Los amantes:
La pantalla funde a negro, letras blancas, fin; y la pregunta me rebota en la cabeza ¿Nunca más disfrutaremos de un actor tan fantástico como Joaquin Phoenix? En teoría, Los amantes es su última incursión como intérprete en el cine, porque se dedicaría íntegramente a la música. Si algo debo decir entonces, es que se despide con un gran trabajo.
Los amantes es un drama complejo y completo, muy bien logrado, que obliga a quedarse sentado dos o tres segundos apenas termina, como para digerir la última escena.
Leonard Kraditor -Phoenix- en ante todo un hombre que sufre. Su pareja lo abandonó muy poco tiempo antes de que se casaran, lo que lo convirtió en un ser medicado y con serios problemas depresivos, que en sus momentos más bajos tiene tendencias suicidas. Tuvo que mudarse a la casa de sus padres, en donde intenta encontrar su lugar a pesar de que ya han pasado cuatro meses desde su llegada.
El padre de Leonard está por vender su tintorería y una noche invita a su amigo y futuro comprador de la empresa, quien va a cenar a la casa con toda su familia. Entre ellos está su hija, Sandra -Vanessa Shaw-, con quien Leonard hace buenas migas y comienza una relación políticamente correcta. Y aquí me detengo un instante.
Los Kraditor son una familia judía no ortodoxa pero sí tradicionalista, y los amigos y próximos inversores son los Cohen. Esto es necesario mencionarlo, porque hay un trasfondo constante respecto de la religión, aunque lo brillante es que el director James Gray no lo enrostra, sino que lo da por sentado. No es lo mismo que Sandra sea una Cohen para los Kraditor, pero en lugar de explicitarlo con palabras, basta una mirada de los padres. De hecho, uno de los logros del film es que evita los lugares comunes en los que se suele caer para mencionar el tema del judaísmo.
Retomo.
Como decía, Leonard hace buenas migas con Sandra, sin embargo, una tarde conoce a su vecina Michelle -Gwyneth Paltrow-y se enamora completamente. Ella es inquieta, curiosa, intrigante, y despierta la fascinación en Leonard. Claro que Michelle tiene sus propios problemas: es la amante de un hombre casado y con un hijo que siempre promete dejar a su familia, pero lo posterga.
Se construye un triángulo amoroso un tanto retorcido. Sandra, fiel y firme con un Leonard que está cómodo con ella, pero que realmente está enamorado de Michelle, una mujer que lo usa como colchón y lo quiere “como amigo”, pero que a su vez ama a ese hombre de familia.
Evidentemente, con tres corazones en juego, alguno saldrá herido.
Los amantes es una composición sólida que tiene como punto alto el hecho de apelar a la inteligencia del espectador. No hace falta contar todo para comprender los sentimientos, y he allí un gran mérito en el casting. Los tres protagonistas rinden a la perfección, y el guión es sobresaliente.
Muy buena opción para desatar la melancolía.
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