Aquaman:
El mar nos llama
Cuando era pibe, era fanático de Superman gracias a las cartas de Cromy y las figuritas de Super Amigos (Super Powers) dibujadas tan magistralmente por nuestro gran negro García Lopez. Recuerdo que era imposible no perderse en esos diseños sonrientes, con el color tan único que tenía el negro y que tanto supo calar en generaciones; dejando un legado para los artistas que lo precedieron. Y fue entre esos juegos de “figus” y naipes que descubrí a ese personaje rubio que podía comunicarse con los peces y era rey de los mares. Alguna tarde mirando las aventuras de los Super Amigos en la tele, en una merienda me enteré que se llamaba Arthur Curry, pero siempre tuve desde mi infancia un gran aprecio por el rubio que iba de verde y naranja. Pero a lo largo de los años e injustificadamente a mi parecer, Aquaman se convirtió en ese personaje del cual todos se burlaban y siempre traté de entender el porqué: mi teoría es que a diferencia de otros personajes, quizás Aquaman sea el único miembro de la Liga de la Justicia que tuvo pocas chances en cine y en tv, pero en 2018 eso va a cambiar para siempre porque James Wan nos trae la aventura más comiquera que se haya hecho hasta ahora y realmente el espíritu de cualquier fan de DC no va a quedar inmune ante esta película.
El film es de origen, pero con la particularidad de encarar la historia (a mi entender) de la forma más comiquera que recuerde haber visto en pantalla. Retomamos donde Justice League (Liga de la Justicia 2017) dejó a Arthur (Jason Momoa) y ese pequeño pantallazo de Atlantis con Mera (Amber Heard) recordándole su posición como heredero real del trono tras la desaparición de la Reina Atlanna (genial interpretación de Nicole Kidman). El arranque de la película ya sienta bases para comenzar a sentir que lo que vamos a ver no será algo intrascendente, si bien para muchos, incluso la crítica, este film carga con una responsabilidad de cumplir las expectativas que los ejecutivos de Warner no pudieron mantener con el traspié que significó la última película que terminó a cargo de Joss Wedon y que contaba con nada más y nada menos los héroes más importantes de todo el universo DC. El que tomó la posta de semejante empresa es quizás el último mimado de Zack Snyder y que se mantuvo como candidato todo el tiempo desde que se anunció la realización del film: James Wan, un director que viene del genero un tipo que no le tiene miedo a nada y que logró siempre buenos resultados en cada proyecto en el que se haya involucrado.
Wan logra una película soberbia, un relato de origen digno de las mejores viñetas, con grandes actuaciones, con personajes que aportan a la trama. Visualmente arrolladora no puedo dejar de destacar las escenas de acción en el Sahara en la búsqueda de ese bendito Tridente que pondrá las cosas en orden en Atlantis, gobernada tiránicamente por Orm (Patrick Wilson) el medio hermano de Arthur, actor fetiche de Wan y que realmente logra una soberbia actuación para poner en contrapunto a uno de los villanos del film. El otro villano está encarnado por el poco conocido actor Yahaya Abdul-Mateen II y que será el medio en el film para llevar a cabo los planes de Orm de poner en guerra el mar con la tierra pero con la particularidad de contarnos de origen el porqué del odio de Black Mantha por Arthur; les puedo anticipar a los fans que los momentos de batalla de Arthur contra Black Mantha van a ser más que increíbles dejando a la altura el hype de cualquier digno lector que haya soñado con ver a estos dos cascarse en pantalla alguna vez.
La película tiene una duración de más de dos horas que se pasan volando, con respecto a los saltos en el tiempo de la historia mezclando un poco el origen de Aquaman siendo entrenado desde muy niño por Vulko (Willem Dafoe) siempre correctísimo y esos trazos de la historia Atlantiana forjando el destino de Atlanna y la concepción de este hijo mitad humano mitad Atlantiano que será el puente que una la tierra con el mar como cuenta un vieja leyenda, la película tiene momentos épicos, momentos donde nos emocionaremos y algunas pequeñas dosis de humor muy bien resueltas que no dejan que perdamos el sentido del viaje del héroe nunca.
Para terminar, quiero destacar la secuencia visual en la que podremos ver lo que James Wan puede lograr creando atmósferas, y es esa escena en el que los dos protagonistas se enfrentan a las criaturas llamadas LAS CRIATURAS DE LA FOSA (THE TRENCH), pienso que es su sello dentro de la película, un momento de terror único llevado a cabo con una maestría única del australiano marcando una pausa y a la vez un ritmo frenético pocas veces visto en películas de este tipo.
Aquaman trae un inmenso nuevo mundo para explorar personajes y criaturas únicas, batallas acuáticas memorables, escenas de acción rodadas realmente con la pasión que una película de DC merece. Van a disfrutar cada momento, se van a sentir niños viéndola y eso es algo genial, entender que además de entretener la función del cine es recordarnos que podemos disfrutar; disfrutar la fantasía sin que todo tenga una lógica, cabalgar un inmenso hipocampo o ver un pulpo tocar un tambor, sin la vergüenza de caer en el disfrute y la alegría visual. Así como muchos fans disfrutamos la oscuridad de Batman V Superman creo que la mejor forma de dar vuelta esa moneda es de la mano de James Wan, con una película que probablemente sea recordada como el verdadero resurgimiento de la luz tras Zack Snyder. Hay futuro para el DCEU (DC Extended Universe), quedan muchas historias que contar y esperamos con muchas ansias tener otra oportunidad de ver a nuestra Liga de la Justicia en una nueva oportunidad coral de demostrar porqué son los héroes más grandes de todos. Para cerrar esta review, hecha desde el inmenso cariño por estos personajes, déjenme decirles a los lectores: amigos no dejen de que absolutamente ninguna crítica condicione sus ganas de divertirse en una sala, de sorprenderse de soñar con los héroes que nos emocionaron de chicos en el patio de la escuela, esos héroes nobles, hidalgos con sus sonrisas enormes y opacando todo el mal con sus trajes coloridos, porque esos recuerdos hoy se viven en una pantalla y pobre de aquellos que no tienen esos héroes con los qué soñar.
*Review de Mariano González
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