, especies variadas, efectos bien hechos, acción y humor. Hubiera parecido que Cara Delevinge sirviera como una nota de “tómese con cautela” porque cada trabajo en el que se encuentra la renombrada modelo inglesa no es alabado por los críticos o el público. Entré a la sala sin expectativa ni prejuicio y para mi sorpresa los primeros diez minutos fueron disfrutables. La historia y el desarrollo de la humanidad son explicados visualmente con un montaje y con muy poco diálogo, no se establece ningún personaje todavía pero se desarrolla el principio de la trama de esta manera, y creí que terminaría defendiendo a esta obra de todo el odio que ha recibido en las últimas semanas. Los problemas comienzan a surgir al aparecer los protagonistas; nuestro supuesto héroe, llamado Valerian (Dane DeHaan), es un mayor que se da a la buena vida y le gusta involucrarse con muchas mujeres, cualquier relación con “Guardianes de la Galaxia” es pura coincidencia. Él cual es acompañado por Laureline (Delevingne), una mujer fuerte y luchadora que no necesita a nadie (véase paréntesis anterior). La cual es cortejada constantemente por su superior, aparentemente el acoso sexual no es delito en sus carreras. La química o falta de la misma es puesta en exposición durante las siguientes dos horas, y la pareja no aprenderá ni evolucionara de ninguna manera al final. La relación que puede llegar a tener el espectador con el largometraje es el mismo que se pudiera tener con esa persona que todos conocemos quien es físicamente perfecta pero se la pasa hablando idioteces. Si bien la audiencia quedará perpleja con los primeros escenarios esa imagen será ensuciada con los diálogos y la actuación patética. Los protagonistas necesitan ser rescatados al menos tres veces, la historia no se desarrolla de ninguna manera hasta los últimos 15 minutos y para entonces nadie querrá prestar atención o tomar en serio la exposición. Otra cosa para destacar es que de todos los mundos hermosos que se pueden imaginar en este universo solo se muestra uno y rápidamente los personajes principales son retornados a la estación espacial de donde provienen, un lugar hecho de acero oxidado y cero imaginación, como si se encontraran en Hawái e inmediatamente fueran abofeteados y enviados de vuelta a las afueras de La Matanza. La franquicia que se tomó no poseía narrativas complicadas y largas, podría haberse desarrollado fácilmente con todos los recursos provistos, el hecho de que el producto final haya sido esta aberración del séptimo arte produce desesperanza.
Muy lejos allá, en las estrellas Es hora de pasar al largometraje que se estrena el día de hoy, “Guardianes de la Galaxia 2“, que intenta mantener el tema común de la pérdida y la recuperación de la familia con absolutamente todos sus personajes, lejos de ser una película que desagrade comete los mismos crímenes que la anterior si bien intenta enmascararlos de mejor forma. La obra intenta que todos recuperen o reemplacen a los seres amados que perdieron a lo largo de sus vidas. Pero como dije anteriormente se parece demasiado a la serie animada, en una escena en la que se intenta crear una relación y comienza a hacerlo con éxito, rápidamente corta a algún tipo de broma para que no te olvides que esto es una película graciosa, esto se vuelve repetitivo durante las dos horas. Al salir del cine se da la sensación de que vieron una propuesta divertida con gran acción y chistes bien escritos pero no van a volver a pensar en sus personajes salvo para recordar algún momento humorístico. La decaída de un personaje puede llegar a tener cierto peso sentimental incluso si hemos tenido poco y nada de historia acerca de esa persona pero es arruinada si la escena termina con un chiste forzado, esto es algo que Guardianes de la galaxia nunca va entender sin importar en qué formato se cuente su historia. Si deciden ver alguna de las dos previamente contadas, intenten hacerlo sin expectativas solo de esta manera pueden llegar a disfrutarla.