Es sabido, casi como verdad de Perogrullo, que segundas partes nunca fueron buenas. Estamos enfrentados a la continuación de la que fue, supuestamente, la película más taquillera de la cinematografía española en su país de origen, situación que no los deja demasiado bien parados a los españoles.
La primera contaba con el descubrimiento de Clara Lago, y la química establecida con Dani Rovira, sin sustento desde el arte de la escritura y desarrollo de personajes, conflicto y desenlace, demasiado ´previsible”, sólo con su presencia y sostenidas por las actuaciones de Karra Elejalde y Carmen Machi. En esta, la más que muy forzada secuela, lo poco que tenía la otra desaparece. No sólo hablando de la historia que quieren contar, incluyendo las diferencias y la exageración manifiesta de los arquetipo regionales españoles, que no dan resultado, no hay gracia alguna, produce vergüenza ajena.
Tan torpe es todo que hasta podría repetir los argumentos analíticos instalados para “ahora” la primera y encajan perfectamente, digamos que, realmente lo que sucede en la construcción endeble del relato podría definirse en una confusión clásica de muchos de los productos de los últimos años, confunden el argumento con el guión. El primero es el planteamiento, el segundo se constituye en el desarrollo a lo que habría que incluirle los diálogos, y en el filme que nos convoca los monólogos.
No hay nada de ningún orden que sea rescatable, ni la banda de sonido, por supuesto que el diseño de arte demuestra el apuro por producirla, bajo los efectos de la primera, ni siquiera la idea de imágenes turísticas despierta interés.
La historia nuevamente se centrará en Amaia (Clara Lago) y Rafa (Dani Rovira), que comienza con el final de la anterior. Tienen desavenencias en su relación, así que deciden romper y separarse. Él vuelve a su Sevilla natal, ella decide probar suerte y se traslada a Girona. Cuando Koldo (Karra Elejalde) se entera de que su hija Amaia se ha enamorado de un catalán llamado Pau (Berto Romero), después de romper con Rafa, el vasco entrará en cólera.
Ante tal “sacrilegio”, porque el nuevo novio además de catalán, lleva barba tipo Abraham Lincoln sin cuidar, además de ser bastante estúpido e infantil con aires de superado. Todo un combo.
Koldo convence a su ex yerno de que deben viajar a Cataluña para rescatar a Amaia de las garras de su nuevo novio catalán.
Todo demasiado previsible. ¿Estoy repitiendo algo?