El corte del boleto, el comentario del afiche, el olor del pochoclo y otra tantas cosas que no se pueden ver en pantalla pero sí sentir y que curiosamente no evocan tanto cuando uno recuerda verdaderos homenajes al séptimos arte. No soy el fan descarnado por la filmografía de Quentin Tarantino pero he visto absolutamente todas sus películas y participaciones en series de tv y tuve ese romance en el inicio de su carrera allá con Reservoir Dogs y todo el furor post Sundance. Hoy llega a todos los cines su novena película que suelta el intento (malogrado para mi gusto) del spaghetti western pero coqueteando desde otro lugar, un lugar que le sienta bien como constructor de relatos referentes a la cultura popular, siendo una especie de testigo del devenir de la carrera de estos protagonista que se encuentran sumidos en este mundillo que es Hollywood todo un ejercicio melómano acerca del cine. Ya desde la primera secuencia donde vemos a Marvin Schwarz (Al Pacino) en una charla con Rick Dalton (Leonardo Di Caprio) hablar del futuro de su carrera y las implicancias de sus decisiones entendemos lo que el director quiere dejar plasmado; y no es otra cosa que sacarle el velo a Hollywood mostrar en constante maridaje la acción que envuelve los tres ejes centrales en un entorno de perpetuidad con el celuloide, casi que no hay fotograma que no emane cine y es eso lo más interesante de Once Upon a Time In Hollywood. El trabajo de Brad Pitt es muy bueno interpretando a Cliff Booth, un doble de riesgo abocado al rol de amigo entrañable de Rick Dalton, un hombre sin empleo ni lugar en esa industria que lo tiene relegado por causas de un hecho accidental del pasado y que será de alguna forma el nexo para transitar los momentos de acción más interesante. No recuerdo una coexistencia más romántica en el pasado filmográfico de Tarantino como el que logran Di Caprio y Pitt en escena. No es una simple muestra de caballerosidad: son dos hermanos que disfrutan momentos y tiene charlas exquisitas donde debaten temas sin caer en los extensos diálogos a los que el director nos tiene acostumbrados y que a veces no son necesarios. Una de las cosas que más polémicas trajo en su estreno en el festival de Cannes pasado es la presencia y relevancia del papel de Margot Robbie como Sharon Tate. Lo que puedo decir respecto a esto es que vamos a ver una Sharon Tate que seduce a la cámara; hay escenas donde la muestran en un letargo eterno como si se fundiera en una ficción de metalenguaje, y creo que Tarantino cuenta quizás por primera vez una historia donde el eje no es la ficción simple sino una historia donde el cine es inmortal a todo acecho y que no apunta a subyugarte de la cultura pop sino a envolverte en una época. De alguna forma la película se aparta de la frivolidad del caso criminal y pone en foco la esencia misma de algo mucho más poderoso que la venganza como podría ser a Hitler en Inglorious Basterds, la película enaltece a estas estrellas las pone a resguardo incluso de la faranduleria y egocentrismo desmedido. Vamos a ver infinidad de cameos de actores y su forma de relacionarse en esas pool party’s tan deseadas también habrá tiempo para el intertexto porque Quentin Tarantino necesita ese toque ególatra que ya es sello y empaquetado de su marca. Estamos ante una una gran oda al cine un punto y aparte para un tipo que se creía perdido en un discurso que se disolvía en la intención de hacer como si el cine fuera solo una cuestión simétrica. La deconstrucción de hitos y mitos, es una gambeta al estatus quo idílico que en la realidad ilumina más a los asesinos que a los que asesinan de mentira, y esa es la verdadera venganza, la venganza de un cine que se cree muchas veces moribundo. No me quiero despedir de esta review sin hablar del último plano y destacar que presten especial atención a la última escena que logra emocionar. Vayan a verla al cine, disfruten de la ceremonia del cine en su total vitalidad con este Quentin Tarantino desprovisto de egos y entregado a hacer una película acerca de hacer películas.
No todos son tiempos de gloria, victoria y satisfacción Después de los eventos ocurridos en Avengers: Endgame, Peter Parker se encuentra atravesando el duelo de haber perdido a su mentor. De viaje por Europa junto a sus amigos deberá enfrentar las responsabilidades que implica ser el único Avenger disponible en la Tierra. Si pudiera definir esta nueva encarnación de Peter Parker empezaría diciendo que es una evolución desde cero de un personaje sin tantas expectativas de superhéroe propias, alguien absolutamente dependiente de las circunstancias y por sobre todo del padrinazgo de Iron Man. De las tres encarnaciones live action hasta el momento es esta quizás la que más afuera deja a generaciones que crecieron leyendo las aventuras del trepamuros por los cambios en su historia y los riesgos tomados respecto a decisiones narrativas. Este Parker de Tom Holland es alguien con falta de rebeldía, un simple niño con una responsabilidad enorme. Spider-Man: Lejos de casa nos ubica tras la muerte de Tony Star en los eventos ya conocidos por todos en Endgame, Peter intenta sobrellevar su vida de teenager realizando un eurotrip escolar con la idea de tener un merecido descanso y al fin tener ese acercamiento inminente con MJ (Zendaya) todo cambiará cuando en uno de los destinos sea localizado por Nick Fury (Samuel L Jackson) que lo pone al tanto de una amenaza que puede destruir al mundo pero que no estará solo en dicha cruzada sino que será secundado por Quentin Beck (Jake Gyllenhaal) un superhéroe proveniente de otra tierra que busca acabar con los ELEMENTALES y su paso destructivo. La historia tiene mucho humor como ya es costumbre en la factoría superheroica de Marvel. Hay cosas que no siguen una lógica comiquera pero hay que entender que esta interpretación de Spider-Man se toma muchas licencias respecto a eso y haciendo un comentario netamente personal, yo me siento absolutamente fuera de todo lo que le pase a este personaje: no me parece mal la reinterpretación del personaje y su mundo pero entiendo a qué público se apunta. Voy a hablar de lo que para mí es el mayor acierto de la película y es el villano: Quentin Beck/Mysterio aborda un plan bastante bien elaborado reuniendo un conjunto de motivos para lograr X cosa y por sobre todo remarco el modus utilizando el engaño y la tecnología creada por Stark para hacerlo posible. La película cuenta las consecuencias de la manipulación y el peligro de tener un poder enorme en manos erróneas y por sobre todo esto cual es el lugar de la exposición de una mentira en tiempos de globalización mediática, las escenas de pelea me parecieron algo muy bueno una forma de encarar el conflicto distinto sin caer en el golpe fácil y créanme que las consecuencias no van a ser en vano aun cuando se pisotee un tanto el final de Homecoming con esa idea de Adrian Toomes (Michael Keaton) respecto a la identidad secreta; una identidad secreta pisoteada a lo largo de la saga hasta el momento, siendo una de las cosas que más molesta al fondom comiqueril del amigable vecino. A rasgos generales puedo decir que esta segunda entrega de la franquicia de Sony/Marvel es levemente superior a la primera que la dirección de Jon Watts es correcta por momentos y a veces pareciera errátil tiene un comienzo un tanto lento y poco interesante, personajes que no paran de hacer chistes y no cumplen ninguna función en la trama como el mejor amigo de Peter, Ned (Jacob Batalon), al que podrían al menos darle una escena trascendente a futuro respecto. Creo que todos quisiéramos en la próxima entrega ver a un Spider-Man un poco más independiente y seguro de sí mismo sin la sombra de Tony Stark en torno a él. Hay dos escenas post-créditos que van a traer consigo miles de especulaciones respecto al futuro de MCU pero es un buen cierre de tercera fase, y es inminente la llegada de nuevos héroes a la factoría y Spider-Man: Lejos de casa nos deja en claro que Peter Parker va a ocupar un lugar central en los nuevos Vengadores. Si quieren saber muchísimo mas con data y el repaso de la película con spoilers no dejen de escuchar el podcast de Expedientes Cinergia que le estaremos dedicando al trepamuros y que estará saliendo a la brevedad. Vayan a verla por ustedes mismos y recuerden disfrutar de las historias sin la necesidad de convencer a nadie, tengan en cuenta el significado de reinterpretar personajes sin intención de ofender a los más fans, es una película divertida y con bastante buena acción para ir a pasarla bien en su visionado.
Simplemente el fin En el año 2011 se estrenaba X-Men: Primera Generación, un reboot que contaba los orígenes de los populares mutantes que ya habían hecho su presentación en cines tras una trilogía sobria a cargo de Brian Singer y que sirvió de catapulta a la carrera de Hugh Jackman, por ejemplo, y que dejó una genial interpretación de Wolverine a lo largo de la saga y en varias películas independientes que contaron las aventuras del mutante regenerativo. A lo largo de esta nueva saga pudimos ver pasar muchísimos de los personajes más importantes en las distintas formaciones que existieron dentro del genial cómic de la editorial Marvel, cuatro películas en total con actores de la talla de James McAvoy (Charles Xavier) o Michael Fassbender (Erik Lehnsher/Magneto) como cabeza de esta segmentación que se conoce a los largo de las sagas más conocidas y que tocan temas centrales como la lucha contra el racismo y la tolerancia entre muchísimos otros; por un bando la inclusión pacifica de los mutantes dentro de la sociedad por parte de Charles con su colegio para jóvenes especiales y por el otro, Magneto que sobrevivió el holocausto y teme que el humano común y corriente tome las mismas decisiones que lo alejaron de sus padres creando así una hermandad de mutantes dispuestos a tomar el control para dominar el mundo y prevalecer como una raza evolucionada de la humanidad. Tras este brevísimo repaso voy a hablar de X-Men: Dark Phoenix que toma nuevamente uno de los arcos narrativos más importantes de la historia de estos personajes que había sido levemente adaptada y con un mal resultado para mi gusto en X-Men: The Last Stand (Brett Ratner, 2006), escrito de enero a octubre de 1980 por el gran Chris Claremont y dibujado por el inmenso John Byrne -amo todo tu Superman-. Voy a empezar diciendo que tomando en cuenta la saga que cuenta con cuatro películas hasta su cierre siendo para mi gusto X-Men: Apocalipsis la más floja de todas, tiene un cierre muy digno. La historia nos va a contar los orígenes de Jean Grey (Sophie Turner) que es el personaje central de esta historia y cómo un hecho traumático de la infancia la acerca a Xavier (McAvoy) y a esta relación que también en yuxtaposición expone un costado de Charles alejado de lo que pregona y eso me parece genial. La villana es Jessica Chestain que se sabe tuvo que abandonar su rol de Skrull ante la negativa de Disney/Marvel que iba a hacer uso de los mismo en la película de Capitana Marvel. Entonces hubo reshoots y ahora su personaje es líder de una raza alienígena que sigue los pasos del Fénix con intenciones de obtener sus poderes y colonizar otros mundos. El personaje de Chestain toma un poco de dos personajes del arco del cómic por un lado un poco de Mastermind y por otro un poco de Emma Frost que empujan a Jean a la locura por medio de la manipulación. Es una aventura de X-Men hecha y derecha pienso que ir con intenciones de ver cameos (que los tiene dentro del vasto universo mutante) entiendo que a los fans puede saberle a poco, pero personalmente fui con cero expectativas y la verdad me pareció buena, excepto la cuestión del liderazgo de Raven (Jennifer Lawrence). Recordemos que Mystique formó alguna vez parte de los X-Men por manipulación mental o directamente de infiltrada para luego traicionarlos –Mistique es villana señores guionistas de cine- y otra cosa que no termina de agradarme es que el personaje de Quicksilver (Evan Peters) que parece haber sido tenido en cuenta siempre para tener un momento loop rescatando gente y desapareciendo luego;en este caso sin ninguna explicación siendo Peter Maximoff un personaje muy desaprovechado dentro de toda esta saga. Respecto a los integrantes de esta formación X-Men tenemos a casi todos los miembros excluyendo a Wolverine y Coloso, y eso también me parece acertado ya que le da un poco más de lugar a personajes como Bestia (Nicholas Hoult), Nightcrawler (Kodi Smith-McPhee) y Tormenta (Alexandra Shipp). Nuevamente la trama nos va a llevar a Magneto (Michael Fassbender) y sus acólitos de la hermandad de mutantes viviendo una vida de exilio post eventos de Apocalipsis, pero esa vida de supuesta calma se termina cuando Eric descubra un hecho que lo hará tomar medidas extremas en su rol mutante. Las escenas de acción donde se puede ver a los mutantes explotando al máximo sus poderes me parecieron bien resueltas: destaco algunos efectos que marcan características principales de algunos personajes, y el guion sin ser perfecto sabe salir rápido de algunos baches -pienso que es una aventura de X-Men que no tiene a esos personajes más importantes que a veces hacen que la trama solo se enfoque en ellos-. La película se resuelve rápido, enseguida sabemos hacia dónde va a ir y el tercer acto tiene una batalla de mutantes enfrentados exponiendo sus intereses personales ante una amenaza que no les será indiferente a ninguno. El soundtrack a cargo de Hans Zimmer es soberbio logrando enaltecer secuencias que dudo que hubieran destacado con otra música. Para ir terminando solo voy a hacer una pequeña reflexión: vivimos momentos sobre todo en el cine de superhéroes donde parece que la experiencia no es completa si no trae lazos externos. Si no hay guiño no sirve, si no explora fuera de lo que se cuenta es malo. Les recomiendo ir a ver esta película despojándose de todos esos prejuicios: vayan y disfruten de una aventura de los mutantes sin que eso sea opacado por nada ni nadie, es una buena película y quizás la despedida de muchos personajes. No esperen fan service berreta y no se queden esperando una escena post créditos -no la hay-. La historia termina como pasaba antes que las historias terminaban de manera planeada y no caían en el hastío. Simplemente es el fin de una generación.
Una vida hecha de canciones La música como contrapunto para contar el porqué, sin lo obstinadamente pretencioso que muchos realizadores creen necesario para narrar la historia de una estrella del rock, a veces basta con subrayar esa voz al costado que te incentivó a pesar de que todos esperaban verte fracasar o esa súplica por un abrazo de la persona indicada. Reginald Dwight no llegó a la música para brillar. En todo caso Reginald Kenneth Dwight fue la chispa de esa ignición. Rocketman es una biopic más, es una historia desprolija y no lineal al tempo, un musical plano pero también es una historia increíble y una magistral puesta actoral por parte del protagonista (Taron Egerton). La historia sigue los pasos de la estrella desde su temprana edad en sus primeras lecciones de piano a oído y los malos tratos por parte de sus padres. Tiene una particular forma atrapar con ráfagas oníricas esos primeros desencantos de una vida llena de excesos, pasando por Bluesology y esa eterna sociedad musical con Bernie Taupin (Jamie Bell). Elton llega a su primera reunión de AAA vestido de diablo afirmando ser adicto al alcohol, a todas las drogas, al sexo, bulímico y por sobre todo comprador compulsivo. Pienso que su mayor virtud es ser sincera con su empalagosa puesta, no busca ser correcta desde el simple homenaje se mete con la vida del músico desde sus problemas de adicción y su larga e intensa soledad mezclando pasajes de su vida con musicales (no siempre bien resueltos) pero entretenidos. Hay escenas que expulsan de la emoción. Sobre todo dos: la de la composición de “Your Song”, donde puede leerse claramente esa declaración de amor por alguien que es parte esencial en la vida de Elton; y la otra cuando interpreta “Crocodile Rock” en su primer show importante en los EEUU, logrando en una secuencia de ensueño una fluctuación perfecta de lo que representa la música cuando sale de alguien con semejante talento. Rocketman aborda la soledad y esa eterna lucha de un ser frágil por no perecer al desamor heredado, la estigmatización típica de la época a la homosexualidad a través de una docena de hits pegadizos. La parte más floja es el arco que tiene a John Reid (Richard Madden), quien fuera manager de Elton por más de veinte años y con quien tuvo un prolongado romance que terminó en una demanda legal por malversación de fondos, cuando el cantante descubrió una carta que detallaba los gastos del manager. “Nunca te van a amar debidamente” le dijo su madre Sheila Farebrother (Brice Dallas Howard) cuando Elton le confesó su homosexualidad, y le costó varias internaciones y un intento de suicidio entender que DEBIDAMENTE es todo aquello que nos hace bien, asumir lo que somos, entender lo que no tenemos y perdonar a pesar de todo. Rocketman en su impronta de película celebrativa tiene un mensaje muy lindo “LA MUSICA COMO MOTOR DEL ALMA”. Rocketman sin ser perfecta es de esas películas que permiten transgredir sensaciones siguiendo los parámetros del rock y la lisergia propia de una estrella tan potente como caricaturezca.
Ay Jason Blum: lpqtp Erica (Juliette Lewis) con su hija adolescente Maggie (Diana Silvers) vuelven al pueblo de donde es oriunda por presuntos problemas económicos que la ponen a trabajar como camarera en un casino y a Maggie en un nuevo colegio con compañeros nuevos, con todo lo que eso implica para una adolescente de su edad. Hasta ahí la típica historia convencional que intenta ponernos en contexto de lo que va a ser una película con grandes problemas de guion y que no logra establecer los parámetros para imponerse como una nueva joya de la compañía Blumhouse tras grandes éxitos como Get Out o Split (ambas de 2017). El encargado de la dirección es Tate Taylor, quien estuvo detrás de cámaras en The Help (2011) y la floja The Girl on the Train (2016). Enseguida vamos a ver a Maggie tener los primeros acercamientos con algunos compañeros del nuevo colegio al que asiste. Con esa idea un tanto reiterativa de que todos los adolescentes solo quieren beber alcohol y fumar marihuana es que salen de parranda en la furgoneta de uno y se topan con Sue Ann (Octavia Spencer) que obra de buena samaritana para abastecerlos de alcohol ya que ninguno es mayor para compararlo; pero ella no solo accede a esto sino que además los invita a su casa, más precisamente a su sótano, con la premisa de velar por su seguridad y tengan un lugar seguro donde parrandear sin salir a conducir en estado etílico y/o drogados. Claramente los intereses de Sue Ann son otros y nada tienen que ver esa imagen de señora buena onda que intenta dar,. La actuación de Octavia Spencer es lo mejor de la película, siempre correcta en absolutamente todas las escenas pero el film es preso de su propio guion, la sobrexplicación hace que no se entienda esa necesidad por contar con detalles el porqué del accionar de Sue Ann sumado a la forzada aparición de personajes como de Ben (Luke Evans), desaprovechadísimo, que hacen mella en una historia pasada cuando jóvenes tuvieron desafortunados tratos con Sue Ann, esos flashbacks logran todo lo contrario con el personaje de una mujer atormentada y terminan siendo contraproducentes a su fin. Hay momentos realmente inexplicables e innecesarios en los que me sentí subestimado, soy muy fan del género, pero no hay un rumbo para esta historia. Los personajes toman decisiones que no se quedan solo en lo absurdo de una ficción normal: hay situaciones que no tienen sentido como una transfusión de sangre o el indicio de una noche donde un personaje que ha sido drogado despierta semi desnudo en su cama con signos de haber sido ultrajado y sin más datos que unas marcas en las rodillas y sin más explicación que esa. El tercer acto, cuando uno cree que todo va a ser un baño de sangre, queda en algún que otro momento gore, personajes opacados como el de la gran actriz Allison Janney (Dra Brooks), jefa de Sue Ann en la veterinaria donde trabaja, o la misma Juliette Lewis que hacen sombra a una película olvidable, muy a mi pesar ya que fui con muy buenas expectativas. El cierre predominante en clichés casi sin esfuerzos la transforma en una película plana, por momentos larga y que seguramente pase sin pena ni gloria por el cine. Esperamos los fans del género que no sea esto una recaída en las muy interesantes propuestas por parte de Blumhouse que es junto a A24 de los mejores exponentes de cine de terror y fantástico en la actualidad. Por favor Jason Blum: en ti confiamos.
El niño maldito Desde la concepción de Superman a manos de Jerry Siegel y el artista canadiense Joe Shuster en 1933 hemos transitado todos los diferentes eventos de su vida como el primer superhéroe importante de la historia. Es quizás el personaje ficticio más conocido del mundo pero, ¿Cuál es el elemento más frecuente para narrar una historia de un personaje que prácticamente es indestructible y de una moral irrebatible? Y la respuesta a esa pregunta a mi entender siempre es la misma: UN CONFLICTO. Superman es y será siempre un humano por dentro: a pesar de su legado alienígena fue criado con el amor de unos padres adoptivos que hicieron de su moral su mayor virtud y a lo largo de sus más memorables historias es su espíritu el que más hizo tambalear su integridad como héroe, no por nada se lo conoce como EL GRAN BOY SCOUT. Este año gracias a Screen Gems, Stage 6 Films y distribuida por Sony Pictures Releasing llega una película que misteriosamente toma todo de la mitología del Kryptoniano para narrar los eventos de una historia con tintes de terror y gore. Una nave cae en la granja de los Brayer y ellos ante la imposibilidad de concebir deciden adoptarlo. Quiero empezar diciendo que una de las cosas que más me llamó la atención cuando vi por primera vez el trailer de esta película fue ver como se abordaba desde otra productora que no tiene los derechos de Superman para contar una historia tan similar sin que alguna demanda legal les caiga pero enseguida sonó el nombre de James Gunn en la producción y todo tuvo algo más de sentido. Se sabe que el director está detrás de la secuela de Suicide Squad y no sería equivocado pensar que de alguna forma llegó a un trato con Warner/DC para que el borrador de Brightburn tenga luz verde sin ningún juicio de por medio. Dirige David Yaroveski, un cercano colaborador de Gunn que cuenta con algunos cortos en su haber y con un guion de Mark y Brian Gunn. Las vidas de Tory (Elizabeth Banks) y Kyle (David Denman) se verán afectadas cuando decidan criar en secreto a un alienígena al que llaman Brandon (Jackson A.Dunn) que a temprana edad comienza a desarrollar habilidades pero que oculta aspiraciones de conquistador. Lejos de encontrar una armonía el protagonista se obsesiona con una compañera de la escuela a la cual molesta de un modo voyeurista cuasi incómodo. Por la edad de los niños no logré enganchar nunca con las motivaciones que tiene y por sobre todo por las acciones en un plan que implica un supuesto dominio de la humanidad. La película se convierte en una especie de venganza ilógica contra todo aquel que se cruce en los caprichos de un niño con los problemas típicos cualquier niño de esa edad. Se destacan algunas escenas de muerte al mejor estilo videojuego de la saga Mortal Kombat, algunas escenas funcionan bastante bien pero la película hace agua por todos lados en el tercer acto, llegando a una conclusión un tanto apresurada y que nos hace pensar en la idea de contar una historia de origen donde el protagonista sin un rumbo claro aprovecha cualquier método para abordar su plan aun cuando la resolución es perezosa para la magnitud de sus poderes. Elizabeth Banks siempre bien y los efectos están decentes es una película que quizás cumpla en su búsqueda de conformar a un público efervescente por ver por primera vez la historia de un antihéroe desde su perspectiva abrazando el mal. La propuesta está bien pero no hace demasiado mérito para destacar incluso para ver una supuesta secuela. Una de las cosas que hacen único a un personaje como Superman es su capacidad de ver lo mejor de nosotros los humanos: Clark quiere ser uno de nosotros, nos imita y llega a convertirse en un dios para muchos que ven en él a el salvador, una luz entre tanta oscuridad. Quiero cerrar esta review citando un párrafo de una gran novela gráfica llamada “Kingdom Come” escrita por Mark Waid y dibujado por Alex Ross que fue publicada en 1996. ““De todas las cosas que puedes hacer, Clark”, clama el pastor McKay en su discurso final hacia un Superman enloquecido por la ira, “de entre todos tus poderes, el más grandioso siempre ha sido tu capacidad instintiva para distinguir el bien del mal… Sin embargo, en el momento en el que dejaste que el súper pesase más que el hombre, en el que dejaste tu humanidad atrás… perdiste tu instinto, así como tu buen juicio””.
Un viaje en el tiempo La historia narra los tormentos de un popular mago llamado Lorenzo Mancini (Germán Baudino) que sufrió un trauma hace treinta y cinco años cuando presenció la muerte de su padre también mago y que era conocido como “El Gran Dante”, una serie de asesinatos se sucederán justo antes de dar uno de sus shows poniendo a Lorenzo como principal sospechoso. Voy a arrancar diciendo que la película funciona como un homenaje al subgénero Giallo de terror y quizás sea por esto mucho más valorada por los fans de ese estilo que por el común de los espectadores que no es habitué del cine de terror. Los hermanos Luciano y Nicolás Onetti han sabido atrapar por sus puestas en sus otros Giallis: Sonno Profundo (2013) Y Francesca (2015) que conforman la trilogía junto a Abrakadabra y que han explotado con mejor resultado para mi gusto en Los olvidados (2017). Hay un reflotar del Giallo en este Neo-Terror que cuenta con unas cuentas nuevas películas y otros tantos remakes esa forma de expresionismo típico con colores saturados donde predomina el color rojo y esa música sintética creando la atmósfera necesaria para dotar al film de una forma de expresionismo que resulta por momentos y empalaga por otros. La idea de hacer un montaje doblado y en diacronía a modo guiño a mí personalmente me parece innecesario aunque el resultado no molesta del todo. Destaco algunas tomas realmente buenas que elevan sin lugar a dudas el resultado, las actuaciones están bastante bien en un argumento que sigue los cánones del subgénero: un asesino que acecha desde las sombras y que aborda a sus víctimas (casi siempre mujeres) dejando escenarios de muertes surrealistas. La película fue rodada en su mayoría en la ciudad de Azul, de donde los directores son oriundos, y es un punto también a tener en cuenta ya que la puesta en escena y la iluminación son cruciales para contar este tipo de historias y les ha quedado realmente muy bien la ambientación. No hay duda que los fratelli Onetti son de los mejores exponentes del género nacional, eso se puede ver en su filmografía independientemente del resultado hay una clara búsqueda y buen ojo para esta clase de films. El tercer acto tiene una vuelta de tuerca interesante y cierra con una secuencia de títulos acorde al montaje general. Abrakadabra es una buena película y no hay duda que los fanáticos del Giallo la van a pasar bien en su visionado. Es interesante saber que existen propuestas de género para un público menos masivo de un tiempo a esta parte La Argentina es un exponente para realizadores con buen ojo narrativo, directores que cuidan el cine porque es el cine que mamaron de chicos.
Un mundo de sensaciones Pokémon (palabra deriva de Pocket-Monster) nace en Japón allá por el año 2006 como un videojuego RPG y no pasa mucho tiempo hasta que logra convertirse en un éxito tremendo debido a su popularidad que lo catapulta a la tv, manga, juegos de naipes y todo tipo de merchandising que existe alrededor del mundo y casi que podría decirse que no hay niño que no sepa quién es ese personaje amarillo de mejillas rojas y cola en forma de rayo llamado Pikachu. Corría el año 2016 cuando Warner Bros. Pictures y Legendary Pictures anunciaban la primera película live-action de la Pokemón Company International que iba a ser dirigida por Rob Letterman (Shark Tales) y protagonizada por Justice Smith (Jurassic World: Fallen Kingdom). El primer trailer de la película creo que ya nos atrapó a todos, la idea de ver a todos los pokemones conviviendo en un mundo junto a los humanos era motivo más que suficiente para que una gran sonrisa se pintara en tu cara y a modo adelanto déjenme decirles que van a salir del cine con la necesidad de tener un Pokemón a mano para poder abrazar. La película narra la vida de un adolescente llamado Tim Goodman (Smith) quien supo ser entrenador de Pokemones un tanto estancado en el pueblo en el que vive tratando de encontrarle un sentido a su aburrida vida hasta que recibe un mensaje proveniente de Ryme City que dice que su padre a desaparecido y recibirá la ayuda de quién fuera su compañero y único testigo de su desaparición Pikachu (Ryan Reynolds) aunque no logre recordar nada de lo sucedido aquel día. Una gran aventura no solo para fans, entiendo que la historia de estos simpáticos personajes es enorme, pero no siento que los que decidan ir a ver la película necesiten ser eruditos en el tema para disfrutarla, es una película para todo público de esas aventuras que en los años noventa supimos tener al estilo Quién engañó a Roger Rabbit? o Space Jam, donde los personajes interactúan de una manera muy fluida con actores de carne y hueso. Detective Pikachu fue rodada con unos efectos que maravillan respecto a la textura que se logró en los personajes digitales, algo que realmente se destaca mucho sobre todo en los momentos donde se mojan o ensucian y uno puede notar esos detalles que no por pequeños dejan de asombrar. La película lleva en su trama esos toques de humor intrínseco de esta clase de producciones y realmente quedan muy bien, las escenas donde Psyduck aparece no tienen desperdicio: los fans van a salir satisfechos porque sin conocer a todos los tipos de Pokemones existentes puedo decir que van a ver en pantalla a los más importantes; incluso los van a poder ver batallar en varias escenas. No hay dudas que Pokémon: Detective Pikachu es una grata sorpresa. Seguramente el inicio de una saga que abrió una puerta a un mundo maravilloso para explorar. Van a salir de la sala necesitando abrazar a Pikachu. Para cerrar esta review quiero detenerme para hablar de este año donde a pesar de los tanques esos que arrollan todo a su paso han sabido destacar algunas películas lindas, interesantes que no buscan ostentosamente más de lo que pueden ofrecer. Ya sé que no deja de ser cine mainstream o pochoclero, como suele decirse, pero quiero referirme a los que se tomen ese ratito para leer estas palabras. El cine es entretenimiento, es una forma de escape, un arte expresivo que escapa a la simple regla delo dato taquillero, el cine no es solamente un dato corporativo o un simple invento de marketing. No se permitan caer en opiniones supinas de red social que las peleas de los que se supone saben más de cine dejen de importar más que la película en debate, vivimos tiempos donde la razón es enajenada y superflua a cualquier fundamentación. Volvamos a ir al cine a ver películas y debatir con respeto acerca de lo visto sabiendo cuál es nuestro lugar y sobre todo aprendamos a escuchar y saber entender y apreciar el gusto ajeno por el cine, sea cual fuere el género en el vasto universo que es el de las películas.
El imperio contraataca Tras veintiún películas Avengers: Endgame significa un cierre para muchos personajes tan queridos por los fans de Marvel. La batalla de Infinity Wars había dejado muchas bajas importantísimas y el grupo sobreviviente diezmado intenta desesperadamente localizar a Thanos y reconstruirse con la obtención de las gemas del infinito, pero la derrota ha hecho que los lazos no sean los mismos y la idea de unirse para luchar es cuando menos lejana. Es innegable que la fórmula Disney Marvel es redituable y han sabido trascender película a película variando entre tramas a veces mejor que otras pero el resultado ha acompañado siempre en la taquilla mundial y eso amigos no es poca cosa. El dúo de directores que lleva cuatro films sobre sus espaldas parece saber a la perfección cuales son las líneas argumentales para hacer de Endgame un viaje increíble. Nos vamos a encontrar con historias a las que les faltaba desarrollarse un poco más y era necesario en personajes como Clint Barton (Jeremy Renner), por ejemplo, que tiene una subtrama muy interesante dentro del film y abren un futuro para la inminente serie que lo va a poner como protagonista en Disney+. Cabe destacar que las tres horas que dura Endgame mantienen la atención y no decae en ningún momento. Párrafo aparte para personajes como el de Tony Stark (Robert Dawney Jr) y Steve Rogers (Chris Evans) que han transitado su relación en pantalla con roces desde Civil War pero realmente siento que es en esta película donde mejor marcadas quedan esas diferencias: siempre vimos a Steve como alguien que busca hacer el bien de una manera insoslayable pero en este caso vamos a ver cómo ese cuestionamiento post eventos en la derrota de Infinity War lo exponen como alguien que ha subestimado un poco esa idea de protector de la tierra en un careo que tiene con Tony y que me parece más que interesante como planteo de esas ideas, dos tipos que entienden un mismo problema de maneras muy diferentes y aun así llegan a entenderse. Avengers Endgame es un evento que genera algo particular en la cultura pop de este tiempo y uno puede entender a través de sus personajes y el viaje evolutivo en muchos casos el por qué la espera tan frenética por ver el cierre, respecto a lo técnico los efectos están bien logrados salvo algunos detalles que a mi gusto siguen haciendo ruidos sobre todo las escenas de Hulk (Mark Ruffalo) que tiene momentos donde el abuso de CGI puede hacer un ruido, el elenco es enorme pero puedo decir que los directores han sabido darle lugar a casi todos y creo que todo eso que esperábamos ver de alguna manera u otra pasa,van a salir satisfechos con la participación de sus héroes preferidos en esta trama. Quizás el personaje que siento más desaprovechado sigue siendo Thor que estuvo bien en el evento anterior y acá vuelve a verse algo ridiculizado y me apena un poco ya que es un de mis preferidos de siempre. Para hablar del tercer acto y cierre me gustaría detenerme a hablar de algo que a muchos pseudoperiodistas especializados les molesta hablar y es de la épica en películas de superhéroes trayendo a cuentas que la necesidad narrativa requiere gran mayoría de veces de su uso y Endgame lo tiene primero con una batalla descomunal con todos los héroes interactuando en escena logrando emocionar. No creo exagerar en decir que esa escena plasma un viaje de once largos años y eso es algo que todos debemos aplaudir , dejando de lado las rencillas zonzas de ser fan de una editorial o la otra. A veces suelen aparecer frases sueltas por parte de gente que no logra disfrutar del todo esta clase de cine diciendo que el cine de superhéroes ya no es rentable, y qué puedo decir yo que a mi edad me siento feliz de vivir en este tiempo donde puedo elegir qué ir a ver al cine y con quiénes. Considero que mientras el cine logre lo que Avengers Endgame logra dentro y fuera de la ficción tendremos muchísimos más momentos como este a futuro. No queda mucho más que recomendar mucho este fin de viaje, disfruten con amigos, solos o en pareja y las veces que quieran de ver a sus personajes preferidos. Considero que la película les va a encantar y se van a emocionar muchísimo porque también es tiempo de despedidas. Aclaro que la película no contiene escenas post créditos. Quizás también sea un modo de decir que este es un adiós, pero no el fin. Que a veces para vencer es necesario entender la derrota y soltar el bienestar propio si el fin amerita un bien común y lo que sea que eso cueste.
La forma de vencer es creer en uno En 1940 Fawcett cómics crea al Capitán Marvel, un superhéroe particular ya que su identidad real es la de un niño llamado Billy Batson que se transforma en superhéroe al pronunciar la palabra SHAZAM (claramente inspirado en Superman), pero no voy a hablar de la disputa legal acerca del nombre del personaje con el de la casa de las ideas, quisiera hablar de por qué es particular este personaje ahora que va a tener su propia película y sobre todo por qué puede llegar a marcar algo distinto respecto a todos los superhéroes que existen en la actualidad. Desde sus orígenes los superhéroes sobrellevan en su mayoría la carga de recorrer ese camino lleno de obstáculos en pos de hacer el bien de convertirse en verdaderos héroes, fracasando una y otra vez aprendiendo muchas veces del villano esa lección necesaria para cualquier trama; que la forma de vencer es creer en uno, luchar con el corazón o sacrificarse por el bien de todos. Pero ese camino del héroe que transitamos una y otra vez y admiramos con las pulsaciones a mil, viñeta a viñeta o cuadro por cuadro son protagonizadas por personajes adultos por héroes inmersos en problemáticas típicas de la coyuntura adulta. Billy Batson es un niño. ¿Qué digo solo un niño? Billy Batson es un niño huérfano, pero con una motivación enorme que es la de poder reencontrarse algún día con su verdadera madre y es su buen corazón lo que lo convierte en el elegido por el gran mago Shazam (Djimon Hounsou) para llevar los poderes de los seis magos antiguos gritando el nombre que es el acrónimo formado por la primera letra del nombre de cada uno: Salomón, Hércules, Atlas, Zeus, Aquiles y Mercurio. Me parece muy interesante la propuesta y siento que las decisiones de David F. Sandberg respecto a eso son las más acertadas, pero paso a decirles por qué lo creo así: nos vamos a encontrar con una película que a pesar de los pases de comedia necesarios para una trama donde el personaje es un niño, toda la película incluso cuando se transforma, maneja momentos de drama de una manera muy elocuente. Uno empatiza con esa búsqueda de Billy y se siente el peso de no terminar nunca de pertenecer a un lugar al que poder llamar hogar; por otro lado la película arranca con un momento bastante oscuro que nos cuenta un poco los orígenes de Thaddeus Bodog Sivana (Mark Strong) y acá me voy a detener un segundo porque el DCEU vuelve a tener un supervillano a la altura, un antagonista con propósitos claros que en ningún momento duda de sus verdaderas convicciones es una gran actuación de Strong que por momentos mete miedo en cada escena en la que participa. Sivana quiere los poderes de Shazam cueste lo que cueste, él es un adulto que ha perdido la razón por un hecho del pasado; él necesita demostrar su valía, de alguna forma Dr Sivana es producto de una familia que lo ha marginado por no saber valerse cuando niño y eso es una marca que lo hará obsesionarse con obtener esos poderes; la película nos va a poner esa disyuntiva de un adulto intentando quitarle el dulce al niño con las armas que peor nos definen en la vida adulta y es por eso que la lucha y la perseverancia de Billy tienen otro valor porque son las armas de un ser puro, de un niño que no ha sucumbido aún a los deseos de poder típicos de alguien que perdió la inocencia. Shazam es una película redonda con interpretaciones más que destacables: Zachary Levy en la construcción de un niño en la piel de un adulto con superpoderes no podía ser más efectiva. Logra momentos mágicos con Freddy Freeman (Jack Dylan Grazer) rememorando esas duplas geniales de las buddy movies que tanto amamos ver de pibes. En cuanto a los efectos especiales y por no ser una película tanque respecto a lo que costó en su producción, se ve muy bien. Sus efectos no hacen ruido en ningún momento y el score hace lo suyo en esos momentos donde la épica lo amerita a cargo del joven y talentoso Benjamin Wallfisch (compositor en IT y Dunkirk, entre otras). El tercer acto es algo que los fans van a recordar por siempre: momentos de plot twist muy esperados. No puedo negar que ahogué más de un gritito llegando al final y quédense porque vamos a tener dos escenas post créditos dignas de frote de manos pensando en el futuro de nuestro amado y vapuleado DCEU. Repasando, el resultado de las últimas dos películas digo que, como fan de DC, podemos soñar con un futuro donde ver los personajes que tanto amamos en la pantalla, parece ser que Warner vislumbra claramente el camino a seguir y es paradójico pensar que es de la mano de directorxs que particularmente vienen del género y que están contando historias donde el terror y la oscuridad son funcionales Pagar una entrada de cine en estos momentos tan especiales que nos toca vivir en la Argentina y poder despojarse de una realidad tan difícil aunque sea por unas horas es motivo suficiente para dejarse llevar por una historia con personajes que invitan a soñar, los valores están en nosotros que nuestro superpoder sea la fortaleza de discernir los caminos construidos en nuestros hogares antes de perecer en la realidad adulta de una vida repleta de obligaciones, recordemos lo que era disfrutar, reír a carcajadas, abrazar, ser honestos, dicen que el villano define la clase de héroe que vas a ser, medítenlo un segundo y digan la palabra mágica.