“20.000 BESOS”: GENERACIÓN POP, AMOR Y UNA PELÍCULA ÚNICA. Es difícil notar ciertas exclusividades en los films de ahora. Y no hablamos de guiones que rompen cráneos con su originalidad, sino mas bien de esa sensación que te dejan algunas películas, que a pesar de tener una historia común, son únicas por su naturaleza. La última producción de Sebastián De Caro es el ejemplo perfecto. “Juan es un treintañero que se acaba de separar. Es así como luego de unas cuantas noches en casa de su amigo Goldstein, comienza a recuperar todo lo que había olvidado de si mismo. Alquila un departamento, se reencuentra con su grupo de amigos y justo cuando empieza a disfrutar de la vida de recién separado conoce a Luciana, una compañera de trabajo a la que no tolera pero de la que se está enamorando.” Sin duda una buena elección de De Caro fue el elenco. Los actores no son los mas populares en el cine nacional, pero esto le otorga una frescura y no le quita para nada calidad al nivel actoral. Walter Cornás (uno de los fundadores de FARSA PRODUCCIONES) y Carla Quevedo son la dupla central donde también participan Laura Azcurra, Clemente Cancela, Eduardo Blanco, Gaston Pauls y Alan Sabbagh (mas que elogiable son las actuaciones de estos dos últimos, sin duda los personajes mas entrañables y queribles del film). El nivel de producción es notable, así como la fotografía y la música que, en conjunto, crean un ambiente muy real y actual. La historia, si bien es muy común y trata el ya recontraremilsuperdruper utilizado recurso del “hombre que se separa y no sabe como continuar con su vida” tiene algo que la hace única, y es sin lugar a duda, la impronta de De Caro para sostener un guion que se caería por su desgaste, si tuviese otro estilo. Se notan, y demasiado, aunque se deja en claro que esta hecho adrede, los toques del director (la utilización de la palabra “Maestro”, el merchandising “freak” y sus planos detalle, los posters y las constantes referencia al cine y los comics); pero estos son el motor para que la película sea considerada única. 20.000 BESOS se destaca por ir mas allá del simple “chico ama a chica” y busca, con gran sentido del humor, hacerse un lugar en el cine nacional creando personajes tan queribles como reales y una historia cálida que han vivido todos alguna vez. Logra quedarse en el recuerdo y marcar el cine nacional, sobre todo porque al fin la generación pop, esa que creció en la década de los ochenta y hoy tienen entre 30 y 40 años, al fin tienen una película que pueden considerar como propia.
“DRAGON BALL Z: LA BATALLA DE LOS DIOSES” O EL DELOREAN DE LA FELICIDAD A veces una canción, un aroma, un gusto, una melodía o hasta una película nos transportan mágicamente diez o quince años atrás y nos hacen recordar las hermosas fotografías de nuestro pasado. Revivimos ese momento con tanta intensidad que es inevitable dibujar una sonrisa en nuestros rostros. El alegre “memento”, esa fantástica maquina del tiempo de este año es, para la generación que hoy en día tiene entre 20 y 30 años, sin lugar a dudas el estreno de la esperadísima “Dragon Ball Z: La batalla de los dioses.” Supervisada, en parte guionada y aprobada por el autor de toda la historia dragonballera, el mismísimo Akira Toriyama, la dirección corrió a cargo de Masahiro Hosoda (quien ha trabajado en varios capítulos de la serie original, como así también en diversas adaptaciones y películas de otros animes) y la animación fue llevada a cabo por el estudio TOEI ANIMATION, reconocido también por haber animado la serie en su totalidad y sus continuaciones (Dragon Ball y Dragon Ball GT). La historia, confirmado por su autor, es una inclusión canónica que se ubica luego de la derrota de Majin Boo y luego de la llegada y despedida de Tarble (hermano de Vegeta, introducido a la historia en el corto homenaje a los 40 años de la revista Shonen Jump) pero antes del nacimiento de Pam, la nieta de Goku. La misma nos presenta a todos los personajes de la historia (cuando digo todos, me refiero a TODOS los mas representativos y recordados que en algún momento tuvieron una importancia relevante)e introduce dos nuevos, Bills (dios de la destrucción, una especia de gato violeta que recuerda a un dios egipcio) y su enigmático y andrógino sirviente Wiss. El mismo Bills despierta luego de 39 años y se entera que su lacayo Freezer ha sido derrotado por un Super Saiyajin. A su vez recuerda una premonición que tuvo, que ese día iba a enfrentarse a un “Dios Super Saiyajin”. El dios de la destrucción sale en busca de este “Dios” que su premonición le dijo que debía enfrentar y es así como se cruzara con Goku y los demás en la Tierra, donde una vez mas los guerreros Z deberán enfrentarlo para que su planeta no sea destruido. La animación es sublime en cuanto a calidad pero a su vez no logra perder ese estilo de la rusticidad original. Si bien la historia no es algo muy nuevo y se ha visto veces anteriores (de hecho se podría catalogar, como toda película derivada de una serie animada, que es un capitulo largo) los guionistas se las ingeniaron para romper el esquema con el final y poder darle un toque de frescura y humanización (si es que se pueden humanizar) a la historia y los personajes. El humor abunda de manera muy sorpresiva y la acción increíblemente es poca pero intensa. Aunque, nobleza obliga, debemos admitir que el mejor recurso y el mas efectivo es la nostalgia. Los personajes mas recordados están todos (y cada uno tiene su momento de lucirse), aunque se nota que los agregaron a la historia por la fuerza, queriendo apelar al recuerdo. Un ejemplo claro es la aparición de Pilaf y sus secuaces, que bien podría haberse obviado y la historia hubiese seguido su curso sin problemas. Mención aparte merece el equipo de doblaje latinoamericano, ya que cumplen una función vital en la impronta nostálgica de la película. Mario Castañeda (recordada voz de Goku) y Rene García (Vegeta) estuvieron presentes, como así también todas las voces originales, a excepción de Laura Torres (que supo hacer de Goku niño, Gohan niño y en este caso hubiese hecho de Gonten) y Ricardo Hill (voz de Kaio Sama). Gran trabajo de todos los actores, cuyas expresiones vocales son exactamente igual a la que supieron hacer años atrás. En conclusión si no sos fanático de la serie original, la película cumple, entretiene y logra unos efectos muy increíbles visualmente. Pero si llevas esta serie en tu memoria, entonces es casi una obligación verla. “Dragon Ball Z: La batalla de los dioses” es una de esas películas que se transforman en maquinas del tiempo y que te hacen volver a tener 10 años. De esas que, como pocas, te hacen sonreír como un niño y vivir una sensación similar a estar en tu infancia. Es indescriptible lo que logra este DeLorean animado, transportándonos a esos años donde no existían los problemas, las responsabilidades y todo lo que nos preocupaba era llegar a casa, preparar una chocolatada y encender la TV. Durante 85 minutos, van a sentir eso.
“EL HOMBRE CON LOS PUÑOS DE HIERRO”: UN RAPERO A LA TARANTINO. Algo que nunca decepciona, una especia de fórmula del éxito cíclica, parece ser apelar al género por el género mismo. Con esto me refiero a que más allá de guiones trillados, personajes repetidos y escenas calcadas, los amantes del género (genero exploitation, zombies, etc… cualquiera sea el estilo) siempre le serán fiel. Una cinta que logra romper y que nos demuestra que el género funciona pero que aún se pueden contar buenas historias es EL HOMBRE CON LOS PUÑOS DE HIERRO. Detrás de la silla de director está el rapero RZA, que se decidió a contar y protagonizar una historia de su autoría, con ayuda en el guion del gran Eli Roth (los dos fueron colaboradores de Quentina Tarantino, de ahí el apoyo de este a la película). El elenco está encabezado por dos figuras, Russell Crowe y Lucy Liu, y cuenta con apariciones interesantes como Pam Grier y Dave Bautista. La dirección no es destellante ni sobresale, pero cumple de manera notable y recuerda (en algunos planos cortos) a las viejas películas de Kung-fu, esas que Bruce Lee hizo popularmente conocidas al mundo. La historia nos lleva a una aldea China en el siglo XIX. Desde su llegada a la Aldea de la Jungla en China, un herrero (RZA) ha sido obligado por facciones radicales de la tribu a crear elaboradas herramientas de destrucción. Cuando la guerra entre los clanes comienza, varios sucesos hacen que nuestro héroe se transforme en un arma humana. Mientras lucha junto a héroes icónicos en contra de villanos desalmados, debe aprender a utilizar su poder para convertirse en el salvador de su pueblo adoptivo. El resto del elenco cumple y resaltan por las geniales escenas de acción y pelea que realizan. Tal vez el punto más fuerte de esta película. La historia está bien narrada y recae en algunos giros predecibles, pero dignos de este tipo de films. Con esto se puede decir que tanto RZA como Eli Roth, buscaron lo seguro y lo atractivo del género, sin salir demasiado del guion. Estéticamente está bien trabajada, cada detalle es una puesta en escena que vale la pena. En conclusión, El hombre con los puños de Hierro, es así. Una película más de un género que siempre funciona. Personajes clásicos pero admirables, escenas visualmente impactantes y un guion donde cada héroe se luce y tiene su momento. Si sos fanático de las películas de kung-fu, con toques bizarros y fantásticos, grandes escenas a lo Chuck Norris. Esta es tu película. Y si no sos fanático, la vas a pasar bien igual viendo algunos chinos ser revoleados por los aires.
“SÉPTIMO”: UN THRILLER EN CINCO ESCENARIOS. Muchas veces los cinéfilos más empedernidos con la perfección, tratan de buscar y redefinir géneros mediante nuevos films y nuevos directores. Un género que quizá esta medio desgastado, pero que aun así siempre funciona, es el thriller. A veces se piensa que no se tiene nada que ofrecer y que los giros inesperados, poco tienen de inesperados. La última película de Ricardo Darín, “Séptimo”, es el ejemplo perfecto. Funciona y mantiene ese nerviosismo en el público, pero lamentablemente cae en la monotonía y no ofrece algo nuevo. Sinopsis: Sebastián es un abogado que tiene dos hijos de un matrimonio que está por terminar, ya que Delia (su mujer quiere el divorcio y planea irse a vivir a España con sus hijos. Un día como cualquier otro, mientras lleva a sus hijos al colegio, ellos deciden jugar un juego (que consiste en bajar por las escaleras, mientras él baja por el ascensor para intentar ganarle). Cuando Sebastián llega a la planta baja (vive en un séptimo piso) los niños no aparecen por ningún lado. No están en ninguna parte del edificio y tampoco nadie los vio salir. De ahí en más, la tensión ira en aumento y acompañaremos a Sebastián en la búsqueda de sus hijos, hasta encontrar la verdad. Detrás de la silla de director esta Patxi Amezcua, un (aun) ignoto español cuyos films anteriores incluyen el corto “Mus” de 2003 y el también thriller “25 kilates” de 2008. Con un buen ritmo y una más que notable fotografía, tal vez el mejor logro de este director en el film es lograr contar una historia, dentro de todo atrapante, en tan solo 5 escenarios. Los protagónicos caen en Ricardo Darín y en la española Belén Rueda, dupla que tiene buena química y se puede ver en la pantalla. Darín, hace de ese personaje que logro acoplar al inconsciente colectivo desde Nueve Reinas, lo que no quita que cumpla y de manera notable. La española es el punto débil por momentos, aunque para el final se acomoda y termina dando una buena performance. El resto del elenco está compuesto por: Luis Ziembrowski, Osvaldo Santoro, Guillermo Arengo y Jorge D’Elía. Filmada en Buenos Aires y en tan solo 5 tipos de escenarios (el edificio, tres departamentos, una oficina, una azotea y el aeropuerto de Ezeiza) la película cumple y nada más. Como thriller funciona, mantiene la tensión (que va en aumento) y la historia es atrapante por momentos, hasta inclusive el espectador se pone en la piel del personaje de Darín y logra sentir su preocupación. El problema radica en que, a medida que avanza la trama, la historia se vuelve más y más obvia, cayendo en lugares comunes y en giros muy esperados. Sin duda un buen film que ofrece durante 85 minutos un suspenso digno del género, pero no esperen un giro inesperado, un trabajo de guion inexplicable o una rotura de cráneo que amerite pensar demasiado. Simplemente siéntense y disfruten de un thriller hecho y derecho.
PIXAR, NO TE TENEMOS MIEDO. LLEGÓ METEGOL En 1995 se estrenaba la primera película creada en su totalidad con efectos de animación digitales en la historia del cine, Toy Story. Siendo un clásico moderno, el estilo de animación CGI (Computer generated imagery – Imágenes generadas por computadora) pasaría a ser emblema de Disney y de su principal estudio en la actualidad, Pixar. Hoy, 18 años después, podemos decir que Argentina igualó en su nivel de animación al monstruo estadounidense, ya que el próximo 18 de Julio, Juan José Campanella estrenará METEGOL. METEGOL cuenta la historia del joven Amadeo, quien es un experto maestro con los muñequitos de plomo. Amadeo vive en un pueblo pequeño y anónimo. Trabaja en un bar y está enamorado de Laura, aunque ella no lo sabe. Todo se derrumba cuando Grosso Remacho, un joven del pueblo convertido en el mejor futbolista del mundo, vuelve dispuesto a vengarse de la única derrota que sufrió en su vida. Cuando todo parecía perdido, Amadeo descubre que los jugadores de su querido metegol hablan y se mueven (con mucha onda). Es así como él junto a Capi, Beto, Loco y Liso se embarcarán en un viaje lleno de aventuras para salvar a Laura y al pueblo y en el camino convertirse en un verdadero equipo. Con un nivel que nada tiene que envidar a Pixar o Dreamworks, METEGOL se convirtió en la primera película Argentina (aunque parte de la producción es española y de hecho sus productores comentaron que reclutaron gente de más de 15 países para trabajar) en poseer animación CGI con tal grado de calidad. Tanto la historia, bien narrada y con gags tan locales como universales, los estereotipos futbolísticos ridiculizados de manera real (el jugador zen y el que habla en tercera persona) y el nivel de sonido y animación pelean a la par de cualquier superproducción de Hollywood. A pesar de ser una temática muy arraigada al terreno local (el fútbol, la pasión, la competencia) METEGOL cumple a nivel internacional, dejando claro el mensaje del trabajo en equipo, la amistad, nunca bajar los brazos y por sobre todo la lucha común de un grupo de aldeanos por un mismo objetivo. Si bien la historia está basada en un cuento de Roberto Fontanarrosa, el equipo de trabajo tuvo como guionistas principales a Eduardo Sacheri (La pregunta de sus ojos –Libro- y El secreto de sus ojos –Guion-), Gastón Gorali (City Hunters) y Axel Kuschevatzky (Casados con hijos). La animación (desde el lado local) fue encabezada por Illusion Studios (Boogie, el aceitoso). Por el lado de las productoras extranjeras participaron: 100 Bares (productora de Campanella), en sociedad con Catmandú (productora de la serie animada City Hunters que se vio en cable por Fox) y la española Antena 3 Films; y toda la animación estuvo supervisada por Sergio Pablos, productor ejecutivo y creador de Gru, mi villano favorito (Despicable Me). Los actores que pusieron sus voces a la versión local fueron: Pablo Rago, Miguel Ángel Rodríguez, Fabián Gianola, Horacio Fontova, Diego Ramos y David Masajnik, entre otros. Los temas originales fueron compuestos por Calle 13 y la música ambiente fue trabajo de la Orquesta Sinfónica de Londres, ya que según Campanella, la Orquesta sinfónica de Buenos Aires les cobraba mucho más por componer la banda sonora de la película. Sin duda estamos ante un clásico que hará historia en la animación argentina y que dejara un legado, como lo hicieron aquellos juguetitos que hablaban en 1995. Por Sebastián Espíndola
Maldad, locura y desamor ¿Es la mente de un desquiciado asesino el resultado de un estado cerebral por naturaleza o de la impronta dejada por su infancia y sus padres? Así golpea desde el comienzo Tenemos que hablar de Kevin (We need to talk about Kevin, 2011). Dirigida por la cuasi ignota Lynne Ramsay (medianamente conocida en la industria por su breve filmografía basada en varios cortometrajes), el film explora le mente de un asesino serial y la relación con su madre, como así también el terror y el odio se funden en una sola cualidad de la persona que engendró al pequeño monstruo. Desde el comienzo la expectativa frente a la pantalla es brutal. El espectador sabe que Kevin cometió alguna atrocidad (sin imaginarse cuan lejos llegó). La primera metáfora visual que muestra a Eva (Tilda Swinton), la madre de Kevin (Ezra Miller), rodeada de cuerpos rojos saboreando y festejando la tradicional tomatina española, es una leve preparación ambiente para lo que espera el transcurso de la película. Eva, una escritora de viajes con fugaz éxito, empieza a notar un comportamiento extraño en su primogénito Kevin. Franklin (John C. Reilly), padre del pequeño, muestra un contundente desinterés empañado por la invención de diversas excusas sobre el comportamiento de su hijo, lo que lleva a Eva a luchar contra la crudeza del perverso Kevin. Mediante sucesivos flashbacks la historia va entretejiendo anécdotas que no dejan en claro si fue el desapego de Eva hacia su hijo lo que generó ese instinto asesino o si la maldad es algo innato en él. La sublime fotografía, llevada a cabo por Seamus McGarvey (quien también haría un gran trabajo en Los Vengadores), deja a la vista un color rojo tenue que acompaña la retina del espectador durante casi toda la historia y enfatiza los momentos claves del film. Otro aspecto intachable son las interpretaciones. Actuaciones que por si solas justifican la visión de la película. Tilda Swinton encarna una excelente Eva, frustrada e incapaz de entender lo que hizo su hijo mientras lucha por ser nuevamente aceptada por la sociedad, que la ve como la persona que crió al monstruo de la ciudad. John C. Reilly hace lo suyo de manera aceptable, como el padre inhibido que hace oídos sordos a los complejos de su hijo y cualquier excusa alcanza para aprobar su comportamiento. Ezra Miller, con su caracterización del Kevin mayor, es la revelación. Su demoniaco, andrógino y brutal personaje esta llevado a cabo de una manera realista que marca el suspenso a lo largo del film. Si bien la historia y la temática (ya llevada al cine con menos artificios argumentales y más lucidez por Gus Van Sant y su simplista Elephant) son de intensa importancia para la calidad la historia, Ramsay nos prepara un terreno diferente. Lleno de complejas psicologías, donde se deja en claro que el recursos de la violencia extrema y la abundancia de efectos especiales no son necesario para causar terror. A veces, solo alcanza con una mente perversa.