En 2015 'Nuestros hijos' compitió en la 59ª entrega de premios David di Donatello (el Oscar italiano) y cosechó una buena cantidad de premios en distintos festivales, entre ellos, cuatro en la 71ª Mostra de Venecia. La -muy recomendable- película de Ivano De Matteo se estrena hoy en nuestras salas, año y medio después de una primera proyección en la segunda Semana de Cine Italiano en Buenos Aires.
Con Hasta el último hombre, Mel Gibson vuelve a declarar su admiración por los individuos cuyas convicciones parecen más nobles y sólidas que los mandatos y castigos que la sociedad les impone. Desde este punto de vista, el objetor de conciencia Desmond Doss se incorpora a la lista de superhombres que el actor y realizador inauguró con un personaje de ficción –Justin McLeod– y extendió con dos figuras históricas, William Wallace y el mismísimo Cristo. Cuando El hombre sin rostro se estrenó en 1993, trascendió que Gibson había acordado con el guionista Malcolm MacRury ignorar un pasaje clave de la novela original, y sugerir la total falsedad de los rumores de pedofilia que pesan sobre el docente protagonista. “Así la historia es más positiva” habría dicho el entonces novel director para justificar esta modificación en la adaptación del libro de Isabelle Holland. Vera o ben trovata, la anécdota aumenta la sensación de que al actor devenido en realizador le importa menos narrar que manipular. Dan cuenta de esta tendencia las secuencias de crueldad explícita en Corazón valiente y, todavía más sádicas, aquéllas de tortura en La pasión de Cristo. En Hasta el último hombre, Gibson pretende canonizar al joven estadounidense que durante la Segunda Guerra Mundial se enroló en el ejército de su país para defenderlo de los japoneses, sin usar una sola arma. En efecto, Desmond se convierte en santo cuando -en la escena de traslado en camilla- la cámara lo suspende en el cielo, cerca de Dios, lejos del Diablo. Para ilustrar el infierno (bélico), Mel abunda en planos detalle de cuerpos destripados y desmembrados en el campo de batalla. También muestra el trabajo de las ratas sobre las carnes expuestas de los soldados muertos. La elección de Andrew Garfield para el rol protagónico alimenta la hipótesis en torno al interés en cierto prototipo de superhombre. El joven actor que fue Hombre Araña una y dos veces tiene experiencia en personajes con aspecto vulnerable e interior férreo. Al término de su película, Gibson inserta testimonios del verdadero Desmond, de su hermano Harold, de uno de los compañeros que el soldado adventista rescató en el acantilado de Maeda. Además de constituir un segundo homenaje, la inclusión de ese material de archivo parece destinada a probar la fidelidad del realizador al relato original. Vaya uno a saber qué aprendió en un cuarto de siglo este director: o bien a elegir relatos lo suficientemente positivos como para no tener que retocarlos (demasiado); o bien a encontrar en documentos históricos la apariencia de verdad recomendada para manipular mejor.
“Es tan pernambucano, tan brasileño, extender el círculo familiar al ámbito de los negocios”. Algo así le dice Clara a un empresario mediático amigo, antes de pedirle información sensible sobre el estudio de arquitectos que la presiona para que les venda su departamento de Recife, el último que falta deshabitar para concretar un proyecto de despampanante renovación edilicia.
En una entrevista concedida el otoño pasado, Cecilia Kang utilizó la expresión 'melodrama documental' para definir su opera prima, que mañana sábado desembarcará en el Malba después de haberse proyectado en distintos festivales, incluidos el 18° BAFICI, el tercer Festival Internacional de Cine Documental de Buenos Aires, la séptima entrega de CineMigrante (donde cosechó dos menciones especiales). “Todas las decisiones, dramáticas y estéticas, fueron dictadas primero por los sentimientos, luego por la sensatez de los amigos que me ayudaron a armarla” precisó la novel realizadora en aquella oportunidad.
'Alek' de Alejandro Chomski gustará o no según la relación que cada espectador mantenga con el documental autorreferencial. Seguro disfrutarán del film de cuarenta minutos aquéllos interesados en toda invitación a repasar la historia de nuestros antepasados europeos (aquí, a partir del relato de inmigrantes judíos provienentes de Europa del Este y afiliados al Partido Comunista) y aquéllos identificados con el amor que el realizador argentino profesa por su abuelo materno. En cambio, la porción de público cansado del género autobiográfico hará bien en evitar el mediometraje que el sábado pasado desembarcó en la Fundación Proa.
Después de circular por una serie de festivales de cine (el de Mar del Plata fue el más reciente), La noche desembarcará el próximo diciembre en un circuito reducido de salas porteñas: el viernes 2, en el Malba y en el BAMA y el jueves 15, en el cine Gaumont. Una buena porción de críticos tildó de ‘polémica’ la opera prima de Edgardo Castro, por el tipo de noche que el también actor retrata casi sin artificios: aquélla que algunas almas solitarias de las grandes urbes transitan en busca de sexo, placer, compañía, evasión, acaso refugio.
La violencia machista mata a una mujer cada treinta horas en la Argentina. La cifra resultante del informe que La Casa del Encuentro presentó en 2013 en la sede porteña de Naciones Unidas inspiró el documental que Alejandra Perdomo estrenará el próximo jueves en el cine Gaumont, a poco más de un mes del paro y movilización que las argentinas realizaron el 19 de octubre al grito de “Ni una menos” y “Vivas nos queremos”.
Desde hoy y hasta próximo 17 de noviembre se proyectará en el cine Gaumont El caído del cielo, documental que -con perdón del lugar común- debería recorrer un circuito de exhibición mucho más amplio, que incluya establecimientos educativos del nivel secundario en adelante. Es que el film de Modesto López ofrece una oportunidad imperdible para señalar el entramado de historias que permiten reconstruir la Historia, no de manual, no de Billiken, sino aquélla que tejen los pueblos.
La larga noche de Francisco Sanctis desembarcará el jueves próximo en salas de Buenos Aires, La Plata, Rosario, Córdoba, luego de haber circulado por -y cosechado premios en- festivales nacionales y extranjeros (el jurado del segundo Festival Internacional de Cine de las Tres Fronteras le acordó el más reciente al actor protagónico Diego Velázquez). La expectativa es grande por otros dos motivos, además de la curiosidad que despierta el reconocimiento obtenido en instancias previas al estreno comercial: el origen literario del largometraje y la promesa de un abordaje distinto al terrorismo de Estado que los argentinos padecimos entre marzo de 1976 y diciembre de 1983.
Salida es el título original de Zaneta, largometraje de Petr Václav que se estrenó el jueves pasado en nuestras salas, casi un mes después de haberse proyectado en la tercera edición porteña del festival Al Este del Plata, y a más de dos años de su première en el 67º Festival de Cannes. Acaso porque el film evoca el recuerdo de Rosetta de Jean-Pierre Dardenne y Luc Dardenne, nuestros distribuidores privilegiaron el nombre de la protagonista por encima del leitmotiv de esta ficción inspirada en la realidad que el pueblo gitano vive en la República Checa.