La apuesta mexicana dentro de la competencia internacional es una comedia negra, que dispara contra la mirada religiosa, casi exclusivamente con el foco en el judaismo, lo cual desde el vamos la convierte en incorrecta, algo ni bueno ni malo, pero que suma, sobre todo en el marco de un festival que se realiza en el país con mayor población judía en toda América Latina.
Porque el personaje central de la historia, la señora Nora, se ha clavado un mix de pastillas y alcohol, con el consecuente paso a la inmortalidad que ello supone. Pero dejò todo programado, a saber: un pedido de comida kosher que recala en la casa de su ex marido (quien vive frente a ella) y notas de todo tipo para que la mucama prepare la cena de Pesaj.
El problema llega cuando un rabino se anoticia de que Nora se quitò la vida y a pocas horas de la festividad religiosa, lo cual compone un combo de problemas; el principal, que deberán velar el cuerpo durante unos cinco dìas.
Su no-viudo (gran labor de Fernando Luján), acérrimo enemigo de la ortodoxia, embarra un poco más la cancha y busca alterar todo lo que la mujer había programado: cambia las notitas para la mucama, pide pizza con chorizo para convidar a los presentes, y contrata a una funeraria católica que envía un féretro en forma de cruz, entre otros boicots.
Con este punto de partida que anuncia problemas durante lo que resta del metraje, Mariana Chenillo armó un relato que pese a transcurrir casi íntegramente en un departamento, no pierde en dinamismo, siempre con el aguijón de este hombre que desnuda cuentas pendientes (y bien terrenales).
El film logra incomodar en un comienzo, desde el modo bienpensante, debido a su mirada crítica respecto de una minoría. Sin embargo, y para todo aquel que piense en la industria religiosa como una farsa o, en el mejor de los casos, como una calesita de falacias anquilosadas en el inconsciente colectivo, sin dudas disfrutará los proyectiles que el guerrero nihilista que compone Luján dispara a diestra y siniestra.
No hay mucho más, sin embargo. Un trabajo formalmente correcto, áspero y llevadero a la vez, un film al que quizá le quedan grandes algunos premios que ha logrado (entre ellos el de este mismo festival) pero que no por eso deja de ser una buena opción del cine mexicano.