La decimoquinta es la vencida
Con orden y dedicación la mujer dispone una mesa para diez personas. Se adivina algún tipo de celebración. La misma mujer se encarga de dejar notas donde indica la forma en que debe servirse la comida. Todo es mostrado en detalle por la directora mexicana Mariana Chenillo quien nos cuenta como una señora ya mayor organiza la comida familiar para el pessaj que se celebrará una vez que ella esté muerta. Porque Nora ya intentó quitarse la vida otras veces pero ahora tendrá éxito y aún después de muerta buscará que las cosas se hagan a su gusto, para disgusto de su ex marido.
Los pormenores de la trama deberán ser descubiertos por el espectador que será testigo de las internas familiares y la burocracia religiosa; todo contado con sutileza y fino humor, sin apuro, con maestría de parte de la realizadora.
Es destacable la dirección actoral de un elenco en el que se destaca la labor de Enrique Arreola, a quien vimos en la excelente "Temporada de Patos", en el rol de Moisés y del experimentado Fernano Luján como el displicente "viudo".
La trama oscila entre lo tragicómico y lo melancólico sin perder jamás el rumbo, mérito atribuible a un guión sólido y una dirección acertada.