La injusta ganadora de la última edición de la competencia oficial del festival de Mar del Plata es una comedia negra y bien mejicana en tono, aunque su estilo puntillosamente trabajado, como en la preparación de una mesa al inicio del filme, remite a cierto cine indie norteamericano (y global). La famosa Nora del título decide finalmente matarse y su muerte coincide con ciertas festividades judías que impiden un entierro en tiempo y forma. Su ex marido pronto revivirá décadas pasadas y descubrirá una sorpresa molesta, mientras la llegada de su hijo y su mujer, además de la ama de llaves y un rabino (heterodoxo), llevan adelante (desparejamente) un filme con sus enredos típicos, que pretende ser iconoclasta pero que jamás consigue inquietar al creyente ni a la institución religiosa, a pesar de despertar alguna sonrisa y alguna emoción legítima, no precisamente en los momentos finamente calculados para que así sea.