Capitán Phillips:
La amenaza pirata en el Cuerno de África ha puesto en vilo a la comunidad internacional en los últimos años. Prácticamente todos los casos tienen un mismo patrón: una pequeña embarcación con hombres armados toma el control de un barco extranjero que navega por las costas de Somalia para exigir el pago de un rescate. Hollywood se interesó en la historia del Capitán Phillips (el secuestro del buque carguero Maesrk Alabama en el 2009 en las costas de Somalia) porque no se acomoda en ninguno de los casilleros sobre esta problemática, es claramente un caso extraordinario con los ribetes necesarios para atraer la atención de los estudios de cine más poderosos del mundo.
Si se necesita intensidad -a partir de inyecciones de realismo- el director apropiado es Paul Greengrass, el mismo de las dos películas del medio de la saga Bourne. Su propuesta inicial tiene la apariencia de querer transitar por el camino de la antítesis de los dos personajes principales: el Capitán Phillips (Hanks), quien vive en su hogar de clase media junto a su mujer e hijos, y Muse (debut de Barkha Abdi), reclutado por una red criminal que les presenta como única opción laboral -a los hombres de su comunidad- asaltar barcos que pasan cerca de las costas somalíes. Mientras que Phillips, camino al aeropuerto, reflexiona sobre el mundo que heredarán sus hijos, Muse debe ganarse el respeto de su comunidad obteniendo una presa importante en alta mar.
El formalismo es la mejor carta que tiene Greengrass, esa supuesta capacidad de transferir las cualidades indentitarias del documental a la ficción, no por nada trabajó anteriormente con hechos verídicos (Domingo Sangriento, Vuelo 93). Tampoco es casual que el director inglés, a partir de los movimientos nerviosos de su cámara temblorosa, los zoom casi imperceptibles y los planos cortos, se haya convertido en la opción recurrente de los estudios de Hollywood para narrar estas historias reales. Desde su desembarco en la meca del cine, Greengrass utiliza estos recursos como anzuelo para gran parte de la crítica, la cual suele llamar “realista” a su obra. Lejos de ese sintagma se halla este cine mainstream, bien insertado en el star system (a excepción de Vuelo 93).
Se pueden tomar dos caminos, ignorar los hechos reales y seguir Capitán Phillips por la senda del thriller angustiante o centrarse en los acontecimientos que verdaderamente ocurrieron. Algunos de los tripulantes reales han manifestado lo contrario de lo que se ve en el film sobre muchas de las situaciones que se vivieron, la mayoría relacionadas con actitudes del propio Phillips antes y durante el abordaje de los piratas. Aceptar o no lo que se ve en pantalla no legitima ni desacredita este thriller en clave nerviosa y urgente, a pesar de que la historia y la story no concuerden ciento por ciento entre sí.
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