Para poder analizar correctamente La Batalla de los Cinco Ejércitos, tenemos que retrotraernos al final de la película anterior. ¿Por qué? Porque para mi La Desolación de Smaug tiene uno de los peores finales de la historia del cine, y Peter Jackson parece darme la razón con los primeros 15-20 minutos de esta última aventura. Todos recordamos a Smaug bañado en oro, volando hacia la Ciudad del Lago y gritando "I am Fire! I am Death!". Bueno, esta tercera parte de la historia arranca justamente ahí, y en pocos minutos, ya se resuelve el plot del dragón. Por ende, la primera media hora de película es desperdiciada cerrando el final de la anterior. Otra escena que nos había quedado colgada es una sub-trama inventada exclusivamente para esta adaptación, que es la captura de Gandalf a manos del Nigromante (o mejor dicho, Sauron). Pero, nobleza obliga, esta instancia me parece mucho mejor resuelta que la mencionada previamente y sirve muchísimo para enganchar esta trilogía con la de El Señor de Los Anillos y, ya que estamos, mostrarnos un par de caras conocidas como Saruman, Elrond y Galadriel (la Liga de la Justicia de la Tierra Media) repartiendo un par de piñas. Con estos muertitos dejados atrás ya nos podemos adentrar bien en lo que es La Batalla de los Cinco Ejércitos, en donde Bilbo y sus trece enanitos tendrán que defender la Montaña Solitaria de todas las fuerzas que vienen a apropiarse del tesoro de Erebor. Y en esta parte es donde toma muchísima relevancia Thorin, interpretado por Richard Armitage (Into The Storm, Captain America: The First Avenger), que nos envuelve en una temática tratada hasta el hartazgo por J.R.R. Tolkien (Juan Román Riquelme Tolkien): la codicia y la sed de poder. Recién en este momento entra a la cancha Bilbo, que hasta el momento estaba pintado al óleo. Y esto me jode un toque también... ¡Joder! le hubieran puesto El Enano en lugar de El Hobbit. De las tres películas, es ésta en la que Bilbo (nuevamente interpretado de manera excelente por el inglés Martin Freeman) tiene menor injerencia en el desarrollo de los acontecimientos. Después, sí. Pasamos a lo bueno, a lo que Peter Jackson hace de taquito: la guerra. Tras un pequeño lapso de tiempo en el que todas las fichas se van acomodando en el tablero, ya estamos listos para ver lo que vinimos a buscar. Enanos contra humanos, contra orcos, contra amigos de Javier Ceriani (quien no sepa quién es Javier Ceriani, por favor... Google)... todos contra todos. Y la batalla comienza. Las escenas de acción están trabajadas a la perfección para que saltes del asiento a cada rato, le agarres la mano fuerte al que tengas al lado, te estremezcas y tengas un mundo de sensaciones. Acá es cuando lamentamos que Jackson haya elegido rodar la película en digital y no en fílmico como en la trilogía original, porque se pierde un poco el sentido de grandeza que tiene el combate. En algunos casos, hay abuso de CGI (a vos te estoy mirando, Legolas), y escenas que ya se pasan de ridículo (la escena en la que los enanos suben la montaña casi a 90 grados subidos en unos cabritos es demasiado), pero por más cosas que le quieras buscar, la Batalla de los Cinco Ejércitos te paga sola el precio de la entrada. Con el combate finalizado, a Jackson sólo le queda emprender el largo camino de vuelta a la Comarca, y dejarnos un par de links a La Comunidad del Anillo para cerrar la trilogía. Para concluir, debo decir que esta nueva trilogía me deja un sabor un tanto agridulce. Por un lado, me pasó lo que todos sabíamos que iba a pasar: no hay material en El Hobbit para llenar tres películas; gracias a esto tenemos un montón de personajes que no existen en el material original, que en algunos casos funcionan, como la elfa Tauriel (interpretada por Evangeline Lilly) y en otros sólo sirven como Jar Jar Binkses de turno, como Alfrid (Ryan Gage). También tenemos escenas muy estiradas que nos dispersan un poco la atención de lo que realmente está pasando. Por otra parte, creo que Jackson consigue cerrar esta nueva trilogía de una forma bastante piola, enriqueciendo el universo cinemático de la Tierra Media, y llenando los huecos que deja el material original generando un todo cohesivo. Sólo por esto, ya podemos decir que este viaje inesperado valió la pena. VEREDICTO: 7 - CASI GOL Peter Jackson cierra su participación en la Tierra Media con una película muy buena, pero no increíble. Aunque imperfecta, es ampliamente disfrutable y a fin de cuentas, para eso vamos al cine, ¿no? Gracias Peter. Te vamos a extrañar.
Grata sorpresa me he llevado con Calvary, una comedia negra escrita y dirigida por el irlandés John Michael McDonaugh. En este film (su segundo largometraje), McDonaugh nos invita a reflexionar sobre el rol que cumple la iglesia frente a la comunidad en estos tiempos modernos. Al igual que a su hermano Martin (In Bruges), a Michael le gusta filmar en lugares asi super copados. En este caso, la historia se sitúa en un pueblito costero de Irlanda. Allí, el Padre James, interpretado por el siempre cumplidor Brendan Gleeson, recibe a un miembro de la comunidad quién le confiesa haber sido abusado por un cura durante su infancia. Como su agresor falleció hace años, este hombre decide tomar su venganza asesinando a otro cura, al propio James (un poco retorcido el muchacho ¿no?) y le dice que lo va a finar dentro de una semana en la playa del pueblo. Con el leitmotiv resuelto a los 5 minutos de película, McDonaugh decide ponerse a jugar un poco con el espectador. Desde el primer momento, el Padre James dice conocer la identidad del probable asesino, pero esta información se nos esconde hasta los minutos finales del film. Este recurso hace que cada miembro de la comunidad que aparece frente al padre sea un potencial sospechoso para nosotros. Y acá es donde me quiero explayar un poco, porque sin lugar a dudas, el aspecto más rico de la película es cómo se retrata la relación entre la iglesia y sus fieles. Acá se nos muestra a una iglesia que intenta estar presente entre los miembros de la comunidad, pero sin un gramo de poder. James trata de ser un guía, un confesor, un compañero... ¿Pero que pasa cuando tu rebaño no te necesita? La gente de este pueblo no se avergüenza de sus pecados, sino que algunas veces hasta se jacta de ellos. Entonces lo tenemos al pobre cura que anda por ahí paseando, visitando a sus vecinos y ellos medio que no se lo bancan. Lo bardean, lo ningunean, algunos hasta lo llaman para humillarlo. La verdad es que se la hacen difícil. Retomando el argumento, los días pasan y la tensión de James se va acrecentando hasta que llegamos al tan anticipado desenlace. Esa tarde de domingo en la playa, en donde se resuelve el pleito entre el cura y su acosador. Es notable como todo el relato, y más todavía su resolución, está sumido en una oscuridad y un cinismo muy palpables. No hay ninguna bajada de línea moral ni nada por el estilo. Las cosas pasan porque pasan y chau. Como mencioné al principio, el papel del padre es interpretado por el consagrado actor irlandés Brendan Gleeson a quién seguramente viste en Gangs of New York o 28 Days Later... y acá la descose. El papel está hecho a su medida. El padre James es un tipo íntegro, con fallas como cualquier otro, que conoce lo bueno y malo que hay en el mundo. La caracterización de Gleeson es impecable. Cuando tiene que transmitir serenidad, lo hace; cuando la cosa se pone un poco más violenta, te tira esa pose de gordo irlandés escabio que te dan ganas de correr a esconderte. También sale airosa del pleito la actriz Kelly Reilly (Eden Lake, Sherlock Holmes) que interpreta a la hija del cura, y por ahí también está Aidan Gillan (Claro... Meñique de Game of Thrones con mismo peinado y todo) entre los habitantes del pueblo. En un año bastante flojo en materia de cine, Calvary se alza como una de mis películas preferidas del año. Si te gustan los dramas piolas en lugares flasheros y con un mínimo trasfondo religioso, no te la pierdas ¡Todavía estás a tiempo de verla en el cine! VEREDICTO: 8 - GRAN FILM De lo mejorcito de este año que ya se va. Una peli oscura que nos plantea preguntas un tanto incómodas y con una excelente actuación de Brendan Gleeson, caracterizando a un cura sin rebaño, y perseguido por la sombra de la muerte.
Sabía que no me iba a poder resistir... También sabía que me iba a arrepentir, pero bueno. Una fuerza superior me obligó a ver Patrick. Patrick es la remake yanki de un clásico de terror de la Ozploitation nacido en 1978. La trama va más o menos así: Kathy, una jóven enfermera, es contratada en una clínica privada que se dedica al tratamiento de pacientes comatosos. En la habitación 15, se encuentra Patrick. Un jóven en estado vegetativo, quién comienza a comunicarse con ella mediante el poder de su mente. La cosa se va a complicar cuando Patrick comienza a obsesionarse con ella, y no cuento más... La peli es una versión bastante fiel al clásico australiano. La diferencia más notable con la original es sin duda, el paso del tiempo. Las dos estaban ambientadas en su época contemporánea, y bueno... La medicina de hoy no es la misma que la de 1978 (a menos que te vayas a atender al Posadas). De todas formas, hay un tufillo vintage durante todo el film. Esto se nota en la decoración de la clínica, y sobre todo, en la música incidental y el tratamiento de los efectos de sonido. Sus recursos para asustar caen en la bolsa de lo que es la triste actualidad del cine de terror americano. Ruidos fuertes y mucho CGI berreta que sin dudas, es lo más flojo de la película. Las actuaciones también son muy flojas. Tenemos a Kathy, interpretada por Sharni Vinson que es un desastre, la típica mina linda insoportablemente pelotuda y mala actriz. Grita feo, no me gusta. Después tenemos a dos buenos actores que acá hacen agua. Por un lado Rachel Griffiths (Quizás la recuerden como Brenda de Six Feet Under) que interpreta a la jefa de las enfermeras, siempre con un palo en el culo, hasta cuando tiene que mostrar sentimientos, y por otra parte, lo tenemos al inglés Charles Dance (o Tywin Lannister) que es el director de la clínica. Un viejo ortiva y soberbio, que se nota que lo está haciendo de taquito. El que mejor parado sale de esta farsa es el jovencito Jackson Gallagher, que interpreta a Patrick, cuyo único rol consiste en estar postrado en una cama e inexpresivo durante una hora y media. En fin, no lo aclaré antes, pero odio las remakes. Con esta película fui a probar suerte sólo porque soy medio fan de la original. Creo que esta clase de películas no suma absolutamente nada, y lo que más bronca me da, es que la dirige Mark Hartley, un tipo que de cine choto de Australia sabe bastante (Jamás me voy a cansar de recomendar su documental "Not Quite Hollywood..."). VEREDICTO: 3.0 - OLVIDABLE Patrick es una película muy mediocre, con malas actuaciones, pocas ideas y excesos de mal CGI. Si te da curiosidad, bajatela. O mejor, bajate la original.
¿Hasta dónde serías capaz de llegar por una primicia? ¿Cuál es tu límite moral a la hora de cumplir con tu trabajo? Son algunas de las preguntas que se plantea el director Dan Gilroy en su ópera prima. Nightcrawler (Primicia Mortal en las salas argentas) cuenta la historia de Lou Bloom, un pibe sin muchos escrúpulos en busca de trabajo. A los 10, 15 minutos de película se topa con un accidente en la autopista y conoce a Joe Loder, un nightcrawler en busca de sangre. ¿Qué es un nightcrawler? te preguntarás... No, no es un X-Men, es una especie de cronista que sintoniza la radio de la policía y sale corriendo con su equipo casero a registrar crímenes o accidentes recién ocurridos. Si el material es bueno, puede aspirar a venderlo por unos pesos a algún canal de televisión (cualquier semejanza con Crónica TV es mera coincidencia). No lo juzguen, che: sólo busca ganarse el pan. Bueno, Lou huele el dinero fácil, se compra una camarita y sale a registrar las miserias de la humanidad en la noche de Los Angeles. A partir de acá, vamos a ir viendo como el protagonista se abre camino en este mundo con una naturalidad asombrosa. Cuando consigue capturar su primer accidente, corre al estudio de TV, donde conoce a Nina, interpretada por la mujer del director, Rene Russo. En ella, Lou encuentra un alma gemela. Una mina que fomenta toda su hijadeputez, que lo obliga a ir siempre más allá, a conseguir material que ninguna persona cuerda se animaría a pasar por televisión. En el papel protagónico lo tenemos a Jake Gyllenhaal, que sinceramente se roba la película. Para este papel tuvo que bajar casi 10 kilos, ya que según él, Lou tenía que verse "como un coyote hambriento". Su personaje está muy bien logrado desde el lenguaje corporal. Desde el primer minuto de película nos produce rechazo, y a lo largo de todo el film, jamás logra generar empatía con el espectador, lo que en este caso es un gran acierto porque el señor Bloom es un sociópata, sorete, garca y manipulador. Completan el reparto Riz Ahmed, el asistente de Bloom. Un nightcrawler que quiere ser malo como Lou pero no le da el piné, y por ahí también aparece la hermana de John Cusack en un rol menor. "Lo pedís, lo tenés." El único problema que le encontré a esta película es que le sobra media hora. Llega un momento en el que me pareció que Gilroy se ensaña en mostrarnos lo hijo de puta que es Lou, y vamos viendo escena tras escena de forradas, una peor que la otra, hasta que terminamos pensando que lo único que le falta al protagonista es matar a un bebé a martillazos. También me llamó la atención la ausencia de un clímax fuerte. De todas formas creo que en este caso, es una decisión tomada, de la cual no puedo hablar sin spoilear algunas cosas del final. Una estupenda actuación de Jake Gyllenhaal en una película provocadora que nos enseña que a veces, en el cine, ganan los malos.