SOFOCADOS EN UNA CAMIONETA
Mariano Cohn (director) y Gastón Duprat (co-guionista) son muchachos a los que les gusta generar cierta polémica con sus películas. El humor siempre ha sido su aliado para trabajar temas recurrentes como los discursos, las frases hechas y el rol de los intelectuales. En 4×4 vuelven a enfocarse en esos temas pero cambiado el humor por la ironía. El tono que eligen se vuelve tan serio que les juega en contra.
Ciro, un joven muy habilidoso, entra a robar a una camioneta 4×4 y queda encerrado. Luego de un largo tiempo intentando salir, el dueño de la camioneta se comunica con él a modo de informarle que no lo podrá hacer, ya que es él quién la maneja desde afuera y que está completamente blindada. Así es cómo el médico Enrique Ferrari empieza a hacer justicia por mano propia.
La mayor parte del film transcurre en el auto. Este aspecto, que inicialmente es un factor a favor del relato, progresivamente le juego en contra. El auto se sobrecarga de información, algo que no estaría mal si no fuera porque en la película se encargan constantemente de explicar todo.
Ya desde el comienzo, el bombardeo de imágenes anticipan que se hablará de la llamada “inseguridad”. Luego el film va construyendo a partir de los diálogos una imagen del médico y de Ciro. 4×4 se encarga de complejizar a los personajes mediante varios recursos. Por ejemplo, a Ciro se lo muestra muy humanitario cuando decide no comer al grillo, aún teniendo demasiado apetito. En cuanto a Enrique, en varias oportunidades se lo escucha hablar de su vida y en paralelo aparecen, pasando al lado del auto, personas que viven en la calle o con trabajos precarizados. Estos elementos son interesantes, pero lamentablemente se opacan cuando se subrayan. Cuando Ciro empieza a hablar solo, un poco aturdido por no poder acceder a sus necesidades básicas y por una grave infección, expone como si fuera lección para la escuela ciertos parámetros sociales. En esos momentos, la narración no sólo subestima al espectador, sino que se vuelve inverosímil y pedante.
Esto, sumado a que al poco rato de llevar un tiempo en el auto los personajes no encuentran muchas más cosas para decir que más de lo mismo, lleva a que las actuaciones no tengan méritos destacables y que la acción sea escasa, configurando un film excesivamente denso. Es a través de la ironía que la película genera alguna que otra sonrisa, pero incluso esa virtud es opacada y solo queda la espera de algo más interesante.
Personalmente, creo Cohn y Duprat siempre se encuentran transitando un sendero entre la brillantez y la banalidad. Todo por el asado quizás fue lo más acertado que han hecho. 4×4, sin embargo es un film sin brillo, un mero compilado de frases y discursos encontrados sobre las diferentes formas de inseguridad en nuestro país.