La remake norteamericana del film tailandés 13: Game of Death (2006) se queda en la intención y no aporta nada nuevo ni original a los géneros del suspenso y terror.
La loca idea es buena y no hay que pegarle a la película por inverosímil sino por cómo está ejecutada. O sea, que un tipo tenga que cumplir con 13 desafíos (macabros salvo el primero) para hacerse millonario no es una mala premisa. Pasa que se convierte en mala cuando da la sensación que la película está mal editada porque parece que faltan partes o mismo porque hace que no nos preocupemos ni un poco por el protagonista y su familia, cuando claramente se busca una empatía.
Mark Webber suele actuar en películas de poca monta y esta no es la excepción. Su cara le resultará familiar a unos cuentos.
Su laburo está bien y es muy comparable con cualquiera de los actores desconocidos de la saga El juego del miedo, lo que significa que no sorprende pero tampoco da bronca y/o vergüenza.
El que sí está muy bien es el ignoto Devon Graye, quien suele deambular en papeles secundarios en series de tv.
El director Daniel Stamm (El último exorcismo, 2010) crea un buen clima con los elementos que tiene pero tampoco logra asustar. A lo mejor si lo hará con un público menos experimentado y más joven.
13 Pecados es una propuesta un tanto mediocre pero que seguro encontrará aprobación en un sector mínimo del público.