4x4

Crítica de Martín Pérez - DiarioShow

El bien y el mal definen por penal

El film, protagonizado por Peter Lanzani, Luis Brandoni y Dady Brieva, es sobre un experimentado ladrón que queda atrapado dentro de un auto y es torturado por su dueño.

La dupla Cohn/Duprat hizo ruido con sus anteriores filmes. “El hombre de al lado”, los puso en escena, “El ciudadano ilustre” los consagró dentro de la industria cinematográfica, y luego decidieron separar el trabajo.

Gastón Duprat estrenó -con Cohn como productor- en 2018 “Mi obra maestra”, protagonizada por Guillermo Francella y Luis Brandoni, con dispares críticas, y ahora llega la primera de Cohn en solitario, “4x4”.

Una vez más, con estética de thriller, muestra diferentes facetas arquetípicas que podíamos encontrar en nuestro país. Desde construcciones cotidianas, los directores -y productores- tienen al alcance de la mano a villanos, héroes y antihéroes.

El filme toma de la agenda social la situación de crisis económica actual y su correlato de delitos y desesperación, aparejada a un clima de tensión general. “4x4” tiene la intención de interpelar entonces sobre garantismo y punitivismo, desde un costado muy visceral. Ciro es un experimentado ladrón ( Peter Lanzani) que intenta robar una camioneta último modelo. Pero al intentar salir se da cuenta de que las puertas están trabadas, los vidrios blindados y la carrocería reforzada con metal, lo que convierte el vehículo en una jaula.

El dueño, el doctor Enrique Ferrari ( Dady Brieva) está harto de ser víctima de robos y decide castigar a Ciro. Lo somete a diferentes torturas, dejándolo sin agua, sin comida, juega con sus límites haciendo que muera de frío y luego de calor, y juega con su mente. Una especie de “Juego del miedo” pero enquistado en una situación de inseguridad.

El filme funciona muy bien por los momentos de tensión, en términos narrativos y actorales (en especial es destacable el gran trabajo de Lanzani), pero el mensaje detrás de la historia se les va de las manos. Si bien se apunta a un “debate”, hacer un planteo de opuestos sobre seguridad/inseguridad interpelando con la justicia por mano propia versus garantismo, es peligroso cuando el discurso es tan difuso.

Desde su posición “no política”, Cohn politiza todo el conflicto dejando la decisión salomónica a elección del público. La introducción de un tercer personaje sobre el final, el mediador de la policía Julio Amadeo ( Luis Brandoni), quiere traer un equilibrio ante la propuesta ya asentada de que el dueño/víctima tiene amnistía por lo que sea. La película invita a un debate, es cierto, lo peligroso es justamente que se invite a un debate bajo esas circunstancias.