Dos de los sobrevivientes de la llamada “Masacre de Carmen de Patagones“, cuando un alumno de 15 años disparó con una pistola y mató a tres compañeros de escuela, se interpretan a sí mismos en la ficción. Lejos de las miradas grandilocuentes que -en su momento- la bautizaron como “La Columbine argentina” refiriendo al famoso episodio de similares características en Colorado, Estados Unidos, la ficción argentino-chilena se propone intimista, personal, vivencial y catártica. Los protagonistas emprenden un viaje en búsqueda del perpetrador y ex compañero Junior a su actual residencia en las afueras de La Plata. Lejos de lo que podría haberse descrito en clave película de viaje, la fauna nocturna de la ciudad devuelve personajes igual de errantes que Diego y Rodrigo. Las sucesiones de escenas nos sumergen en lo intestinal de un duelo y sus vicisitudes: miedo, enojo, evasión, culpabilidad y -por sobre todo- compañía. Con guiños al registro documental, la ficción se desdobla y plantea momentos emotivos que funcionan como real catarsis para los protagonistas. Este movimiento pendular de “lo ficcionado” y “lo real” –punto fuerte de la propuesta- se encuentra reforzado y ambivalente en una posible resolución de un duelo en forma de venganza. Reseña publicada en oportunidad de la cobertura de la 22° edición del Bafici (2021). IMPLOSIÓN Implosión. Argentina / Chile, 2020. Dirección: Javier Van de Couter. Guion: Javier Van de Couter y Anahí Berneri. Elenco: Pablo Saldías Kloster, Rodrigo Torres, Nina Vera Suárez Bléfari y Julieta Zapiola. Fotografía: Federico Lastra y Luis Sens. Edición: Andrea Kleinman. Dirección de arte: Camila Pérez y Manuel Franco. Sonido: Germán Suracce. Música: Nahuel Berneri. Producción: Laura Huberman, Anahí Berneri, Javier Van de Couter y Diego Rougier. Productoras: Rosaura Films, Laura Cine, Picardía Films Duración: 84 minutos.
Retrato intimista de un retratista versado. Tarea poco simple, pero que Ulises Rosell (Bonanza, El etnógrafo, Al desierto) ha completado con una soltura sorprendente. La notoria simpatía y confianza que se establece entre López y Rosell permite retratar al protagonista en sus espacios privados, recorriendo la intimidad de su casa, sus vínculos y su vida. El proceso creativo, la enseñanza y la crítica de artes no distingue espacios y tiempos en la vida de López. Los interiores de sus espacios, de vida y trabajo, se ven atiborrados de materiales y obra. Una constante energía vital y creativa convoca, vía su protagonista, a un caos de color y texturas dispersas bajo una lógica secreta. Como contraparte, y desprevenido sobre ello, López carga con la pesadumbre de los días. Sin pereza busca apoyarse en hongos mágicos, capsulas de plantas exóticas y médicos orientales. Son particularmente entrañables las conversaciones con su madre (su crítica más asertiva) artista amateur de la música y las palabras. Ella conversa y atiende a su hijo pintando un retrato familiar cargado de matices. Sin lugar a dudas esta propuesta deja testimonio de un creador y arroja claves de lectura sobre su obra. Reseña publicada en oportunidad de la cobertura de la 22° edición del Bafici (2021). LÓPEZ López. Argentina, 2021. Dirección: Ulises Rosell.Guion: Ulises Rosell y Marcos López. Fotografía: Alejo Maglio. Edición: Andrés Tambornino. Sonido: Federico Esquerro. Producción ejecutiva: Araquen Rodríguez y Esteban Lucangioli. Productoras: Pelícano Cine, Oficina de Proyectos. Duración: 93 minutos.
Peregrinos de la urbe, el retorno al pueblito los recibe con un paisaje cargado de extrañeza. Fantasma vuelve al pueblo es una película tan entrañable como divertida, explorando y representando una identidad tan Argentina como el Tereré. La selva misionera inunda el paisaje pueblerino, Aristóbulo del Valle palpita una temporalidad diferente, mitológica y popular. La visión de Augusto González Polo carga de frescura y honestidad una propuesta que podría encallar en dramatismos convencionales. La vuelta a casa, para toda una generación cuyo mandato principal carga el éxito y el fracaso en la obtención de un título en la gran ciudad. Historias cotidianas de paisajes cotidianos. El clima festivo de fin de año exacerba el sinsentido de los episodios retratados. Fantasma se reencuentra con viejos amigos y viejas rutinas, la cerveza y el tereré serán paliativos obligatorios ante el hostil e indómito vaho de la selva. Los habitantes del pueblo desfilan con maravillosa soltura frente a la cámara, el absurdo de la vida moderna y la fractura expuesta entre hombre y naturaleza encuentran nuevos motivos e idiosincrasias. Ciertos tonos pesimistas y apesadumbrados toman por rehén a Fantasma, su nuevo trabajo lo pone a disposición de su antiguo amigo y nuevo jefe Luis Miguel. La cinta desarrolla entre líneas temas por demás picantes, los mandatos sociales, la política en las provincias y sus entongues, entre otros. Este trabajo narrativo rescata y desarrolla, en atractivos personajes, posturas de resistencia. Sin lugar a dudas actos combativos que dejan sentados precedentes extremadamente necesarios para la figuración de nuestras idiosincrasias federales y cinematográficas. FANTASMA VUELVE AL PUEBLO Fantasma vuelve al pueblo. Argentina, 2019. Dirección: Augusto González Polo. Intérpretes: Laura Josefina Kramer, Fernando Rosa, Marcelo “Maqueta” Márquez, Jorge Ratoski. Duración: 107 minutos.
Buenos Aires brilla en su impronta de policial negro, cae la noche y se conjuga el escenario perfecto para ver debatir ambición y corrupción. Esta vez pasamos al Sector VIP, conocemos sus turbios personajes, sus historias de sed de poder y gloria. Solo por esta vez saldremos sin tener que dar nada a cambio. Eduardo Pinto retrata Buenos Aires nocturna con gran soltura (ya degustamos estas puestas en sus predecesoras Palermo Hollywood, Caño dorado y Corralón, combinación de polvos que darán lodos después, subterfugios sintéticos de prostitución. La historia tiene dos prisioneros, por un lado, Ginny (Martina Krasinsky), la carismática y ambiciosa chica pueblerina que se entrega a bailar por su sueño. Mágico inter-terror, su sonrisa oferto y vendió al más salmón de la ciudad. El rápido ascenso de Ginny a las marquesinas de calle Corrientes es la cara publica de su arduo trabajo, un mundo hiperrealista de sórdidos amos y esclavos. Por otro lado, Santos (Luis Machín) es un periodista arruinado, desesperado por las deudas y una vida familiar en quiebra. Su vocación y convicción periodística lo lleva a vagar errante entre coimas y culpas, consumando su plena decadencia al convertirse en un operador del poder. Paradójicamente todo a su alrededor lo empuja sádicamente a renunciar a su convicción para con la verdad y la justicia. Antihéroe lánguido, su villanía latente rompe con el poco decoro de su persona, consagrando la máscara de la hipocresía y la corrupción periodística. Se respira el clima de “apriete”, ese que recuerda con tanta fidelidad a Juan Carlos Descalzo, la ciudad es esa pegajosa telaraña donde los personajes se debaten moscas y arañas. Una extensa red de poder conjura el escenario para estas sórdidas tragedias, historias de títeres e irrepresentables villanos. SECTOR VIP Sector VIP. Argentina, 2021. Dirección: Eduardo Pinto. Intérpretes: Luis Machín, Martina Krasinsky y Joaquín Berthold. Guion: Rodolfo Cela. Producción: José Campusano. Duración: 109 minutos.
Retratar recuerdos con simpleza resulta imposible, menos aún parece posible ponerlos a rodar y hacer del imaginario colectivo una imagen nítida y sentida. Sin lugar a dudas Mamá, mamá, mamá enseña sentidas perlas del corazón, hijas de la lagrima por dolor y duelo vertidas. Divino ardor de ópera prima, fruto delicioso que en su espíritu encierra hechizo venturoso. Cleo de niña a mujer atraviesa el duelo, amiga la muerte se hace carne impregnando de su calor las escenas. La casa de muñecas alberga una historia cuyo tratamiento conjuga rituales y juegos, fantasía y realidad para correr el velo del sopor y atravesar el espejo. El elenco compuesto de virtuosas actrices se luce en una puesta tan hermosa como realista. Complicidad es la flor secreta que transgeneracionalmente nos atraviesa, animales ritualistas que rompen su lozana piel de porcelana a fuerza de pasión y dolor. “Me gusta la lluvia cuando se convierte en nieve y se hace palpable. Y como soy temeraria, y más valiente que ustedes, no atempero mi belleza con mezquindad, para evitar que me queme. Me la trago entera. Está hecha de carne, está hecha de sustancia. Mi imaginación es del cuerpo”. La enunciación de esta cinta se roza con grandes escritoras, poetizas, mujeres de ayer y de hoy que ponen espíritu a la obra entregando en cada imagen/pagina parte de su corazón. Mamá, mamá, mamá de Sol Berruezo Pichon-Rivière se lució en la Berlinale y en el pasado Festival de Cine de Mar del Plata. Sin dudas Puentes de Cine nos acerca la posibilidad de ver esta bella película que esperaremos poder ver prontamente en salas. MAMÁ, MAMÁ, MAMÁ Mamá, mamá, mamá, Argentina, 2020. Dirección y guion: Sol Berruezo Pichon-Rivière. Intérpretes: Agustina Milstein, Chloé Cherchyk, Camila Zolezzi, Matilde Creimer Chiabrando, Siumara Castillo. Producción: Laura Mara Tablón. Fotografía: Rebeca Rossato Siqueira. Montaje: Joaquín Elizalde, Valeria Racioppi. Dirección de Arte: Ángeles Frinchaboy. Sonido: Lucas Larriera. Duración: 65 minutos.
Rodada en 2018 en Rajastán, India, Hermanas de los árboles constituye un documental sorprendente, no solo por sus bellas imágenes sino por la historia de sus protagonistas y su comunidad. India es un país tan grande como sorprendente, culturas y rituales milenarios siguen siendo la joya exotista de occidente, lo que este documental nos permite es acercarnos a un drama universal y cotidiano; la falta de oportunidades productos de los crímenes paulatinos y silenciosos del colonialismo occidental. El testimonio versa sobre la comunidad del pueblo Piplantri, al noroeste de India, donde un proyecto encabezado por el alcalde del pueblo impulsa y mantiene el ritual de plantar 111 árboles con cada nacimiento de una niña. La finalidad principal de dicho proyecto se comprende con el dramático testimonio de los entrevistados, el infanticidio de las niñas es una práctica común en la comunidad ante la imposibilidad de solventar la crianza y pago de la dote en el matrimonio. La edición de los testimonios nos da perspectivas y relatos sumamente intimistas sobre el tema. Lo que no se nombra, pero si se muestra, es la continua e incesante labor de la cantera de mármol ubicada en el seno mismo de Piplantri. Esta industria de explotación avanza no solo sobre el entorno natural, sino también sobre la ciudad y las casas de sus habitantes. No resulta muy arriesgado decir que seguramente su explotación responda a capitales trasnacionales y que en el avance sobre el territorio de Piplantri se ha consolidado como la única y principal fuente de ingresos de dicha comunidad. Como el colonialismo es la ocupación de tierras, y de culturas, resulta necesario poder profundizar el concepto de “dote” tratado en el documental. El señalamiento de esta tradición como causa del conflicto retratado resulta una vía simplista y perjudicial que arroja el visionado hacia la conformidad del prejuicio occidental. El sistema de castas, de la India precolonial, contemplaba la “dote” únicamente en la casta superior, la casta inferior y rural realizaba rituales de ofrendas mutuas debido a que tanto la mujer como el hombre desempeñaban trabajos de relevancia. La economía precapitalista India estaba basaba, en gran medida en el trabajo en la tierra de forma comunitaria, como también oficios ancestrales de producción textil entre otros, allí las mujeres desempeñaban funciones importantes en todas las esferas de la vida social. La política pirata británica arruinó la economía rural y familiar india, la mercantilización total de sus territorios desplazó a las mujeres de sus roles productivos instalando, paulatinamente, la noción de irrelevancia en sus trabajos. La privatización de la tierras familiares y comunales desvinculo a la población de sus hábitos y rituales terruños. Sumado a ello la pérdida de identidad de la casta inferior rural buscó absorber costumbres, estilos de vida y legados culturales de la casta superior, mucho más coherentes con los sistemas de valores capitalistas que el colonizador instauró y los independentistas siguieron profundizando. La iniciativa de la comunidad de Piplantri no erradica la “dote patriarcal”, la canaliza por vías comunitarias y la vincula con su territorio, mostrando ser una vía de empoderamiento colectivo que retoma las lógicas productivas de sus antepasados, entendiendo la importancia del trabajo conjunto y el respeto a su tierra y costumbres. HERMANAS DE LOS ARBOLES Hermanas de los árboles. Argentina / India, 2019. Dirección y guión: Camila Menéndez y Lucas Peñafort. Participan: Kali Devi Paliwal, Nikita Paliwal, Bhawari Paliwal, Shyam Sunder Paliwal Fotografía: Camila Menéndez. Montaje: Santiago Estévez, Camila Menéndez. Música: Chandan Singh, Shula Ram, Kishan Singh, Banshi Lal Paliwal, Lalu Ram Bheel, Laxman Bheel. Distribuidora: Punctum Sales. Duración: 86 minutos.
Se estrena comercialmente en Cine.Ar TV (el jueves 13 de agosto a las 20 y repite el sábado 15 de agosto en el mismo horario). A partir del 14 de agosto estará disponible en la plataforma Cine.Ar La Tierra es originariamente inhabitable para el hombre, nos dice Ortega y Gasset; habitar es un deseo humano. La relación entre el habitar y el construir es una antigua, e intrínseca, empresa del pensamiento humano. Sin resquemores el documental de Gómez aborda el tema con extraordinaria soltura. El habitar originario, de estar en la tierra, entre a los mortales, frente a los cielos y ante los dioses es un acto de resistencia. El relato de los entrevistados es diverso, pero en todos encontramos la profundidad del filosofar más originario. El habitar que antecede al construir es el punto de partida, intentando recuperar el misterio de lo ordinario y poniendo de manifiesto la elocuente heterogeneidad de lo profundo. El habitar es la manera como los mortales son en la tierra. Testimonios que actualizan modos de ser del pasado, del presente y vaticinan nuestra relación en un futuro cercano (la tensión entre el campo-pasado y la ciudad-futuro). En la expectación se percibe la interacción mutua de mente, cuerpo y lugar (disertaciones de campesinos sobre su labor); el reconocimiento de un espacio medido emocionalmente frente al medido matemáticamente (disertación de los mineros frente a la sublime montaña); una visión mítica del construir y del habitar del pasado (razonamientos de un arqueólogo y la tensión con el relato de los pueblos originarios), todos procedimientos del construir que implican el pensar, sentir y habitar el espacio. La cámara ojo registra con asombrosa certeza momentos significativos, en una cierta visión ligada al mundo cotidiano, aunque con atisbos míticos, religiosos y naturalistas. El blanco y negro de la imagen, sumado a la ambientación musical de Nico Deluca, generan atmosferas por demás expresivas. Este documental es un lugar, que esfuerza los relatos hasta construirlos en entes plausibles de ser medida, conformando en el juego que se estable entre ellos los puentes necesarios para instituir un espacio-lugar. Los puentes son solo para el espectador, ningún relato se solapa, la experiencia de ver este documental es el de recorrer el espacio oculto y cotidiano que se da entre las cosas. LA CONQUISTA DE LAS RUINAS La conquista de las ruinas. Argentina/Bolivia/España, 2020. Dirección, guion y fotografía: Eduardo Gómez. Con los testimonios de Juan Cuevas Brañez, Mayko Crispin Méndez, Reinaldo Roa, Santiago Chara y Sebastián Apesteguía. Sonido: Joaquín Rajadel. Edición: Damián Tetelbaum. Música: Nicolás Deluca. Distribución: Rodeo Distribución. Duración: 88 minutos.
Se estrena comercialmente en Cine.Ar el 6 de agosto. Cuba nos une en extranjero suelo, Tantos fueron y son los apasionados aventureros que tienen por destino la joya del Caribe, este relato es uno más, que con humanista modestia, se embarca en un mar de incógnitas en búsqueda de asir una simple respuesta. Construido como un diario de viajante, el documental de Luciano Nacci entrega momentos de sublime belleza y relatos pregnados de lucidez. Auras de Cuba nuestro amor desea: Comprometidos con llevar la cámara más allá de las postales la película migra continuamente de la ciudad al campo. El contraste es significativo y concluyente; Cuba es colores y fiesta, ciudades donde la vorágine contemporánea desacelera entregado tiempo a la música y el baile en sus veredas. El testimonio de los músicos consolida una generación que anuncia su relevo, satisfechos con su misión se saben auténticos portadores del son. Cuba es tu corazón, Cuba es mi cielo, Los ojos miran a cámara, prístinos portales al selvático terruño. Los relatos de la vida del campesinado entregan notables reflexiones, cargados de sentir y bellas palabras. Las meditaciones sobre su hacer constituyen los testimonios más pujantes de la Revolución. Héroes del pueblo, nunca serán monumento, su sentir es el del propio peso del trabajo bajo el sol. Hombres y mujeres, ancianos y niños que sudan tradición, que se saben parte del proceso de labor. El cuerpo se rompe, se destruye como lo hacen todas las herramientas al trabajar el suelo del que provienen. Cuba en tu libro mi palabra sea. Revolución se cristaliza junto a tradición, el dialecto tan rico y antiguo, el cultivo y la crianza de animales, el tejido y la música popular son estandartes de lucha. Sus testigos son emblemas vivientes de una Revolución vibrante que nos emociona y convoca. Salud a la gran virtud de los realizadores de esta cinta, jóvenes entendidos en el espíritu de trabajo Latinoamericano. LOS CAMINOS DE CUBA Los caminos de Cuba. Argentina, 2019. Dirección y guion: Luciano Nacci. Director de Fotografía: Pablo Franco. Sonido: Luciano Nacci. Montaje: Luciano Nacci. Duración: 61 minutos
“Lo único feo es no tener porqué vivir” Qué es un adolescente? ¿Qué lo fue por 2005, cuando la retina aún conservaba latente los eventos del 2001 y la tragedia de Cromañón? Sin lugar a dudar sucesos que atravesaron la vivencia y experiencia de toda una generación. Fósiles de los acelerados cambios en la cultura digital, los antiguos blogs y proto-redes sociales como Fotolog, conservan todavía imágenes y registros escritos que aquellas subjetividades. Olvidadas, abandonadas por sus autores, resultan una memoria colectiva a la espera de ser releída. Como tantos CD’s improvisados (o de gran valentía autogestiva) de aquellas bandas, perdedores pop, que pasan a ser la joya nostálgica de algunos. “Solo, en un mundo de grandes donde los jóvenes no tienen razón, solo, cuando el otoño entro y mis amigos comenzaron los estudios. Que solo me sentí…” Yo adolescente recrea la escena retomando los escritos del conocido (y re-publicado) Fotolog de Zabo. El grito efímero, el ritmo efímero, un aliento vertiginoso de época que canaliza en el adolescente protagonista viñetas nostálgicas sobre la represión, la falta de comunicación, la sexualidad y el suicidio. “Ay si pudiera, tal vez, encontrarte otra vez y contarte las cosas que un día calle por el bien de ambos, ¿sabes?” El dolor es un lugar que se transita, pero el abismo de la comunicación recrea una emoción que se transforma en tragedia. Las calles, las plazas, las fiestas, las remeras y el rock, dispuestas a recrear una limpia escena porteña tan cercana como remota. Antiguas nostalgias de arrabal que inundan las callejuelas de Parque Centenario. YO, ADOLESCENTE Yo, adolescente. Dirección: Lucas Santa Ana. Guion: Lucas Santa Ana, basado en la novela de Zabo. Intérpretes: Ramiro Quattordio, Malena Narvay, Thomas Lepera, Jeronimo Giocondo Bosia. Producción: Alberto Masliah, Daniel Chocrón. Dirección de Fotografía: Pablo Galarza. Duración: 97 minutos.
Los ocho relatos de Murciélagos tocan diversos temas, destacan ser un registro de usos y costumbres surgidas del imaginario citadino en cuarentena. En diversos registros y formatos, claramente surgidas de las propias ganas de hacer, divertirse y reflexionar. Historias divididas por una suerte de “separadores” tan divertidos como interesantes: ¿Qué sucede cuando un murciélago entra en casa? La histeria y el ridículo se apoderan de los personajes atentando irrisoriamente contra el indeseable huésped. La pandemia impone nuevos ejercicios, mantener las rutinas en aislamiento se ha vuelto todo un desafío. Patas para arriba las cosas toman múltiples matices, una hospitalidad inusitada nos obliga a convivir con un virus que traduce y expone las desigualdades de nuestra comunidad. La propuesta de Murciélagos le marca la cancha al virus, muestra que la fragilidad biológica no será excusa suficiente para seguir sacrificando los proyectos y el porvenir. El imaginario del distanciamiento social encuentra una fisura significativa tanto en estos relatos como en la expectación desde nuestras casas. La permanencia en el hogar se entiende como permanencia en una comunidad, la del cine y sus actores, pensadores y creadores tiende un abrazo a quienes encuentran su sensibilidad atada a dicho lenguaje. No contentos solo con ello hoy se encuentran ampliando su red a un proyecto solidario, en pos de llegar a quienes no encuentran reparo en lo propio y necesitan hoy del apoyo de la comunidad. Se trata de redes de contención que hoy viendo trastocados nuestros mapas permiten ampliar los horizontes, los territorios de acción, evidenciando creativas dinámicas de acción. Loable signo de salud que llega para instalarse en nuestras comunidades.