Ciro es un joven de pocos recursos que pasa sus días delinquiendo. Mientras camina por una calle sin mucho movimiento decide asaltar una lujosa camioneta 4×4 que está estacionada. Pero cuando quiere salir se da cuenta de que no puede: todas las puertas están cerradas, los vidrios blindados e insonorizados y no tiene otra opción que quedarse allí. Pero el dueño del auto tendrá el control y planeará un juego macabro.
“4×4” es la nueva película de Mariano Cohn en solitario, aunque Gastón Duprat, con quien suele trabajar fervientemente, permanece como productor del film. Una cinta que dará que hablar por su temática polémica y su forma de abordarla, pero que sobre todo se destaca por el trabajo técnico de sonido, fotografía y escenografía, como por la gran labor que realiza Peter Lanzani a la hora de componer a un personaje que está en todo momento en una locación acotada.
Las películas que se suceden en una sola locación siempre son muy llamativas de ver, porque no solamente generan un clima claustrofóbico que hacen de esta una experiencia inmersiva, sino que le permite al actor o a los actores desenvolver todo su talento. En este caso, “4×4” consigue brindarnos esa sensación de encierro y desesperación, la misma que vive su protagonista. El largometraje maneja muy bien los momentos tensos, desesperantes, causados por este aislamiento y la situación de secuestro y tortura, pero también existe un espacio para la liberación a través de chistes o instantes incómodos o bizarros, que hacen que el espectador también pueda descontracturarse. Hacia el último acto la historia se desinfla un poco, pero de todas maneras no empaña el resultado final.
Lanzani es quien está todo el tiempo en pantalla y sostiene la primera parte del film hasta su último acto con sus gestos. Casi no hay diálogos en la cinta, salvo pequeñas interacciones entre el joven y el dueño del auto, es por eso que todo su trabajo recae en los movimientos y gestos, vemos cómo se va degradando una persona con el paso de las horas y cómo sobrevive en ese estado. Probablemente una de las labores más exigentes y mejor realizadas de este prometedor actor. Pero también en “4×4” tenemos la presencia de Dady Brieva (primero como una voz) y Luis Brandoni que se incorpora hacia el final de la historia. Ambos realizan un correcto trabajo, aunque todas las miradas se posan inevitablemente en Lanzani.
Debido a estas idas y vueltas entre los personajes de Lanzani y Brieva, el espectador puede ir cambiando su parecer y sentir sobre las situaciones que se van desarrollando. Primero tal vez puede justificar lo que hace uno de los roles, mientras que después probablemente termine apoyando al otro. Acá es donde la película se torna polémica, ya que se exponen temáticas muy fuertes y discutidas en la sociedad, relacionadas a la realidad en la que vivimos en cuanto a los temas de la inseguridad, la falta de una justicia eficiente, la justicia por mano propia, los linchamientos, los derechos humanos, y el rol del delincuente (las pocas posibilidades de progresar, la falta de educación, las soluciones en torno a su futuro). Probablemente la cinta tienda a tomar una postura más que otra, pero permite mostrar lo que sucede en la realidad para posteriormente generar un debate. Que haga ruido y se hable tanto del film como de todas estas cuestiones de actualidad.
Con respecto a la banda sonora, nos encontramos con música original a cargo de Dante Spinetta, que le otorga su estilo propio al film. Pero también se realiza un muy buen trabajo con el sonido. Como mencionábamos anteriormente, la mayor parte de la película no tiene mucho diálogo, pero es de vital importancia lo que escuchamos; cada movimiento tiene su respectivo sonido. Además, la banda sonora acompaña muy bien a la historia, sobre todo en los momentos de mayor tensión y suspenso, aumentando esta sensación.
En síntesis, “4×4” es una película nacional que sin dudas dará que hablar. Pero no solo por la polémica de su temática, que ahí influirá mucho la postura del espectador para con estas cuestiones de la inseguridad y la realidad social, sino por la calidad con la que está hecha. Una sola locación muy bien manejada, con una gran ambientación y labor escenográfico, un muy buen trabajo de sonido y una sólida interpretación de Peter Lanzani que lleva a su personaje hasta los límites más extremos. Si bien pierde un poco de peso hacia su última parte, el resultado final es positivo.