Este documental de Daniel Samyn registra el día a día, la dinámica interna y las historias de vida de los alumnos que concurren a la Escuela de Reingreso Trabajadores Gráficos, ubicada en una zona postergada de Barracas. Demasiado grandes para un secundario normal y demasiado jóvenes para un centro de adultos, estos jóvenes -víctimas en muchos casos de la pobreza, la violencia doméstica y social, la marginación y la adicción a las drogas- son contenidos por esta institución montada en la sede de una fábrica gráfica recuperada.
Elemental en su forma (consiste de poco más que una treintena de testimonios a cámara y voces en off), la película invita a escuchar con atención y, por supuesto, también a pensar.