Mariano Cohn y Gastón Duprat son, en el cine nacional, garantía de debate y polémica. Desde la ópera prima “El artista” (2008), pasando por sus más célebres películas como “El hombre de al lado” (2009) y la aclamada “El ciudadano ilustre” (2016), esta inseparable dupla de realizadores ha
desarrollado una mirada dura sobre el arte moderno, la vida en los pueblos pequeños, la clase baja, y un gran dejo de misantropía y xenofobia. Pero nuestro deber aquí no es juzgar el pensamiento de los realizadores, claro está.
El tándem de realizadores se separó por primera vez el año pasado con “Mi obra maestra”, film que dirigió Duprat en solitario. Ahora fue el turno de Mariano Cohn y su “4×4”, uno de los estrenos más relevantes dentro de un 2019 que, a nivel nacional, parece será bastante moderado.
“4×4” fue guionada por su socio/amigo Gastón Duprat, y tiene el protagónico absoluto de Peter Lanzani, aquella estrella juvenil de “Casi ángeles” que desde el 2015 –con “El clan”- no deja de crecer
dentro de la industria cinematográfica. En papeles menores, también aparecen, el humorista Dady Brieva y Luis Brandoni.
Un joven observa la lujosa camioneta 4×4 estacionada en la vereda de un barrio, así que decide entrar en ella para poder robar. Cuando intenta salir, no puede. Esta atrapado en un auto blindado, y su dueño está dispuesto a llevar al extremo la situación.
No recuerdo muchas películas argentinas de supervivencia, y es llamativo, porque se trata de una de las temáticas más explotadas en los últimos años, tanto en el cine norteamericano, como en el europeo (los países nórdicos principalmente). Así que con “4×4”, Mariano Cohn intenta explorar un
terreno poco transitado por la industria nacional.
Hemos visto historias de personajes que se quedan en lo profundo del mar, colgados en montañas, atrapados en cuevas, sobreviviendo al frío del ártico, y hasta los hemos visto flotando en el espacio. Se ha contado todo, o casi todo, pero “4×4” encuentra la rosca para proponer una situación distinta.
Los primeros planos detalles del film (casas con rejas y cámaras de seguridad), son una anticipación de lo que Cohn va a trabajar: la inseguridad. Un tema que tanto debate genera en la Argentina de
hoy.
Provocadores por excelencia, la dupla Cohn-Duprat toma una serie de decisiones que invitan a la toma de postura sobre un punto de vista o el otro. ¿Estamos del lado del ladrón o del dueño del auto? Incluso hay una picardía en la elección de Dady Brieva y Luis Brandoni, dos actores cuyos roles parecen inversos a sus pensamientos reales. La elección de la camiseta de Boca para el ladrón, es otra de esas cuestiones que va a despertar polémica, y es que “4×4” es eso, siempre está al borde de
lo degradante.
La clásica mirada despectiva de Cohn-Duprat sobre la clase baja está presente, ya sea en la selección de ciertos planos, en la construcción del personaje principal o en la escritura de algunas líneas. No obstante, a pesar de todo eso, “4×4” acaba siendo un thriller disfrutable y efectivo que presenta algunos buenos aciertos.
A los 3 minutos de película, el personaje ya se encuentra atrapado en el auto. Mariano Cohn no pierde el tiempo en presentaciones ni desvíos, va rápidamente a la situación, algo que le podría haber jugado en contra, ya que se trata de una temática difícil de sostener en intensidad/duración.
El peso dramático cae absolutamente todo en Peter Lanzani, un actor de crecimiento notable que aquí ofrece un tour de force consagratorio que lo instala como uno de los mejores actores de su generación.
Son pocas las veces que la cámara sale afuera del auto. Mariano Cohn acentúa muy bien lo claustrofóbico priorizando quedarse adentro, en la reducción del espacio, y logra mantener el interés creando algunas pequeñas peripecias funcionales al relato.
La participación de Dady Brieva es un poco omnipresente. Pone la voz en buena parte del metraje, pero no tiene demasiado tiempo en pantalla. Ahora bien, la aparición de Luis Brandoni –sobre el final- es bastante más forzosa e innecesaria. Se entiende solo desde el lado comercial, pero como
personaje en sí, no tiene ningún peso ni construcción.
“4×4” funciona mejor cuando se dedica a ser solo y únicamente un thriller de supervivencia. Cuando quiere transformarse en una lectura social, resulta torpe (con demasiados subrayados), y cuando en el acto final pretende ser “Tarde de perros”, tampoco lo consigue del todo. Un correcto ‘debut’ en solitario, de Mariano Cohn como director. Cumple todas las expectativas que uno podría tener sobre ella.